Maryluz Martín López (Ciego de Ávila, 1973) lleva viviendo en un año y cinco meses, en Georgetown, donde ha puesto su cafetería a disposición de los cubanos varados en Guayana, a los que entrega diariamente 92 raciones de comida, que elabora levantándose a las cinco de la madrugada y ayudada por dos amigos.
Martín López no había cerrado la cafetería por el COVID-19, sino antes por el clima de violencia que desataron las elecciones presidenciales en Guyana, con acusaciones de fraude entre los simpatizantes de las dos partidos que compitieron, el Partido Progresista del Pueblo (PPP) y Una Asociación para la Unidad Nacional + Alianza para el Cambio (APNU+AFC).
Tras varios días cerrada, Maryluz reabrió las puertas de La Cubanísima para dar de comer gratis a sus paisanos; empeño en el que ha contado con donaciones de alimentos y bebidas de la Iglesia Hispana de Guyana -donde milita-, empresarios de ambos países, médicos colaboradores y privados, cubanos residentes a título individual y la Embajada de Cuba en Georgetown.
Hasta el 23 de mayo, Maryluz Martín López ha repartido mil 500 almuerzos, con una media de 92 comensales diarios, según los datos que lleva diariamente esta avileña separada y que vive con su papá en el centro de Georgetown.
Todo empezó cuando su vecina Bárbara, también cubana, la llamó por el patio colindante para preguntarle si la incluía en un grupo de whatshap que estaba haciendo con cubanos atrapados en Guyana por el cierre de fronteras que provocó la epidemia de coronavirus y, tras aceptar, rezó a Dios buscando cómo servir a sus paisanos.
A la mañana siguiente, se puso a hacer croquetas, las agrupó en paquetes de a diez, y las repartió entre los cubanos que estaban adscritos al chat de washapp creado por su amiga y vecina Bárbara, pero el grupo de comensales se fue incrementando y entonces decidió retomar parte del menú habitual de su cafetería La Cubanísima, ubicada en Regent Street 141, la arteria más céntrica de Georgetown.
Martín López es una empresaria con experiencia previa, pues durante un año y nueve meses gerenció el restaurante Soroa, en la céntrica calle habanera de Belascoaín, que abandonó "porque los impuestos me asfixiaban" y decidió probar suerte en Guyana por dos razones: Abundancia de cubanos transeúntes para compras y trámites migratorios en la Embajada de Estados Unidos y la facilidad de no tener que pedir visado.
De momento, La Cubanísima seguirá siendo una cafetería humanitaria y "después veremos, pero con la ayuda de Dios y, cuando pase esto tan malo, seguiré trabajando y sirviendo a los cubanos que vengan a Guyana y mis clientes que ya viven aquí y aprecian mis sabores", concluyó Mariluz Martín López.
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