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Las unidades militares podrían convertirse en viviendas y albergues para cubanos necesitados

Los antivalores del cubano (Segunda parte). El doctor Sergio Pérez analiza, a la casta militar castrista y sus efectos sobre Cuba.

General Cuerpo Ejército Álvaro López Miera, Jefe de Estado Mayor © Granma
General Cuerpo Ejército Álvaro López Miera, Jefe de Estado Mayor Foto © Granma

Este artículo es de hace 3 años

El doctor en Psiquiatría Sergio Pérez valora los perjuicios para Cuba de la existencia y mantenimiento de una casta militar, que consigue vivir en pesos; mientras el resto de los cubanos soporta las inclemencias del CUC, la escasez y la amalgama de antivalores que corroe a la nación por imposición del castrismo.

¿Existe una casta militar en Cuba?

Desde luego que la hay y la diferencia es que a ellos les vale el peso para vivir y a nosotros, el resto de los cubanos el CUC.

Los civiles cubanos deben romper sus hogares para ir a trabajar al extranjero y mejorar su nivel de vida material.

Sin embargo, nuestros compatriotas militares no tienen que romper sus hogares, alejarse de sus seres queridos, exponerse a enfermedades, incluso a la muerte, para obtener en Cuba, en pesos cubanos, aquellos artículos que los civiles tienen que conseguir rompiendo sus hogares, alejados de sus familias y yendo a otros países, exponiendo sus vida, como ocurre con los dos médicos secuestrados desde hace más de un año en Somalia; y a veces perdiéndola.

Y a su regreso, para obtener lo mismo y mejorar su calidad de vida, tienen que pagar en CUC, no en pesos cubanos.

Sería bueno que en Cuba existiera una sola moneda, cuyo valor fuera el mismo para los militares y para cualquier cubano.

¿Por qué no se les paga a los civiles todo el dinero que perciben por su trabajo y, a su regreso, que paguen su tributo correspondiente a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT)?

Cuando otro administra y se apropia de la mayor parte de lo que es de uno, simplemente no es de uno. En las guerras modernas la población civil es a la que se le ocasiona la mayor cantidad de muertos, no a los ejércitos.

Médicos y sanitarios cubanos en busca del CUC / Foto: Prensa Latina

Queda claro que ser militar en Cuba implica ventajas materiales, a más grados y cargos, supone mayores ventajas; pero el discurso oficial insiste en presentar a los militares como centinelas sacrificados de la patria.

Exigir lo que no se practica es una inmoralidad.

La pérdida de la identidad también afecta a los individuos en sus sentimientos patrios pues se ha pretendido hacer sinónimos dos conceptos muy diferentes: Patria y revolución, patriotas y revolucionarios.

Mediante esa manipulación se hizo creer que la revolución era la obra final de las luchas patrióticas precedentes, lo cual no es cierto porque los objetivos de dichas contiendas eran diferentes en cada etapa, pero es un recurso utilizado para refrendar el poder, especialmente, el poder militar.

Seria como considerar que Adán y Eva fueron los precursores históricos de los actuales campos nudistas, que Noé fue el precursor del alcoholismo; que Sansón, con su melena, fue el precursor de los hippies
y que la Torre de Babel fue la precursora de la carrera universitaria de Lenguas Extranjeras.

¿Cómo se podrían transformar los estamentos militares cubanos de cara a una transición a la democracia?

Las FAR, la PNR y el MININT debieran unirse en el Ministerio de Seguridad Publica, que se encargaría de la seguridad ciudadana, el enfrentamiento al delito y la defensa de las fronteras del país contra el narcotráfico y crimen organizado.

Las unidades militares podrían convertirse en viviendas o servir de albergues a ciudadanos desamparados.

Menuda revolución propone usted...

Dejémonos de cuentos. El bloqueo norteamericano nos ha hecho menos daño que el caudillismo, el extremismo, el guerrillerismo, el narcisismo, el centralismo y la falta de pragmatismo, en ese orden de aparición.

Y los cubanos vamos despertando. No hay nadie que sepa más que el pueblo. El pueblo, a los delatores de antes de 1959 les llamaba chivatos. Y a los delatores después del triunfo de la revolución, les llama chivatones que es el superlativo de chivatos.

Hay una nueva generación de cubanos que detestan a los chivatos. Igual que las iglesias vuelven a estar llenas, los chivatones vuelven a ser despreciados.

Ha sido muy comentada la chivatería del ex espía Gerardo Hernández contra un taxista y un barman cubanos, durante uno de sus viajes secretos a Cuba.

Para hacer eso, hay que nacer.

Como ocurre con esa etiqueta de mercenarios que ponen a quienes desean que su verdad sea escuchada, es un viejo recurso que ataca a la persona, para no analizar la verdad que defiende esa persona. Ese truco lo usan con los cerebros manipulables. Y

Yo no me lo trago y pido a todos mis amigos, y a los lectores de CiberCuba, que no se lo traguen.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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