La carne de cerdo, uno de los alimentos primordiales en la dieta del cubano, alcanzó el precio astronómico de 130 pesos cubanos en la provincia de Holguín, según testimonios de la población en el territorio.
“En Holguín la carne de cerdo al corte está desde 70 hasta 90 pesos y la limpia para bistec, a 130 pesos; 20 pesos una libra de guayaba, 25 una de pimiento. Ayer un carretillero me vendía una pata de cebollas (con no más de 12 unidades medianas) en 300 pesos”, dijo al diario Juventud Rebelde una residente de esa provincia, Sara Liz Ricardo.
La reforma económica llamada “tarea ordenamiento”, implementada por el gobierno cubano desde el comienzo de este año, ha generado un alza considerable de los precios en productos tan esenciales para el pueblo como los alimentos.
En el reportaje publicado por el oficialista Juventud Rebelde (JR), varios cubanos lamentaron que, si bien la medida gubernamental había traído consigo un tan esperado aumento de los salarios, el incremento de los costos de bienes y servicios que se ha generado a la par, impide una evaluación positiva de los cambios.
Uno de los ejemplos que refleja la inconformidad es el precio de la carne de cerdo, uno de los alimentos preferidos en la dieta nacional, que en verdad no resulta muy heterogénea, debido a la escasez de opciones.
También desde Holguín, Mabel Pupo comentó que un paquete de espaguetis llegaba a costar en el mercado informal 180 pesos; un huevo, ocho pesos; la libra de arroz a 35 y una cabeza de ajo diez pesos.
El material del diario oficialista contiene otras quejas sobre el costo de los alimentos en particular y su relación con el salario. La cienfueguera Claudia Hernández, trabajadora del turismo, dijo que tuvo que renunciar a comprar especias naturales para extender la duración de su dinero.
“350 pesos por una pata de ajo es demasiado. Calculé unas tres libras semanales de carne de cerdo, y solo eso representa unos 700 pesos, de los casi 2 000 que me quedan después de pagar lo indispensable”, precisó.
Pilar Flores y Yaritza Cabrera, de La Habana, señalaron el aumento de precios a productos como malanga (entre 15 y 30 pesos la libra), arroz (30 pesos la libra), frijoles (60 pesos la libra) y leche (250 pesos la bolsa).
Según JR, un sondeo realizado por ese diario en redes sociales, expuso que el principal destino del salario familiar es la compra de alimentos, casi en su totalidad en el mercado informal, además del pago de los servicios básicos y los alimentos comprados en entidades estatales.
El 99,4 por ciento de los encuestados admitió que el principal destino de su salario es la compra de alimentos a sobreprecio en el mercado informal, lo cual ilustra el preocupante desabastecimiento que existe en las tiendas del país.
“Los precios abusivos y especulativos no se permitirán, se enfrentarán socialmente con medidas de contención y severas sanciones a los incumplidores”, había advertido con anterioridad Díaz-Canel.
Tiempo después, el gobierno aprobó el Decreto-Ley 30, de 2021, que establece multas de hasta 15 000 pesos por violaciones de precios. Solo en La Habana se llevaron a cabo 109 acciones vinculadas a ese decreto.
Al anunciarse los cambios en materia económica —que incluyen la erradicación paulatina del peso convertible CUC y el aumento del costo de bienes y servicios, además de eliminación de subsidios a la canasta básica— el propio reconoció que estos traerían consigo una inflación de carácter ineludible.
Otro de los factores que incide en la alteración de precios es la rampante escasez de los productos más básicos en la isla, que obliga a los cubanos a someterse a grandes aglomeraciones, muchas veces para no obtener nada.
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