Cubanos que se unieron a la flotilla por la libertad de Cuba que partió desde Florida el viernes, levantando sospechas del grupo respecto de su repentina aparición, declararon que no eran “infiltrados” del régimen de La Habana, tras diversas acusaciones en redes sociales.
En declaraciones a América Tevé, los tripulantes de la embarcación lamentaron los rumores que se promovieron sobre sus intenciones. “Hay que tener en cuenta las informaciones que suben a redes y canales, porque pueden dañar la vida de cualquier ciudadano, como yo y mi hermano”, dijo uno de ellos.
El youtuber venezolano Oscar Alejandro dijo en su canal que el bote presentaba una matrícula que no le correspondía al tipo de embarcación. Sin embargo, los cubanos Lázaro Delgado y Alejandro Pérez, mostraron la registración del barco ante las cámaras. “No soy ningún infiltrado cubano, como también se me acusó”, sostuvo Pérez.
Desde distintas plataformas, corrió la información de que los cubanos habían abandonado la flotilla luego de permanecer unos minutos junto al grupo, pero ellos explicaron que estuvieron al menos tres horas en las aguas cercanas a Cuba y se debieron retirar por falta de combustible, que tampoco le ofrecieron en el lugar al parecer por las sospechas.
La iniciativa de la flotilla fue lanzada en las redes sociales por Osdany Veloz, un emigrante cubano en Florida, y el venezolano Oscar Alejandro mostró rápidamente su disposición a integrar el proyecto para documentarlo.
“La manifestación sería pacífica, sin armas y sin la intención de desembarcar en Cuba. Solo acercarse a un punto en el límite internacional de las 12 millas náuticas, y desde allí lanzar fuegos artificiales como medida de solidaridad y apoyo para con las personas que protestan en la Isla, para que, desde Cuba, todo el que quisiera acercarse a la orilla, pudiera ver”, explicó el comunicador.
Un total de seis botes zarparon el 23 de julio desde Miami rumbo a la frontera marítima con Cuba, para mostrar su respaldo a la causa de la libertad en la Isla tras las protestas masivas del 11J. En la noche, las tripulaciones comenzaron a tirar los fuegos artificiales, a los gritos de 'Viva Cuba libre' y 'Abajo la dictadura'.
La embarcación de Delgado y Pérez sorpresivamente llegó al lugar, y preguntaron por la cantidad de barcos en la flotilla. “Oye, ¿pero no se suponía que vinieran más barcos?”, preguntaron desde la nave, lo que levantó pronto suspicacias. Tras los rumores, Delgado y Pérez responsabilizaron a quienes se ocuparon de difundir información de su supuesta implicación con el gobierno cubano, de cualquier incidente que les ocurriera en adelante.
Los organizadores de la flotilla viajaron con autorización de la Guardia Costera de EE.UU. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) insistió en que para entrar en aguas cubanas se necesita un permiso. Las personas que rompan estas leyes estadounidenses se enfrentan a penas de 10 años de prisión. Otras posibles sanciones serían multas de 25,000 dólares al día y el decomiso de la embarcación.
Por su lado, el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla en conferencia de prensa dijo que la iniciativa era una "grosera violación" de las normas de navegación establecidas entre ambos países.
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