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Arsenio Rodríguez, autor del libro Los acuartelados de San Isidro: La verdad la vamos a encontrar entre todos

Entrevista a Arsenio Rodríguez Quintana, autor del libro Los acuartelados de San Isidro.


Este artículo es de hace 3 años

Los acuartelados de San Isidro pretende documentar, casi en tiempo real, los sucesos de Damas 955, la casa del empobrecido barrio habanero de San Isidro donde, a decir de sus propios moradores en aquellos días de noviembre, se estaba “ensayando una nueva Cuba".

Su autor, Arsenio Rodríguez Quintana, quiso ubicar en perspectiva el fenómeno del Movimiento San Isidro, sus antecedentes y la solidaridad sin precedentes que generó en el pueblo cubano. De ahí que el libro esté escrito en dos tiempos: no se puede explicar el fenómeno San Isidro -ni el apoyo del que luego sería el 27N- sin intentar, al menos, ofrecer una aproximación a lo que ha acontecido en Cuba con el arte contestario y sus exponentes en los últimos sesenta años. Algo distintivo que tiene el libro es que es una obra en proceso, que va incorporando lo que acontece en Cuba. Por ejemplo, los que lo compren en estos momentos tendrán una edición que incluye los sucesos de este 27 de enero.

AG: La acogida que ha tenido este libro ha sido, en sí mismo, otro suceso:

AR: El libro salió al mercado el día 10 de enero, en Amazon, y desde el día 10 ha estado en el #1 en varios listados de bestseller. Es decir, Amazon tiene varios tipos de calificación de bestsellers, como son Ensayo histórico, Historia de Cuba, y en todos estos ha estado del #1 al #5… y eso, para un libro de historia, para un libro de ensayo que cuenta una temática cubana, es bastante interesante. En Estados Unidos ha tenido muy buenas ventas, lo que denota que los cubanos lo han respaldado muy bien, pero también en España, en Francia, en Alemania, en Inglaterra, se ha vendido muy bien en Italia y –una zona que yo no pensé nunca– también en Canadá se ha vendido bastante bien el libro.

AG: El libro mapea el arte contestatario en Cuba desde los principios del triunfo de la revolución hasta el MSI y el 27N. ¿Cuál fue tu propósito al hacerlo de esta manera?

AR: Uno de los de los mayores momentos que estamos viviendo ahora, como ya sabemos, es el tema de las Big Data, de la demasiada información. Hay muchísima información a la que todo el mundo tiene acceso al momento, pero la gente no sabe qué información buscar. Cuando empezó en noviembre la temática de San Isidro (ya sabemos que el 9 de noviembre Denis Solís tuvo el conflicto con ese policía que entra sin permiso a su casa), el Movimiento convoca el día 14 al “Susurro poético” y se encierran en casa de Luis Manuel [Otero Alcántara]. Todo esto genera en las redes un impacto que yo no había visto con otros fenómenos de resistencia artística. Lo interesante es que la gente vuelca información y empieza a hablar de diferentes temas diferentes situaciones y me doy cuenta que la gente no conoce muchas de las cosas que habían pasado antes.

A mí me pareció interesante, al menos en esta etapa, hacer un retrato, como tú dices, “un mapeo,” para que la gente tuviera una referencia de todos los puntos de vista de cómo se hace una pequeña rebelión. En este sentido, cómo esa rebelión ocurre en La Habana y se dispara en todas las redes y por todas partes del mundo, y por eso señalo en el libro y pongo fotos de las manifestaciones que hicieron cubanos en el exterior frente a sus embajadas, un fenómeno que me pareció muy interesante porque, hasta ahora, normalmente la gente que se iba de Cuba, estaba de perfil con muchas situaciones en Cuba. Yo creo que lo que hace el engranaje total de los acuartelados de San Isidro es cuando reciben el apoyo de gente de todo tipo que vive en el exterior. Y es por primera vez que veo que esto ocurre y yo creo que es interesante, como historiador, intentar que esto quedara en un solo libro.

