El periodista independiente Héctor Luis Valdés Cocho compartió el contenido de la conversación que sostuvo con su amigo y colega de profesión, Esteban Rodríguez, quien permanece en prisión pero declara seguir firme en sus principios y consciente de su inocencia.
“Yo estoy fuerte, firme, porque sé que no he hecho nada, sólo defender lo que es justo y es mi derecho”, le dijo este miércoles el activista en una conversación telefónica con Valdés Cocho que el periodista compartió a través de sus redes sociales.
Detenido el 30 de abril junto a una decena de activistas que se manifestaron en la calle Obispo en solidaridad con el artista Luis Manuel Otero Alcántara, Esteban Rodríguez va a cumplir tres meses en privación de libertad sin que se le haya celebrado juicio alguno por el delito que se le imputa: “alteración del orden público”.
Rodríguez, también colaborador del medio ADN Cuba, fue detenido junto a varios jóvenes en la intersección de Obispo y Aguacate, La Habana, mientras exigían pacíficamente ver al artista Luis Manuel Otero Alcántara, que se encontraba en huelga de hambre y de sed y permanecía bajo una fuerte vigilancia policial que impedía cualquier acercamiento a la sede del Movimiento San Isidro (MSI).
Después de pasar casi un mes en el centro de detención de Villa Marista, Rodríguez fue trasladado a la cárcel de Valle Grande, justo en la que también permanece detenido a la espera de juicio el youtuber Yoandi Montiel, más conocido como El Gato de Cuba.
“El régimen cubano una vez más viola los derechos más elementales de sus ciudadanos; como los es el derecho a manifestarse pacíficamente, el derecho al libre movimiento, asociación y el de expresarse libremente. Una vez más el sistema totalitario que impera en la isla, encarcela a jóvenes por el simple hecho de disentir”, expresó Valdés en aquella ocasión en solidaridad con el activista.
Sin embargo, días después, el 13 de junio, Rodríguez volvía a ser trasladado de prisión, esta vez destinado a la de alta seguridad que se encuentra ubicada en Guanajay, provincia de Artemisa. Según denunció entonces su esposa, Zuleidis Gómez Cepero, el día de su traslado, al activista lo mantuvieron todo el día esposado de pies y manos.
Los cambios de ubicación de los prisioneros políticos en Cuba es una medida denunciada en innumerables ocasiones y forma parte de la estrategia de desgaste de los represores cubanos que, de esa manera, infligen angustia y dolor a la familia y amigos que, en medio de la crisis de alimentos, transportes y medicamentos que atraviesa el país, deben dedicar todo su tiempo a reunir y hacer llegar provisiones a sus familiares tras las rejas.
Apenas dos días después de su traslado a la prisión de alta seguridad de Guanajay, Rodríguez fue llevado hacia el Hospital La Covadonga, en La Habana, por presentar síntomas de coronavirus, a los que efectivamente dio positivo.
Las cárceles cubanas, según el testimonio de muchos reos, están afectadas especialmente por la propagación del virus y los prisioneros enfermos, mal atendidos. Desde La Covadonga, el activista fue ingresado en el hospital de la prisión Combinado del Este de la capital. Diez días después, Rodríguez daba negativo al coronavirus.
A mediados de junio, Amnistía Internacional y Human Rights Watch pidieron a través de sus redes sociales la liberación de Rodríguez. Numerosas organizaciones no gubernamentales, activistas cubanos y organizaciones internacionales han solicitado la liberación de Rodríguez y el resto de jóvenes que continúan presos por manifestarse en la calle Obispo.
“Mi esposo es un hombre humilde, luchador, honesto y está batallando por los derechos de este país, porque todo cubano sea libre. Es buen padre, amigo, hermano e hijo, valiente y digno de respetar”, aseguró la esposa tras su detención, calificando como “calumnias” las difamaciones sobre Rodríguez vertidas por el vocero oficialista Humberto López en la televisión cubana.
Huelguista de hambre durante el acuartelamiento de una docena de activistas en la sede del MSI, Rodríguez y los jóvenes que se manifestaron en la calle Obispo, expresaron el malestar de una ciudadanía que semanas más tarde tomaría las calles de pueblos y ciudades a lo largo de Cuba, durante las protestas del 11J, cansados de la represión y exigiendo derechos y libertades.
“Seguimos dando guerra. Tranquilo que yo estoy bien. No me dejes a Zuleidis Gómez Cepero sola, ni a las niñas”, pidió este miércoles por teléfono el activista a su amigo Valdés Cocho, quien transmitió el mensaje de muchos cubanos que se solidarizan con Esteban y que seguirán exigiendo su liberación, junto a la de todos los presos políticos del régimen.
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