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"Ahora es casi un honor ser gay en Cuba"

"Los países que permiten el matrimonio igualitario no enseñan a ser gay, sino a respetar a quienes tienen una orientación sexual diferente", explica Christian, un cubano felizmente casado con un brasileño.

La bandera arcoiris, ondeando en Mi Cayito, en La Habana. © CiberCuba.
La bandera arcoiris, ondeando en Mi Cayito, en La Habana. Foto © CiberCuba.

Este artículo es de hace 5 años

Cuando hace más de 15 años a Christian lo asaltaron de madrugada con un arma blanca en Centro Habana, su familia y vecinos pensaron que “le había pasado por maricón".

Aunque hoy está felizmente casado con un brasileño, ha recorrido medio mundo y no vive en Cuba, este joven no ha dejado de sorprenderse porque "todavía haya gente en Cuba que pueda pensar que la homosexualidad es una enfermedad contagiosa o un delito".

"Los países que permiten el matrimonio igualitario no enseñan a ser gay, sino a respetar a quienes tienen una orientación sexual diferente. Creo que si Cuba lo aprobara nos convertiríamos en una sociedad más justa", afirma.

Por otra parte, Camilo, de 45 años, considera que "este tema está en el centro del debate público porque por primera vez se podrían legitimar algunos de los actores 'no convencionales' que existen en nuestra sociedad. No obstante, el asunto va más allá del matrimonio. Se trata de reconocer iguales derechos legales".

El matrimonio entre personas de un mismo sexo en Cuba, tal como está tratándose de hacer ahora y como ha defendido la parlamentaria Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual, debe incluirse en las leyes ya existentes para que sea "más expedito".

En palabras del agricultor Antonio, esta decisión "ha llegado tan lejos porque está siendo impuesta por una hija de Raúl Castro. Los gays deberían poder casarse, pero también los cubanos deberíamos resolver problemas más urgentes que tenemos con los salarios, la comida, la producción, etc.".

Así lo reafirma el cuentapropista Luis Ernesto: "Creo que están intentando desviar la atención del hecho de que hace falta más que un matrimonio igualitario para tener el país que queremos, de que hay muchos otros derechos que merecemos tener o mejorar".

Desde julio pasado varias iglesias cristianas han protestado contra la propuesta, alegando que el matrimonio "es exclusivamente la unión de un hombre y una mujer" y que la llamada ideología de género no tiene que ver con la cultura ni con la historia cubanas y tampoco con el "ser comunista".

Los entendidos en el tema plantean que dentro del Consejo de Iglesias de Cuba sobresale el conservadurismo. Solo la cristiana Iglesia de la Comunidad Metropolitana, apoyada por la misma Mariela Castro, promueve la inclusión de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.

Las iglesias evangélicas, por otro lado, han querido marchar por las calles en defensa de "la familia tradicional", pero no han obtenido el permiso de las autoridades cubanas.

Asimismo los metodistas, defensores de "la familia que Dios creó", se han amparado en el lema "Estoy a favor del diseño original". "Cada persona define lo que es bueno y malo para sí misma, pero lo que define Dios es divino para nosotros", argumenta Evarista, de 84 años.

Sin embargo, se pregunta el homosexual Jorge, "¿con qué moral reclama la Iglesia, que ha estado involucrada en muchísimos escándalos? No está bien que nos impongan qué podemos hacer y qué no. La ley debe velar por el bienestar de cada persona".

La economista Yanelys coincide con que la Constitución "debe escucharnos a todos. Considero que no se aprobará el matrimonio gay, a pesar de que es bueno que las minorías sexuales no sean discriminadas como lo fueron ya en este país.

"El gobierno cubano siempre ha sido homofóbico y eso no puede borrarse de la noche a la mañana. Cambiar las leyes es lo fácil. Lo complicado está en querer borrar una tradición patriarcal e injusticias que no desaparecen ni con un lavado de cerebro", añade la habanera de 40 años.

"No se han detenido a pensar los problemas que traería en el futuro la autorización de los matrimonios y las familias 'contranatura'. Son ideas que provienen del 'imperialismo cultural' y que se relacionan con el llamado 'neomarxismo', que se centra en apoyar a minorías en conflicto para lograr un respaldo popular grande", explica el profesor preuniversitario Arsenio.

A tenor con Amada, una mujer de 56 años, "estamos llegando a un punto en que los discriminados somos los heterosexuales. Lo más importante no está en que se casen los gays o no, sino en que puedan hacer familias. Yo no logro imaginar que puedan adoptar niños. ¿Qué estará viendo esa criatura desde pequeña?

"Mi nieto de cinco años iba conmigo de la mano hace poco y vio a dos hombres besándose en el medio del Vedado. Tuve que decirle que estaban filmando una película y así fue como más o menos entendió lo que veía", dice.

Sin embargo, a Rainer lo cría un tío gay desde que tiene cuatro años y él es heterosexual. "La educación empieza en la casa. Vivir con un homosexual no determina nuestra orientación".

"No hay por qué limitar la libertad individual de nadie, sino establecer claramente derechos y deberes. Aceptar la unión legal entre personas de un mismo sexo nos colocaría entre la vanguardia mundial que apuesta por la diversidad sexual. Lo triste es que venga a hablarse de esto ahora solo porque es políticamente conveniente", agrega.

Actualmente unos 26 países permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo.

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