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Gobierno cubano intenta ocultar desempleo con liberalización del trabajo por cuenta propia

La pequeña y mediana empresa privadas en Cuba solo podrán consolidarse en un clima de libertad política, prosperidad económica y justicia social.


Este artículo es de hace 3 años

El tardocastrismo intenta vender la más reciente y pospuesta liberalización del trabajo por cuenta propia como una muestra de su voluntad reformista, pero la maniobra deja al descubierto que su prioridad política pasa por esconder la alarmante y oculta cifra de desempleo real y hacer un guiño a Biden y a Europa, incómodos por la represión contra el Movimiento San Isidro y el 27-N.

A falta de concretar el anuncio en la Gaceta Oficial y constatar cuales son las 124 actividades vedadas a la privatización parcial; la medida liberalizadora llega a una Cuba exhausta, donde las pequeñas y medianas empresas privadas han sufrido un impacto durísimo por la combinación de la perversa economía policíaca comunista que genera improductividad, pobreza y desigualdad, las sanciones de la administración Trump en materia de viajes,el desplome de Venezuela y el coronavirus, que aún no ha tocado techo.

La pequeña y mediana empresas privadas en Cuba solo podrán consolidarse en un clima de libertad política, prosperidad económica y justicia social y no en el ambiente actual y caduco de represión administrativa, trabas burocráticas, corrupción y manipulación política como esos intentos de sindicalizar a los cuentapropistas para sumarlos al coro contra el bloqueo norteamericano y otras reivindicaciones de la agenda política gubernamental.

El tardocastrismo sigue intentando tapar con un dedo la tozuda crisis económica y en su manía recurrente de manipular la realidad a su favor y ha aprovechado la desesperación de los cubanos, golpeados por hambre, escasez de medicamentos, coronavirus y otras enfermedades infecto-contagiosas para lanzar otro truco insensato: La familia como núcleo económico, como ocurre en China y Viet Nam, desde que Deng Xiao Ping dijo que daba igual que el gato fuera blanco o negro, siempre que cazara ratones.

A diferencia de las estructuras familiares de China y Viet Nam, el castrismo destruyó a la familia cubana, con un doloroso exilio y emigración y dibujó núcleos familiares monoparentales femeninos con hombres ausentes, sujetos por la administración de pobreza Made in OFICODA; y la actual pirámide demográfica cubana dibuja un esquema de predominio de población dependiente, con pensiones incapaces de asumir el costo del paquete neoliberal lanzado contra la mayoría empobrecida, el uno de enero.

Cuba está urgida de una reforma económica estructural que apueste por la creación de riqueza y bienestar, alejada de todo intento manipulador de preservación del poder, mediante reparto de penurias. La justicia social, incluida la atención a los cubanos más vulnerables solo será posible con una economía pujante que conceda el protagonismo a los cubanos y elimine los costosos e inservibles CDR, FMC, CTC, ANAP y toda esa retahíla de siglas con maquinarias elefantiásicas de pancistas totalitarios y simuladores.

La prueba más palpable de la persistencia en el engaño del gobierno, la ofreció el propio Díaz-Canel, al pretender, en otro esfuerzo baldío, de culpar a Trump de los males de los pequeños y medianos empresarios, en esos ejercicios de amnesia orwellianos tan del gusto de los manipuladores de La Habana; cuando Carlos Solchaga se fajó con Fidel Castro en una noche en el Palacio de la Revolución por la anémica reforma del trabajo por cuenta propia, Donald Trump no existía políticamente.

Aquella noche, el navarro Solchaga -uno de los mejores ministros de Hacienda de España- se encaró con el Comandante en Jefe, e ironizando, le dijo: Su propuesta de reforma es muy limitada, por ejemplo, aquí donde pone Forrador de botones, podemos sacar más licencias, Forrador de botones de plástico, forrador de botones de metal, forrador de botones de madera...

Casi treinta años después de aquel encontronazo, el continuista Díaz-Canel anuncia más trabajo privado, pero aún prohíbe 124 actividades, que aún desconocemos; es tal la alegría suscitada por la buena nueva presidencial que, en tres meses, veremos como San Isidro, el labrador se nacionalizará cubano, ingresará al partido comunista, quitará el agua y pondrá el sol, que sale por el Extremo Oriente y se oculta por la yuma, donde Biden sigue sin comprender que para defender una revolución de los humildes haya que seguir lapidando a quienes discrepan.

Mientras el gobierno cubano siga fingiendo que la economía cubana se arregla con timbiriches, muchos con una fuerte dependencia del turismo y de los viajes de cubanos emigrados; ahora en cero por la plaga de COVID-19, la libertad, la comida y las medicinas seguirán brillando por su ausencia.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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