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Messi y el futbolinho

Las declaraciones anti-Messi de Pelé no han podido recibir peores mazazos en el campo.

Insuperable. © FC Barcelona/Twitter.
Insuperable. Foto © FC Barcelona/Twitter.

Este artículo es de hace 5 años

Cuando Pelé dejó de comportarse como O Rei para emprenderla a disparates contra Messi (una sola pierninha, nada de cabecinha), quedó claro que en los cielos del fútbol se avecinan elecciones generales.

A fin de cuentas, Edson Arantes do Nascimento no iba a reparar –por muy grandes que fueran- en Zidane, Romario, Cruyff, Iniesta... Ni siquiera en Cristiano Ronaldo. Sabe Pelé que aquellos no le hacen competencia, y los ignora. Desde que él escribió su leyenda de dos décadas, tan solo Maradona había estado cerca de su trono, y por ende tan solo Maradona había sido capaz de preocuparlo.

Sin embargo, este Messi de una sola pierninha lo inquietó sobremanera, hasta el punto de vestirlo de bufón. O Rei habló sandeces. Desbarró como pudo, hizo reír a algunos, despertó lástima y vergüenza en los demás. No cabía esperar semejantes ataques de celos de Su Majestad.

Plebeyo respetuoso, Messi no dijo nada. O sí, pero no con la boca. Messi optó por hablar sobre el pasto, que es su tribuna favorita, y apeló a un viejo discurso que ya lleva más de diez años pronunciando. Se limitó a hablar con el cuerpo, como siempre, y algo dijo de goles, de asistencias y de magia.

La más reciente alocución tuvo lugar contra el Levante. Un pase más de Jano bifronte que de un hombre, una definición perfecta –¡y de derecha!- tras llevar la pelota cosida al borceguí por treinta metros, dos remates de izquierda que acabaron en el fondo de las redes, un nuevo obsequio para el gol de un compañero... Si el partido lo hubiera firmado cualquier otro jugador, ya tendría a los laboratorios antidoping en su cuarto. Pero aquí ya es costumbre.

Si algo sé en esta historia es que a Messi no lo desveló la divertida ocurrencia de Pelé. Total, a los mayores se les debe respetar, y hay que entender que el Padre Tiempo gusta de abrumarnos la cabeza cuando ve aflorar las canas. Por lo demás, Pelé debiera acostumbrarse a la idea de abrirle espacio al rosarino en el panteón. Es más: tal vez podría, aunque no esté de moda en estos tiempos de soberbias infantiles, ensayar una breve reverencia.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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