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“Nadie puede obligarnos a perder el tiempo para cambiar el carnet de identidad”

Desde que inició el proceso de actualización del documento de identidad, en octubre de 2014, las autoridades del Ministerio del Interior, a cargo del cambio, han justificado la lentitud del proceso con fallas del sistema.

Nuevo carnet de identidad en Cuba. © Venceremos.
Nuevo carnet de identidad en Cuba. Foto © Venceremos.

Este artículo es de hace 5 años

A Ariel no lo dejaron apuntarse en la lista de espera de la terminal de ómnibus de su municipio porque no traía “el carnet nuevo” y con “el antiguo” no podían registrarlo. Por más que hizo para aclarar que todavía es válido portar cualquier documento de identidad (sea el viejo librito o el plasticado) mientras en él puedan verse con claridad sus datos, nada logró.

Sin embargo, cuenta este bayamés, de 38 años, que aunque ocurran este tipo de arbitrariedades, el verdadero problema está en que para tener el nuevo formato hay que hacer colas que duran el día entero. "Yo no puedo darme el lujo de faltar al trabajo para que me tiren foto, me cojan las huellas dactilares y me den después un pedazo de plástico. Era para que ese trámite uno pudiera hacerlo en un ratico", se queja.

“Desde hace rato se dijo que no era cuestión de vida o muerte cambiar el carnet, sino que el formato más reciente se hacía porque era más perdurable y seguro. Si todos los soportes siguen sirviendo yo ni me molestaré en pasar por las oficinas para hacerme el nuevo. Allí se hacen muchas gestiones a la vez y el personal no da abasto. Hay demasiada gente solicitando pasaportes o prorrogándolos, por ejemplo”, explica.

Sin dudas, el disgusto y el agotamiento físico y mental que provocan los largos tiempos de espera en las oficinas del Carnet de Identidad y Registro de Población han hecho que muchos cubanos ni siquiera intenten cambiar el carnet.

De acuerdo con el informático Daniel, “es que eso es parte de nuestra realidad cotidiana. Dondequiera que vas encuentras un trámite demorado, un exceso de papeleo y la profunda ineficiencia de la mayoría de los funcionarios. Ya de nada sirve ni reclamar. Por lo menos yo he aprendido a resignarme".

“Los mayores de 16 años sabemos que debemos poseer, portar y mostrar este documento, que es personal e intransferible y, en tanto no esté deteriorado, nadie puede obligarnos a ir a perder el tiempo para cambiarlo”, asegura este habanero de 29 años.

En más de una ocasión, desde que inició el proceso de actualización del documento de identidad, en octubre de 2014, las autoridades del Ministerio del Interior, a cargo del cambio, han justificado la lentitud del proceso con fallas del sistema, que han provocado numerosas interrupciones.

Vale destacar que la zona oriental del país ha quedado rezagada en dicha renovación. Cuando ya el 20% de la población de La Habana tenía el nuevo carnet, solo el 4% del oriente cubano se sumaba al cambio.

Desde la óptica de la matancera Maritza, de 52 años, “al cubano le falta conocer sus derechos. Nunca debemos quedar desprovistos del documento de identificación individual más importante que tenemos y nos lo piden en el guardabolsos de una tienda y en la recepción de un centro de trabajo que uno visita a cambio del pase de entrada".

“Yo tengo mi carnet nuevo gracias a que conozco a una de las que lo hace y ella me coló sin tener que esperar ni cinco minutos y luego yo le llevé un 'regalito' a su casa. Así funciona todo aquí. Cuesta 25 pesos cubanos hacérselo, pero las colas que tiene que hacer la mayoría de la gente valen un millón de pesos".

“Mi hermano ha tenido que solicitar varias veces el susodicho documento por múltiples razones: robo, errores, etc. Cada vez que le han puesto un dato mal, ha tenido él que llevar su inscripción de nacimiento y esperar no menos de 20 días para que se la den y después ir en una semana o dos para que le den el carnet rectificado”, indica apenada.

Según lo que comenta un tunero a través de un correo electrónico, en su provincia se pide el carné de identidad para “mil cosas” no autorizadas. “Es preocupante el estado en que salen los nuevos carnets. Nos ponen nuevos nombres de calles y repartos en las direcciones del nuevo documento porque los han cambiado veinte veces y ni nos hemos enterado. Seguimos llamando a nuestra calle como la conocemos desde que nacimos, pero para las autoridades se denomina de otra forma".

“Igualmente, el mío tiene una foto mía en la que ni yo mismo me reconozco y los datos que aparecen por detrás son demasiado pequeños, casi ilegibles. Cada vez que voy a un banco los operadores tienen que estar media hora intentando leer qué dice el carnet por detrás. Lo que más me preocupa es que un día quieran ‘pasarme la cuenta’ y mandarme a hacer el carnet de nuevo, por errores que cometen los trabajadores del gobierno.

“¿Quién entiende que las propias divisiones político-administrativas dicen que vivo en el municipio de Las Tunas, pero los del carnet me discuten que es Tunas porque eso es lo que está en la computadora? Es absurdo que le planteen a una persona que no se puede cambiar un dato erróneo porque una máquina digital lo dice. Somos demasiado esquemáticos y desordenados, por eso reina el caos en las instituciones que prestan servicios a la población”, agrega.

En 1971 se realizó el primer registro de Población en Cuba y en 1974 se entregó el primer carné de identidad en forma de 'librito' que hoy conservan algunas personas y que se mantiene vigente.

Más adelante, en 1992, se comenzaron a digitalizar las huellas de todos los que cumplían 16 años de edad, y en 1998 se produjo el paso del 'librito' al carné tipo tarjeta, que tiene cobertura plástica y mayores elementos de seguridad. No obstante, no fue hasta 2007 que se logró la existencia de un sistema de impresiones dactilares automatizadas.

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