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El castrismo como máquina de moler carne dirigente

Si Fidel Castro no se hubiera enfermado, habría seguido al frente de la dictadura más prolongada en América Latina, Raúl Castro seguiría siendo “el compañero Ministro” (de las FAR) y no sabemos a dónde habría ido a parar Díaz-Canel como consecuencia de tan nefasta “política de cuadros”.

Sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional en Cuba © Cubadebate / Irene Pérez
Sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional en Cuba Foto © Cubadebate / Irene Pérez

Este artículo es de hace 4 años

El castrismo, además de reprimir con contundencia a sus opositores, atesora una dilatada experiencia como trapiche de cuadros revolucionarios –especialmente jóvenes– que nunca llegaron a colmar las exigencias de Fidel y Raúl Castro Ruz, principales responsables de los aciertos, desaciertos y desastre cubanos.

Tras la reciente designación de Miguel Díaz-Canel Bermúdez como Presidente de la República, Granma hizo un flaco favor a Raúl Castro Ruz recordando, con omisiones notables, unas palabras suyas de abril de 2018, en la que –fiel al estilo castrista de vulnerar la ley cuando convenga a sus intereses– el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, recomendó que el nuevo mandatario prolongara su mandato, bajo determinadas condiciones.

También en abril, pero de 2011, Raúl Castro reconoció: "Hoy afrontamos las consecuencias de no contar con una reserva de sustitutos debidamente preparados con suficiente experiencia y madurez para asumir las nuevas y complejas tareas de dirección en el Partido, el Estado y el Gobierno".

Por tanto, si Fidel Castro no se hubiera enfermado, habría seguido al frente de la dictadura más prolongada en América Latina, Raúl Castro seguiría siendo “el compañero Ministro” (de las FAR) y no sabemos a dónde habría ido a parar Díaz-Canel como consecuencia de tan nefasta “política de cuadros”, que ahora se intenta enjugar con las letanías habituales de lealtad incondicional al comandante en jefe y el regocijo por haber acertado con la elección del heredero.

Pero vayamos a los números. Desde 1965 hasta 2011 –en el sexto congreso de la organización– se mantienen invariablemente como Primer y Segundo Secretarios, Fidel y Raúl Castro Ruz. Y no es hasta 1985, en el tercer congreso partidista, que ingresa al Buró Político un cubano que no haya sido un “histórico” de la revolución, Roberto Veiga Menéndez, que ocupaba el cargo de Secretario General de la CTC.

En 1991, en el cuarto congreso, se produce el ingreso al máximo órgano de poder en Cuba de 15 nuevos miembros: Carlos Aldana Escalante, Concepción Campa Huergo, María de los Ángeles García, Yadira García Vera, Alfredo Hondal González, Alfredo Jordán Morales (fallecido), Carlos Lage Dávila, Esteban Lazo Hernández, Jorge Lezcano Pérez, Cándido Palmero Hernández, Abel Prieto Jiménez, Julián Rizo Álvarez, Roberto Robaina, Pedro Ross Leal y Nelson Torres Pérez.

Como el quinto congreso se aplazó a 1997 por la crisis económica, en ese año, se producen nuevas incorporaciones, alternando “históricos” con jóvenes dirigentes y una notable militarización del Buró Político: Ricardo Alarcón de Quesada, Ulises Rosales del Toro, José Ramón Balaguer Cabrera, Julio Casas Regueiro, Leopoldo Cintra Frías, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Pedro Sáez Montejo, Jorge Luis Sierra Cruz, Misael Enamorado Dager, Ramón Espinosa Martín, Salvador Valdés Mesa y Álvaro López Miera.

Del joven cuarteto formado por Díaz-Canel, Sáez Montejo, Sierra Cruz y Enamorado Dager, solo sobrevivió el primero.

En 2011, en el sexto cónclave comunista, entran al Buró Político: Mercedes López Acea, Bruno Rodríguez Parrilla (diciembre 2012), y Marino Alberto Murillo Jorge; al tiempo que se rescata el Secretariado, que integran –mayoritariamente– burócratas cercanos a Machado Ventura.

El último congreso partidista (2016) ha incorporado al Buró Político a Roberto Morales Ojeda, Ulises Guilarte de Nacimiento, Teresa Amarelle Boué, Miriam Nicado García y Marta Ayala Ávila.

En el Estado ha ocurrido un fenómeno similar. Fidel Castro acaparó las máximas responsabilidades desde 1976 hasta 2006 (seis legislaturas), cuando enfermó, y Raúl Castro se mantuvo como Primer Vicepresidente en igual período y luego ascendió a Presidente desde julio de 2006 hasta 2018, en sus primeros dos años de manera interina.

