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Cuentos de La Habana

El tardocastrismo sigue generando una gran bolsa de pobreza estructural, donde se amontonan la frustración, la picaresca, la rabia y el miedo; hasta un día.

Calles de La Habana © CiberCuba
Calles de La Habana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

La Habana semeja un enorme grafiti donde el paseante puede enterarse que el futuro pertenece por entero al socialismo, que la pobreza pasa, pero la deshonra no y que alguien vende su casa, otro vende tamales y un tercero, limpiabotas, ofrece trabajo de teñiduras para blancos.

Como banda sonora de tantos grafitis suenan las voces de incontables pregoneros ofreciendo las ediciones diarias de los periódicos estatales, CDs y DVDs grabados en casas con la música y películas de moda, ajos, caramelos, percheros, galletas, palitroques y un diccionario de pseudónimos para avisar que tienen carne de res a la venta.

María Rojo, CDR (Carne De Res), La prohibida, Tauro con zodiaco (filetes y picadillo), Rojitas, el cantante de Adalberto y otras piruetas verbales sirven a los arriesgados vendedores a anunciar su ansiado género, que nunca llevan encima pata protegerse de policíaas y delatores. Suelen tener la mercancía refrigerada en diferentes sitios y, una vez son interceptados por posibles compradores, cierran el precio que suele oscilar entre 11 y 8 CUCs el kilogramo, según tipo y calidad y luego o al día siguiente vuelven con el encargo y cobran.

“No es el método habitual –reconoce un conocedor del dinámico mercado negro cubano- porque entraña peligro, pero algunos lo hacen porque empiezan en el negocio o porque quieren ampliar la clientela; pero lo habitual es el boca a boca discreto o que un vendedor de palitroques o palitos de tender, ya en confianza, avise al comprador que también tiene carne de res”.

Kholy, Nuevo Vedado, Siboney y las zonas turísticas son los sitios de mayor demanda de la carne de res y de mercancías en general; pero también suelen ser zonas muy vigiladas por la policía, que se mueve entre la represión y la insinuación de hacer vista gorda a cambio de pago en metálico o especie, según el día y la hora en que pille al infractor.

“Aquí todos somos pobres, incluidos los policías, y los “luchadores” juegan con esa ventaja, pero siempre en el filo de la navaja porque hay épocas en que ni los policías se atreven a pasar por alto las ilegalidades, aunque algunos tienen la decencia de avisar que esto se va a poner malo”, afirma un ex vendedor callejero que ahora solo actúa por encargo, tras crearse una red de clientes estables que ofrecen y exigen total discreción.

Algunos economistas cubanos, incluidos próximos al gobierno, reconocen que la escasez y la falta de una adecuada red de servicios propician el gran bazar que es la isla con particular incidencia en La Habana porque se mueve una mayor masa monetaria, pero donde también los precios son más altos que en el resto del país.

El problema que tienen los negocios “por la izquierda” es su dependencia directa de la economía estatal, de las visitas familiares de emigrados y de sus remesas periódicas. El estado cubano es el principal suministrador de alimentos y artículos robados, que luego otros revenden en el mercado negro y vuelta a empezar. Si la economía del estado se frena, disminuye el caudal disponible para robar y vender.

Con las visitas de emigrados y sus remesas ocurre lo mismo, en caso de que disminuyan, se genera una disminución del ritmo de compra, aunque hay clientes estables que –una vez solucionada las carencias arquitectónicas y de mantenimiento de sus viviendas- suelen gastar una cantidad fija en alimentos y algunos artículos porque, en su mayoría, son personas mayores con hijos en el extranjero.

El gobierno cubano conoce al detalle la cifra de masa monetaria anual que circula en Cuba y qué parte corresponde a la actividad ilegal o tolerada, fruto de las propias contradicciones de un Estado comunista cuyo objetivo económico es la satisfacción de las necesidades crecientes de la población, según reza la biblia del comunismo, pero incapaz de garantizar la estabilidad en la producción de malanga o boniato.

Los regímenes comunistas de Europa del Este no cayeron por planes de la CIA ni la presión militar de la OTAN, sino fruto de sus propias contradicciones y Cuba es hoy una de las naciones más contradictorias del planeta porque conjuga un discurso humanitario de bondad y solidaridad comunistas con un despiadado mercado capitalista de Estado, donde rige la ley de la selva y el gobierno tolera la dinámica de los jodedores, sabiendo –de antemano- cuánto de ese dinero acabará en sus arcas.

Los luchadores no paran de inventar, la policía vigila a medias, el Estado siempre cobra y los buhoneros andan La Habana pregonando todo cuanto es posible vender y comprar en esa isla de corcho tan cerca de Wall Street y tan lejos de Liberman.

Con esta dinámica y el raquítico crecimiento de la economía, el tardocastrismo sigue generando una gran bolsa de pobreza estructural, donde se amontonan la frustración, la picaresca, la rabia y el miedo; hasta un día.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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