Manifestacion en apoyo al MSI en Madrid, España / Foto: Cortesía del entrevistado

AG: Partes del documental PM, a principio de los años 60, para desde la censura abordar el arte contestatario.

AR: Yo he utilizado un término médico para los referirme al Movimiento San Isidro, a los acuartelados, y yo digo que no son más que el eslabón, uno más, de una cadena de ADN. Es decir, para mí el planteamiento de la censura en Cuba no es algo actual, evidentemente, pero yo lo sitúo en la reunión que hace Fidel Castro con los intelectuales en junio de 1961, que los reúne para censurar evidentemente el tema de PM pero sobre todo allí dijo una frase que para mí es lapidaria para la censura en Cuba: "on la revolución, todo; contra la revolución, nada".

Esa frase, que puede ser calificada como un apotema griego porque es una sentencia que dice alguien que tiene todo el poder en Cuba, cae como una tapia en montones de intelectuales que en ese momento eran bastante jóvenes, pero que terminaron yéndose casi todos del país. Pero no acabó ahí la frase. Después hubo diferentes fenómenos que fueron marcando a la sociedad cubana: “el caso Padilla” en 1971; el grupo Puente en el año 65; nos encontramos en el año 91 con la carta de los intelectuales, donde 10 intelectuales firman una carta para que haya cambios en Cuba. Pero tenemos también el caso de Ángel Delgado que hace un performance en una exposición en los 90 y defeca sobre el [periódico] Granma y va a seis meses preso. Cualquier tipo de expresión con lo que ellos [las autoridades] no están de acuerdo, enseguida es lapidado. Y yo creo que eso la gente tenía que conocerlo. Hay una generación de jóvenes, los mismos del 27N, que no conocen estos fenómenos que ya ocurrieron en Cuba. Yo lo que quiero es que entren en una profunda reflexión cuando vean todo esto junto y se den cuenta que el problema está en el sistema.

AG: El libro, de alguna manera, proyecta la idea o el argumento de que el arte contestatario siempre ha existido, lo que no había existido hasta ahora es las redes sociales.

AR: Te hablaba antes del performance en el que un chico, Ángel Delgado, en una exposición artística donde hay otras cincuenta personas más, haciendo cada uno su expresión artística, pone un [Periódico] Granma en el suelo y se pone a hacer caca encima del Granma. Esto, en Facebook, no sé qué hubiese pasado. Es decir, seguramente hubiese tenido 500 mil views [vistas], un millón de views, y Ángel Delgado no hubiese estado seis meses en una cárcel por hacer un performance este tipo. Yo creo en el peso de las redes sociales.

Luis Manuel, por ejemplo, hizo un Live, y tú miras los números del Luis Manuel, estamos hablando que 3 mil o 4 mil personas que estaban viendo el Live. Maykel Obsorbo tiene 61 mil seguidores. Eso, –todo el mundo sabe– también es poder, ya sabemos que es otro poder, pero también es poder. Eso antes no lo teníamos. Antes, la televisión cubana tenía el poder absoluto de despreciar a cualquiera y decir lo que sea de una persona, pero esa persona hoy, después que ve su figura la televisión cubana, hace un Live y puede dar un punto de vista distinto. Hay mucha gente que se ha comunicado conmigo, aun cuando no puede comprar el libro desde Cuba y yo le mando un fragmento del libro. Yo no tengo la verdad absoluta. La verdad la vamos a encontrar entre todos.

AG: Ahora hay un abanico de opiniones y es muy contagioso, las personas quieren opinar y es un gran ejercicio cívico.

AR: A mí me hicieron una entrevista aquí en Barcelona en una emisora de radio. Antes de la entrevista, yo puse en mi Facebook que, por favor, todo el que quisiera entrar yo le mandaba el teléfono de la emisora para que entrara [al programa]. Hice hincapié en que si alguien del consulado [cubano] quería entrar para hablar, sería magnífico. Ninguno entró a hablar. Yo vivo absolutamente convencido, porque llevo veinte años en una democracia, que tú y yo no podemos estar de acuerdo en algo, pero la democracia consiste en no estar de acuerdo y buscar un punto intermedio. No vamos a llegar con el absolutismo. Hay que educar a la gente en Cuba a que existe punto intermedio. Yo no tengo la verdad, seguramente, los acuartelados tienen su verdad, los jóvenes comunistas que fueron al parque Trillo tienen la suya, guiados por lo que seguían, pero hay que escucharlos a todos. Vamos a llegar a un consenso y vamos a poner las urnas, que también lo digo en el libro.

