
Vídeos relacionados:
El sacerdote cubano Alberto Reyes Pías volvió a lanzar una dura crítica al sistema político de la Isla, esta vez reflexionando sobre el peso del tiempo y el efecto devastador que ha tenido la "Revolución" sobre generaciones enteras.
En un texto titulado compartido en Facebook, aborda sin rodeos la prolongada crisis del país, el deterioro moral y material de la nación y la prueba histórica que, a su juicio, desmonta completamente el mito fundacional del castrismo.
Reyes describe la vida en Cuba como una "espiral interminable de oscuridad, miseria, libertad ausente y sueños rotos", donde el sufrimiento de décadas lleva a todos a la misma pregunta: "¿Hasta cuándo?".
El párroco camagüeyano menciona el cansancio acumulado, pero sostiene que la duración de esta pesadilla podría terminar dejando un legado: la convicción de que "nunca más sobre esta tierra" se permitirá que una ideología como la marxista vuelva a dominar el país.
Fidel, el Che y la caída de los mitos
Uno de los puntos centrales de su reflexión es el papel del tiempo como juez histórico.
Reyes alega que, si Fidel Castro hubiera muerto joven, antes de tomar el poder, muchos cubanos lo habrían convertido en un símbolo casi sagrado y atribuirían a una hipotética Revolución todas las soluciones a los males del país.
Lo más leído hoy:
Pero no ocurrió así. Castro tuvo "todo el tiempo del mundo" para demostrar su verdadera naturaleza y el alcance real de su proyecto, que él resume como la destrucción total del país "desde su economía hasta su alma".
En contraste, menciona el caso del Che Guevara, a quien califica como un "psicópata de libro", y cuyo mito sobrevivió precisamente porque murió joven, sin que la realidad pudiera contradecir su imagen heroica ante el mundo.
Los años 80: el espejismo que el tiempo desmontó
Reyes también recuerda la Cuba de los años 80, cuando el miedo a disentir era mayor que ahora, pero había comida, electricidad y estabilidad económica. Un espejismo que contribuyó a que miles de ciudadanos defendieran con fervor el sistema.
Sin embargo, sabe que "no hay mejor filtro que el tiempo", y ese filtro ya mostró que la Revolución "era una gran mentira".
El sacerdote denuncia que los líderes jamás se interesaron por la vida del pueblo, que no les tiembla la mano para reprimir y encarcelar, y que los cubanos "nos morimos de hambre y enfermedad ante sus ojos indiferentes".
Una advertencia moral y política para el futuro
En su conclusión, el Padre plantea que la prolongación del desastre podría tener un sentido histórico: el de asegurar que, cuando Cuba finalmente sea libre, nadie vuelva a permitir que el marxismo -ni cualquier sistema represivo- se instale en la Isla.
Y va más allá: aspira a que Cuba pase de haber sido un exportador del marxismo a convertirse en un ejemplo para ayudar a otras naciones a conquistar su libertad.
Reyes, una de las voces más firmes y valientes dentro de la Iglesia cubana, insiste en que el tiempo, ese mismo que el poder ha utilizado para eternizar su control, ha terminado convirtiéndose en su mayor acusador.
A continuación, CiberCuba reproduce el contenido íntegro del texto:
"He estado pensando… (139) por Alberto Reyes Pías
He estado pensando en el efecto del tiempo
Pasan los días, los meses, los años, y el tiempo implacable nos sumerge sin pausa en una espiral aparentemente interminable. Una espiral hecha de oscuridad, de miseria, de dificultad continua, de libertad ausente y sueños rotos. Y nos hundimos sin poder evitar que resuene la pregunta de siempre: "¿Hasta cuándo?, ¿hasta cuándo?, ¿hasta cuándo…?".
Ha sido muy largo: largo el sufrimiento, larga la destrucción, largo el cansancio. Y sin embargo, la excesiva duración de esta pesadilla puede que nos deje una gran bendición: la bendición del "nunca más sobre esta tierra".
Porque no hay mejor filtro que el tiempo.
