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Cubanos mirando al barco, mientras el gobierno coló informe de avionazo

La maniobra de distracción orquestada por el gobierno refleja su relatividad moral y su incomodidad con una irresponsabilidad que lo retrata como administración ineficaz e insolidaria.

Accidente aéreo en Cuba dejó más de 100 muertos © Cubadebate
Accidente aéreo en Cuba dejó más de 100 muertos Foto © Cubadebate

Este artículo es de hace 4 años

El gobierno aprovechó el desconcierto creado en el “pueblo sabio” la coyuntura temporal que aguarda a los empobrecidos cubanos para publicar el informe final sobre el accidente del Boeing 737 hace más de un año en Boyeros y meter en la cárcel al periodista Roberto Quiñones Haces, solo un día después de que una delegación de la Unión Europea despegara de La Habana.

A la espera de conocer la opinión de expertos aeronáuticos sobre la tragedia que mató a más de cien cubanos en mayo de 2018, la maniobra de distracción orquestada por el gobierno refleja su relatividad moral y su incomodidad con una irresponsabilidad que lo retrata como administración ineficaz e insolidaria.

Ningún dinero del mundo puede pagar una vida humana ni mitigar el dolor de sus familiares, pero ello no exonera a los responsables políticos y administrativos del cumplimiento de sus obligaciones; sobre todo, cuando están prefijadas por contratos y seguros específicos por la naturaleza de la transportación aérea y sus riesgos inherentes que –en el caso de Cuba- suelen estar reasegurados en compañías extranjeras.

En este caso, al ser el avión siniestrado propiedad de una aerolínea extranjera, deberá tener sus propios seguros general y específicos, aunque informes provenientes de México no hablan muy bien de las condiciones de operatividad de Global Air.

También resulta, cuando menos extraño, el bajo perfil que ha mantenido el fabricante de la aeronave, Boeing, sobre el siniestro; en el que no tiene responsabilidad alguna, pero sí le atañe por ser unos de sus aviones más vendidos y usados.

El gobierno cubano está actuando como las malas compañías de seguro que, a la hora de contratar, ofrecen el paraíso al cliente; pero a la hora de pagar, convierten el dolor en tragedia y la tragedia en agonía. Esa igualación amoral a técnicas del capitalismo contemporáneo refleja fielmente la contradicción insalvable entre un pueblo ¿sabio?, sufrido y noble y un gobierno mediocre de moral flexible, aunque cacaree lo contrario.

Al menos en el capitalismo inhumano, víctimas y familiares cuentan con el consuelo de un resarcimiento económico, acorde con las condiciones de contratación vigente; en el caso del insolvente gobierno cubano, autoproclamado socialista y toda esa retahíla de sandeces, las victimas saben que les tocó perder de principio a fin.

El castrismo acumula larga experiencia en rebajar las expectativas materiales de las personas hasta conseguir que un pan tostado con mantequilla sea considerado artículo de lujo.

La anunciada compra de tres aviones ATR 72-600, una aeronave segura y versátil, abre una ventanilla a la esperanza de que Cubana de Aviación retorne a la senda que nunca debió perder, pero habrá que seguir de cerca el mantenimiento y la explotación adecuada de los equipos.

Cuba tiene pilotos y técnicos capaces de explotar cualquier aeronave y, en el caso del ATR, cuenta con personal especializado que consiguió en Aerocaribbean volar con ellos hasta destinos como Caracas y Managua, pero lo que no pueden hacer esos hombres es poner el dinero necesario para la óptima conservación de las aeronaves.

En paralelo al informe del avionazo, Cuba encarceló al periodista Roberto Quiñones Haces, condenado previamente por un tribunal de Guantánamo a un año de cárcel. Una medida excesiva y sin sentido, salvo intentar amedrentar a la prensa independiente ante la coyuntura que ya llegó, tras meses de maniobras y distracciones.

El daño que ocasiona Estados Unidos con su agresividad hacia el gobierno cubano está más que tasado; lo que no sabemos cuánto es el daño que ocasiona a Cuba la incapacidad de su gobierno para promover democracia plural y eliminar la dependencia económica de Venezuela y de la agredida emigración.

Díaz-Canel contó que yendo “de casa a palacio” notó que las paradas de guaguas estaban más congestionadas que en días anteriores, al menos asume que lleva la penitencia en su pecaminoso Mercedes Benz E en ese paraíso de pobreza que gobierna. La incógnita radica en averiguar que notará cuando deba ir de palacio a casa, en guagua o incluso caminando.

La tardanza en publicar el informe final sobre el accidente aéreo y el oportunismo de su publicación en medio de la angustia colectiva, es otro síntoma de la disfuncionalidad cubana, de ese Estado fallido que machaca a los humildes ansiosos por la llegada de Manuelita Sáenz, la libertadora del Libertador.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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