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Aldabonazo de artistas cubanos ante Europa exige continuidad e inclusión

La clave cubana pasa por combinar la contundencia de acciones públicas, como las de esta semana ante el Congreso de los Diputados de España y el Parlamento Europeo, con la pasión de las hormigas, que parecen insignificantes pero que trabajan toda su vida; evitando todo entusiasmo pasajero y huyendo de relumbrones narcisistas y solapados que, con sus simulacros, solo refuerzan al decadente espejismo de las izquierdas de Europa y Estados Unidos, que siguen leyendo erróneamente a La Habana porque odiaron al apartheid, y a Pinochet con la misma intensidad con que amaron a Fidel Castro Ruz.


Este artículo es de hace 3 años

El aldabonazo en Bruselas de los cubanos Yotuel Romero, Luis Manuel Otero Alcántara, Willy Chirino, Gente de Zona, Anamely Ramos, Ariel Ruiz Urquiola, Yoel Romero y Wendy Guerra es una alegría para Cuba y muy mala noticia para el tardocastrismo, que no tuvo peor ocurrencia que arremeter contra José Daniel Ferrer y sus compañeros de UNPACU, en otra baldía cortina de humo, remember Primavera Negra.

Las novedades en la política cubana son el hartazgo mayoritario de los cubanos frente a la casta verde oliva y enguayaberada, las redes sociales al alcance de muchos, y los nuevos actores desinhibidos, espontáneos y valientes que han dejado al tardocastrismo desnudo frente a su propia miseria moral e incoherente porque defiende para el mundo lo que niega a los cubanos.

Pero todo aldabonazo necesita de una estrategia que convierta el grito dolorido y justo en una fuerza movilizadora frente a la dictadura para impedir que Patria y Vida pase a la historia como una canción más, como otro intento fútil de lo que pudo haber sido y no fue; y ese papel corresponde a la oposición cubana, siempre que sea capaz de abrirse a la mayoría de los cubanos y garantizar a Estados Unidos y Europa que Cuba democrática respetará y mejorará acuerdos estratégicos frente al terrorismo, narcotráfico, tráfico de armas y personas, lavado de dinero.

Calidad democrática y erradicación de la pobreza y desigualdad deben ser prioridad en la agenda opositora cubana, obligada a huir de cualquier sectarismo y mantener equidistancia con oportunistas aficionados a la escenificación permanente para lanzar su propia agenda personal y garantizarse financiación que los ponga a salvo de las durezas del capitalismo post coronavirus.

La política real es un trabajo esforzado, coherente y muchas veces ingrato -especialmente cuando toca ser opositor- porque como avisó irónicamente el socialista italiano Giulio Andreotti, el poder desgasta a quien no lo tiene y como bien supieron entender Mario Chanes de Armas, Hubert Matos, Pedro Luis Boitel, Jorge Valls, Gustavo Arcos Bergnes, Martha Frayde, Oswaldo Payá Sardiñas, Jorge Mas Canosa, Orlando Zapata Tamayo, Gastón Baquero y Guillermo Cabrera Infante.

El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), con diez años como vigía humanitario, abrió la reciente senda de reclamos a Europa y Estados Unidos para que condenen la represión tardocastrista y vinculen todo avance en sus relaciones con La Habana a resultados concretos en reformas democráticas.

Marta Beatriz Roque, María C. Werlau, Guillermo Fariñas, Manuel Cuesta Morúa, Enix Berrio Sardá, Elena Larrinaga, Marthadela Tamayo, Yuri Valle Roca, Máximo Omar Ruiz Matoses, Carlos Alberto Montaner, Orlando Gutiérrez Boronat, Elías Amor, Yaxys Cires Dib, Eliécer Ávila, Alejandro González Raga y José Daniel Ferrer, entre otros muchos cubanos, sufren en sus carnes políticas los ataques de la dictadura y la incomprensión y crítica despiadada de propios y extraños.

El capital humano Made in Cuba, exiliado e inxiliado, es un aliado eficaz de la democratización de Cuba como los intelectuales Zoé Valdés, Pío E. Serrano, Yunior García, Tania Bruguera, Antonio José Ponte, Rafael Almanza, Roberto Veiga González, Leonardo Padura, Rafael Vilches, Armando Chaguaceda y Rafael Rojas, los científicos Hilda Molina y Eduardo López Collazo, los ajedrecistas Lázaro Bruzón y Lenier Domínguez -por citar a unos pocos- son los mejores embajadores del mensaje democratizador porque su valor reside en su pluralidad y goce de la discrepancia.

El reto más importante de la oposición anticastrista no consiste ya en ilusionar a la mayoría de los cubanos al son de Patria y Vida, sino en convertir esa energía valiente en trabajo mesurado en favor de Cuba y en contra de nadie; como acaban de hacer un grupo de ex militares con su mensaje a compañeros de armas o Cuba Humanista pidiendo a Díaz-Canel que autorice el pago de las remesas familiares en dólares norteamericanos y a Biden la apertura de un canal humanitario para amortiguar la pobreza de los cubanos.

La mayoría de los cubanos, aún silenciosa aunque madurando el desplante a su opresor, padece orfandad de liderazgo y la oposición debe evitar que las acciones contra la dictadura se limiten a espacios y acciones de fácil reconocimiento público, y promover también a los cubanos anónimos que aguardan la libertad como un aguacero de mayo que se lleve todo lo feo, que es mucho y antiguo.

La clave cubana pasa por combinar la contundencia de acciones públicas honradas y valientes, como las de esta semana ante el Congreso de los Diputados de España y el Parlamento Europeo, con la pasión de las hormigas, que parecen insignificantes pero que trabajan toda su vida; evitando todo entusiasmo pasajero y huyendo de relumbrones narcisistas y solapados que, con sus simulacros, solo refuerzan al decadente espejismo de las izquierdas de Europa y Estados Unidos, que siguen leyendo erróneamente a La Habana porque odiaron al apartheid, y a Pinochet con la misma intensidad con que amaron a Fidel Castro Ruz.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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