El gobierno de Nicaragua acaba de remover del cargo a su embajador en La Habana, y es ya el tercer representante diplomático que el gobernante Daniel Ortega se lleva de Cuba desde el 24 de noviembre pasado.
El dictador canceló el miércoles el nombramiento de Reynaldo del Carmen Lacayo Centeno, un coronel retirado que fue designado en el puesto el pasado 7 de diciembre, informó el portal La Prensa.
Ortega dictó un acuerdo presidencial para "dejar sin efecto el nombramiento" del funcionario como embajador extraordinario y plenipotenciario de la nación centroamericana ante el gobierno cubano, sin explicar las causas de su separación del cargo, a menos de un mes de su designación.
Hasta el momento el dirigente sandinista no ha nombrado a un nuevo embajador en La Habana.
Lacayo Centeno, que años atrás fue agregado militar en México, había reemplazado a Sidhartha Francisco Marín Aráuz, quien solo se desempeñó en el puesto por 11 días.
Marín Aráuz, exasesor presidencial de Ortega, fue nombrado tres días después de que su gobierno aprobara el libre visado para los ciudadanos cubanos con el supuesto "fin de promover el intercambio comercial, el turismo y la relación familiar humanitaria".
Llegó a la capital cubana el pasado 26 de noviembre en sustitución de Luis Cabrera González, periodista argentino nacionalizado nicaragüense que fungió como embajador desde 2007, año en que Ortega regresó al poder y restableció las relaciones diplomáticas con Cuba, uno de sus principales aliados en la región.
Con este nuevo cambio, son tres los embajadores nicaragüenses que pasan por la isla en menos de dos meses.
Además de en La Habana, Nicaragua realizó movimientos en Miami. En la ciudad floridana, Ortega dejó sin efecto el nombramiento de Leyla de Jesús Cisneros Vega en el cargo de cónsul general, y en su lugar nombró a Luis Alberto Martínez Noguera, quien ya se había desempeñado en ese puesto.
Tras las elecciones efectuadas el pasado 7 de noviembre, Ortega se aseguró un cuarto periodo en su cargo. Los comicios, sin la participación de rivales políticos, incluyeron además arrestos de opositores, por lo que muchos países consideraron ilegítimos sus resultados.
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