Medios de prensa oficialista destacan que la Empresa Provincial de Productos Lácteos Matanzas cubre la totalidad del yogur y otros productos que demanda el polo turístico de Varadero, pasando por alto que los mercados a los que accede la población cubana amanecen devastadoramente vacíos cada día.
Para la tónica gubernamental, estos niveles de producción en marcha responden a “las acciones locales en función del autoabastecimiento en la provincia”, un mecanismo que en teoría podría aliviar las adquisiciones desde otros territorios, facilitando el abastecimiento en los territorios individualmente y contribuyendo al plan del régimen de sustituir importaciones.
Heriberto Estévez, director general de la entidad, explicó al periódico Girón que en años anteriores para suplir la demanda de la ciudad balneario se requería yogur de siete provincias cubanas, pero ahora el funcionamiento de las plantas de Cárdenas, Colón y Matanzas son suficiente para que los turistas puedan disfrutar del lácteo.
En cambio, los nacidos en la Isla que habitan en ella, viven un panorama muy distinto, pues tienen que enfrentar la escasez y superar extensas aglomeraciones de personas con tal de conseguir este producto.
Desde Santiago de Cuba, se publicaron imágenes de las colas que allí se hacían para comprar bolsas de yogur de soya, que ni siquiera presenta el sabor o la calidad en general del yogur ordinario, sino que tiene parámetros bastante inferiores.
Otras provincias como Camagüey, ante la baja producción, comenzaron a elaborar un sucedáneo del lácteo, al que bautizaron con el nombre de Miragurt, hecho a partir de “residuales” de la leche.
Pero los visitantes de Varadero no deben preocuparse ni degustar tales aberraciones.
Según Reynaldo Ramírez Martínez, director comercial de la referida entidad matancera, el plan de producción de ese alimento para 2020 es de más de 1000 toneladas, de las que casi la mitad irán al sector del turismo, mientras que el resto se dividirá entre tiendas comercializadoras y otros organismos.
Las instalaciones turísticas reciben de la entidad, además, dulce de leche fluido, helado, leche en polvo en bolsas y quesos semiduro, fundido, fresco y crema.
A comienzos de su mandato, Raúl Castro había llamado a incrementar el desarrollo de la industria, de manera que en un futuro próximo todos los cubanos pudieran tener asegurado al menos un vaso de leche sobre sus mesas. Pues bien, eso fue en 2007.
Aquellas palabras solo acabarían engrosando el saco de promesas incumplidas por parte de la llamada revolución, como harían, con anterioridad, las otras tantas del fallecido dictador Fidel Castro.
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