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Lo que hay que ver: Quicksand

Maja, una estudiante de Estocolmo, es juzgada por algo que no recuerda y que sabremos, todos, solo al final de todo el metraje.

Portada Quicksand © Netflix
Portada Quicksand Foto © Netflix

Este artículo es de hace 3 años

Está en Netflix.

Cautiva y engancha.

Admirable miniserie sueca -de tan solo seis capítulos, con alrededor de cuarenta minutos, cada uno- cuyo título, literalmente, se traduce como Arena Movediza.

No sale páramo, o pantano alguno.

Mas, el tema inestabiliza bastante.

Siempre conmueve.

La trama comienza así:

Una pareja de adolescentes, entra en su clase, cargando unos bolsos.

Cierran la puerta y se dejan escuchar unos fuertes disparos.

La policía llega y prende a la única sobreviviente. Quien es, de inmediato, la principal sospechosa y por lo que es acusada de homicidio.

A partir de ahí, se desarrollan de manera paralela, los sinsabores de un amargo proceso judicial y la reconstrucción de los hechos que inspiraron al monstruoso crimen.

Maja, una estudiante de Estocolmo, es juzgada por algo que no recuerda y que sabremos, todos, solo al final de todo el metraje.

Intrigante.

Se puede disfrutar en un día y medio, o dos.

Tiene otro tempo más pausado, al que el cine norteamericano tiene mal habituado a sus espectadores a mansalva.

Lo cual me resultó mucho más atrayente.

Es algo diferente.

Y sobre todo, me convenció, bien hondo, la impresionante actuación de su joven protagonista: Hanna Ardéhn.

Una monstruosidad de talento interpretativo y una belleza de actriz.

El fenómeno contemporáneo de las masacres escolares ha sido bastante -y muy bien tratado- por otros grandes filmes.

Recuerdo, en especial, la magistral cinta danesa, Elephant, dirigida por Gus Van Sant.*

*Si no la ha visto, vuele a buscarla.

Y la espectacular -súper requete excelente- película inglesa Beautiful Boy.

Una gema que ahonda en las terribles consecuencias para con los padres de uno de los perpetradores.

Única, especial, impresionante.

O, la maravillosa We need to talk about Kevin.*

*Otra que se las trae y que recomiendo con sumo gusto e hiper sana distinción.

Hay más.

Muchas más y muy buenas.

Algunas basadas en hechos ciertos.

Como el incendiario y potente documental Bowling for Columbine, dirigido por Michael Moore.*

*Conservo lindos recuerdos -junto a Mirtha Ibarra y mi querido amigo, Ian Padrón- cuando fuimos invitados, hace unos años, al festival de cine que realiza en la bellísima localidad de Traverse City, en Michigan. Y donde Viva Cuba obtuvo el, hasta ahora, último -el número cuarenta y cinco- galardón internacional de su exitosa carrera.

¡Volvamos a la realidad!

Esta serie, si aporta algo a la palestra, es sobre todo la formidable actuación de su actriz protagónica y la manera ducha de presentar los acontecimientos al espectador, lo cual lo mantiene en un constante y estimulante suspense.*

*Aunque, no deja de resultar contrastante la, casi candorosa, educación con la que tratan los policías a los detenidos y las pulcras, limpias -mucho más acogedoras que las que se conocen en el resto del mundo- condiciones de vida, en las cárceles suecas.

Sin embargo, son los capítulos tercero y cuarto, los que se alzan, un tanto más que la normalidad, al empezar a ahondar en los recuerdos del pasado.

Que es cuando el personaje principal comienza a darse cuenta de la horrible magnitud del daño hecho.

Es como una bomba -con ese sonidito molesto perenne, que va aumentando en su inexorable caída- lo que le estalla en el alma al personaje. Y por ende, al espectador ya identificado.

Ahí es donde se crece en la diferencia, con esos otros ejemplos de algo que, lamentablemente, ya se encuentra en Wikipedia, como uno más de los géneros cinematográficos existentes: el de la violencia escolar.

¡Ojalá y un día todo esto llegue a ser cine histórico, de época, o una rareza de cinematecas!

Preocupa y mucho.

Más ahora que se habla del "volver a las escuelas".

Y que la salud mental de toda la sociedad se ha deteriorado considerablemente.

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Juan Carlos Cremata Malberti

Director de cine y guionista cubano. Se graduó en 1986 de Teatrología y Dramaturgia, en el Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana, posteriormente cursó estudios en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños graduándose en 1990.


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