AG: Te refieres en el libro a los sujetos de esta manifestación artística contestataria como parte de dos grupos: la “disidencia artística” y la “disidencia creativa.” Explícame un poco las diferencias y por qué te decantas por una y no por la otra.

AR: Te pongo un ejemplo que para mí bastante simbólico: Guillermo Tell, de Carlos Varela en los años 90. Guillermo Tell, para muchos, significaba que queríamos cambiar el Gobierno de Cuba, pero esa misma canción puede servir para decir que yo no quiero estar bajo el dominio de mis padres. Entonces esa ambigüedad que le llaman “disidencia creativa” a mí realmente no me parece correcta en este momento, después de 60 años. Una de las cosas que tienen claro los acuartelados de San Isidro, y que hicieron tanto Maykel Obsorbo como Luis Manuel, es que decían “aquí estamos ensayando una nueva Cuba, queremos cambiar Cuba, no nos gusta que nos pongan una ley como el 349.” Tienen claro, muy claro, que no puede existir una ley artística que no incluya a quién no has estudiado en una Escuela de Arte, que porque yo no estudié literatura no puedo publicar un libro. Eso me parece una locura auténtica y eso es lo que hay que cambiar. Sigue pasando el tiempo y esos 62 años es mucho tiempo.

AG: ¿Por qué crees que se mantiene la política cultural fijada desde Palabras a los intelectuales, que también mencionas en tu libro?

AR: En todas las épocas se han ido librando de las personas más conflictivas. Si tú estás haciendo purgas constantes, siempre te quedan personas menos conflictivas. Qué ha pasado con el aporte de los acuartelados de San Isidro, que muchísimos ya salieron y entraron de Cuba y quieren cambiar su realidad desde dentro. Eso plantea un conflicto muy fuerte, y lo mejor es que por ejemplo el mismo Carlos Manuel, de la revista El estornudo, fue a incorporarse. Es un fenómeno insólito. Iliana Hernández, que para mí es bravísima y me ayudó increíblemente con este libro porque hasta el título le debo, se ha querido complicar maravillosamente y ha ido allí de nuevo y ha querido luchar allí. Eso era algo que no pasaba antes. Como dijo Maykel Obsorbo, San Isidro logró herir y mover a la bestia.

AG: Dices en tu libro que “el último acto del año 2020 ha sido de unión entre el Movimiento San Isidro y el 27N.” ¿Por qué este simbolismo?

AR: Hay que decir que el día 17 de diciembre se unieron el MSI y 27N en una Iglesia y hablaron. No pudo llegar Tania Bruguera ni Luis Manuel porque los habían detenido, pero yo quise cerrar la primera parte del libro con el juego de fútbol que habían hecho dos años antes los artistas plásticos porque estaban todos unidos, y todavía ninguno de los dos ni se llamaba acuartelados en San Isidro ni se llamaban 27N, pero me parece muy simbólico que un movimiento como los acuartelados haya dado origen al 27N años porque los acuartelados son un reflejo de Cuba, donde hay ama de casa, hay cuentapropista, hay activistas, una poeta, un rapero que reflejan a toda Cuba, y por primera vez artistas jóvenes y no tan jóvenes del 27N, en su mayoría artistas, fueron a apoyarlos. Se unieron y se fundieron y a mí me gustó mucho... Por eso lo puse al final del libro, por el carácter simbólico que es la unión entre todos.

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Annarella Grimal

Annarella O'Mahony (o Grimal). Aprendiz de ciudadana, con un título de Máster otorgado por la Universidad de Limerick (Irlanda). Ya tuvo hijos, adoptó una mascota, plantó un árbol, y publicó un libro.


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