En el gobierno se ha reproducido el esquema de poder partidista y estatal. Fidel Castro asume el cargo de Primer Ministro en febrero de 1959 y lo conserva hasta 2016, aunque en 1976 cambia oficialmente la denominación del cargo por la de Presidente del Consejo de Ministros, copiando a la entonces URSS.

El 24 de marzo de 1962, Raúl Castro Ruz es designado como Viceprimer Ministro, cargo que conserva hasta 2016, aunque en 1972 es renombrado Primer Viceprimer Ministros para jerarquizarlo ante seis nuevos vicepresidentes por áreas de aquel gobierno. En 1976, con la llamada institucionalización, se eliminan los viceprimeros ministros sectoriales y asumen ese cargo nuevos dirigentes, que se suman a algunos de los anteriores ratificados.

Desde 1982 hasta la actualidad, han seguido desfilando nombres nuevos como vicepresidentes del Consejo de Ministros: Antonio Rodríguez Maurell, Adolfo Díaz Suárez, Jaime Crombet, José Luis Rodríguez, Otto Rivero, Roberto Morales Ojeda e Inés María Chapman Waught. Y antes de que acabe el año, se conocerá un nuevo gobierno que recuperará el cargo de Primer Ministro.

Para no aburrir al lector con más nombres, omitiré a los ministros que han pasado por los diferentes ministerios desde 1959 hasta la fecha, pero –a modo de recordatorio– citaré los casos más sonados de truenes.

En el primer año de la revolución son destituidos: Elena Mederos (Bienestar Social); Raúl Chibas (Hacienda); Humberto Sorí Marín (Agricultura); Manuel Ray (Construcción), Felipe Pazos (Banco Nacional) y Roberto Agramonte (Relaciones Exteriores).

Posteriormente, caen Rufo López Fresquet (Hacienda, 1960), Enrique Oltuski (Comunicaciones, 1960), Raquel Pérez González (Bienestar Social, 1961), Augusto Martínez Sánchez (Trabajo, 1964).

Orlando Borrego, que pronosticó el no cumplimiento de los 10 millones de toneladas de azúcar, cargó con el muerto y fue cesado en 1968, José Llanusa Gobel (Educación) y Manuel Luzardo (Comercio Interior) caen en 1970. Marcelo Fernández Font (Comercio Exterior, 1980), Humberto Pérez González y José Luis Padrón (INTUR), y Roberto Ogando Zas (Industria Ligera) caen en 1986. Luis Orlando “Landy” Domínguez (Aviación, 1987), Raúl Cabrera (Construcción, 1987), José López Moreno (JUCEPLAN, 1988).

En 1989 son destituidos: José Abrantes Fernández (Interior), Diocles Torralba (Transporte) y Levy Farah Balmaseda (Construcción); todos vinculados a las Causas 1 y 2 de ese año. En el caso de Abrantes, varios miembros del MININT - abocado a la ocupación por parte de jefes y oficiales de las FAR- cuestionaron porque no se tomaba igual medida con el entonces titular del ejército, Raúl Castro Ruz, con subordinados supuestamente involucrados en el tráfico de drogas y la traición a la patria.

Pero los truenes no paran en ese año saturniano. Marcos Lage Coello (Sideromecánica, 1990), Nelson Torres Pérez (Azúcar, 1997), Osmany Cienfuegos (Turismo, 1999), Ibrahím Ferradaz (Turismo, 2004), Ignacio González Plana (Comunicaciones, 2005), Roberto Díaz Sotolongo (Justicia, 2007), Roberto Robaina González (Exteriores 1999), Felipe Pérez Roque (Exteriores, 2009), Alejandro Roca (Alimentaria, 2009), Yadira García Vera (Básica, 2010), Rogelio Acevedo González (Aviación, 2010), Jorge Luis Sierra Cruz (Transporte, 2010), Rafael Bernal Alemany (Cultura, 2014), Julián González Toledo (Cultura, 2016).

Carlos Lage Dávila, que ocupó el cargo de Secretario Ejecutivo del Consejo de Ministros desde 1986, equivalente a Premier en la práctica, también fue destituido en 2009, tras admitir que se había embriagado “con las mieles del poder”, según la nota oficial.

Como se puede apreciar la lista es extensa y arranca desde el mismo 1959; quizá por aquello de revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado, menos al uno y al dos. Como se ve, la Empresa Consolidada de Otras Tareas Revolucionarias (ECOTRA) tiene una plantilla de lujo.

Si tantos cuadros han salido tan malos y solo Miguel Díaz-Canel Bermúdez consiguió sobrevivir a tamaña ventolera, excepción hecha de los primeros tiempos de destituciones; ¿el resto de tronados con quiénes aprendieron a dirigir, dónde se formaron, cómo es posible que hayan desarrollado tan malas mañas con ese liderazgo moral de los compañeros Fidel y Raúl?

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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