Si Fidel Castro hubiese muerto en la Sierra Maestra, y con él hubiese muerto la idea de la "Revolución cubana", muy probablemente habríamos salido de la dictadura de Batista y hubiésemos restaurado la democracia, pero Fidel habría quedado en nuestra mente como la gran promesa de una Cuba mejor. Hoy lo veneraríamos, lo tendríamos por poco menos que un santo. Y ante cada problema social, ante cada injusticia, ante cada atisbo de miseria, hubiésemos movido la cabeza diciendo: "Si Fidel no hubiese muerto, esto no habría pasado", "si Fidel hubiese triunfado, este país sería una maravilla".
"Pero no fue así, y Fidel tuvo todo el tiempo del mundo para demostrar que tenía alma de dictador y que su proyecto sólo lograría destruir hasta los cimientos a su propio país, desde su economía hasta su alma.
Fue diferente con el Che Guevara, que tuvo la suerte de morir joven, y aunque basta un mínimo de lectura de sus propios escritos para entender que era un psicópata de libro, el hecho de que no haya tenido tiempo de demostrarlo un poco más lo convirtió en un mito, a tal punto que lo enarbolan como bandera incluso aquellos a los que el Che hubiese mandado a campos de concentración si estuviese vivo.
En los años 80 la libertad era un espejismo, teníamos mucho más miedo que ahora, disentir tenía muchas más consecuencias que ahora, pero había comida, había electricidad, la inflación no era un problema… y las plazas se llenaban a reventar, y muchos ciudadanos de a pie defendían a muerte esta "Revolución", y se prestaban gustosos a los actos de repudio. Eran los años en los que no nos importaba que nuestros hijos gritaran a pleno pulmón: "¡Pioneros por el comunismo…!", eran los años en los que exportar el modelo de la Revolución cubana era un orgullo.
Pero no hay mejor filtro que el tiempo, y el tiempo ha hablado, y ha demostrado que la "Revolución" era una gran mentira, que la vida de este pueblo nunca le importó a ninguno de nuestros líderes, que no les tiembla la mano para reprimir y encarcelar, que nos morimos de hambre y enfermedad ante sus ojos indiferentes.
Por eso, tal vez el hecho de que este proceso sea tan largo tiene un sentido: el que, cuando seamos libres, nunca más vuelva a existir la ideología marxista sobre esta tierra, y que pasemos de ser el promotor del marxismo en el mundo, a ser la mano que, desde su experiencia, lleve a otras naciones a su libertad", concluye.
Preguntas frecuentes sobre las críticas del sacerdote Alberto Reyes al régimen cubano
¿Cuál es la principal crítica del sacerdote Alberto Reyes hacia la Revolución cubana?
Alberto Reyes critica que la Revolución cubana ha sido una gran mentira que resultó en la destrucción del país tanto en lo económico como en lo moral. Según Reyes, el tiempo ha demostrado que el régimen solo ha traído oscuridad y miseria a la isla.
¿Qué papel atribuye Reyes al tiempo en el contexto de la Revolución cubana?
Reyes considera que el tiempo ha servido como el mejor juez de la Revolución cubana, demostrando que el proyecto castrista no cumplió sus promesas y solo ha generado sufrimiento. Destaca que el tiempo ha permitido desmitificar figuras como Fidel Castro y el Che Guevara.
¿Qué legado espera dejar el régimen cubano según el sacerdote Alberto Reyes?
Reyes espera que el legado del régimen sea la convicción de que nunca más se permitirá un sistema marxista en Cuba. Considera que el sufrimiento prolongado podría servir como advertencia para evitar que ideologías similares vuelvan a dominar la isla en el futuro.
¿Cómo describe el sacerdote Reyes la situación actual en Cuba?
Reyes describe a Cuba como una isla sumida en miseria, represión y falta de libertad. Critica la indiferencia del régimen ante el sufrimiento del pueblo y señala que las condiciones de vida han llevado a los cubanos a normalizar incluso la muerte.
Archivado en: