Eduardo es cubano tiene 31 años, vive en Miami desde hace tres, y denuncia que en Montequín, su barrio de Pinar del Río, no hay agua desde hace al menos dos décadas.
Él guarda recuerdos de niño de cuando el servicio público de agua llegaba con normalidad a las pilas de su casa. "Incluso podía regar las plantas" de su madre, cuenta a CiberCuba.
Pero en cuanto cumplió 8 años comenzaron los problemas. "Ya no llegaba el agua a las tuberías. Recuerdo que mi padre rompió su bicicleta por cargar agua en ella. Teníamos que viajar con una carretilla y un tanque hasta 2 km para cargar agua en el hospital Abel Santamaría. Recuerdo ver a los ancianos de mi barrio cargar agua desde lugares tan lejanos como éste".
Veinte años después, la madre de Eduardo tiene discos herniados en la columna vertebral. "No dudo que tenga que ver con esto también", dice este cubano.
La única solución que dio el Estado a los vecinos de Montequín fue eliminar el cobro de la factura del agua que no reciben, aunque eso no es lo que los lugareños quieren. Ellos preferirían tener ese gasto, pero también que les restablecieran el servicio público de agua potable.
A raíz de la escasez de agua "comenzaron las largas reuniones del CDR. Llegaban cinco y seis carros llenos de personas del Gobierno y terminaban la reunión con aplausos y la frase que todos conocemos: 'Esto se va a resolver'".
Pero no se resolvió y los vecinos perdieron la confianza en los Comités de Defensa de la Revolución. "Cero guardias del CDR. Cero trabajo voluntario", pero lo peor es que se apagó el amor entre la gente del barrio. El que necesita limpiar el frente de su casa, lo hace solo o tiene que pagar para que se lo hagan, cuenta este joven emigrante cubano desde Miami.
Un día, Eduardo y su padre llamaron a la televisión local (Tele Pinar) para que fueran a hacer un reportaje en el barrio. Los periodistas llegaron, hicieron unas grabaciones y cuando lo lanzaron al aire no sacaron ni una cuarta parte de lo que pasaba en Montequín, añade.
"Hoy cuando alguna persona consigue una pipa de agua, quieren botar al chofer de su trabajo por llevar el preciado líquido a Montequín", se queja.
En opinión de Eduardo, hace falta que los periodistas vayan al barrio para que se sepa lo que está ocurriendo allí.
Pero Montequín no es la única zona de Pinar del Río a la que no llega el agua potable. En Camino de los Carretones contaban con la promesa de las autoridades del Partido Comunista en la provincia de que verían el agua potable manar de las pilas de sus casas para celebrar el 26 de julio de 2017 y en octubre de ese año nadie les había explicado por qué seguían sin agua. No sabemos si a día de hoy la situación está resuelta.
Pasa lo mismo en Florencia, Ciego de Ávila, donde los vecinos se abastecen con pipas que pasan cada 7 u 8 días y en tiempos de sequía, hasta en 20. El pueblo, a finales de 2017, carecía de un sistema de acuerducto.
La situación se repite en Villa Clara. Los vecinos de un barrio del centro de Santa Clara, ubicado entre las calles Martí y Julio Jover, llevan diez años sin agua corriente en sus casas.
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