APP GRATIS

Los ucranianos resistirán hasta el último hombre y la última bala

¿Estaría la oligarquía gobernante rusa dispuesta a escalar la guerra a un conflicto nuclear?

Presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski © Twitter / Volodimir Zelenski
Presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski Foto © Twitter / Volodimir Zelenski

Este artículo es de hace 1 año

Cuando Vladimir Putin dio luz verde al inicio de la invasión de Ucrania, no fue el único en pensar que la victoria sería rápida; ahora ya está demostrado que los ucranianos van a resistir hasta el último hombre y la última bala, aunque persiste la incógnita de saber si la oligarquía gobernante rusa está dispuesta a escalar la guerra a un conflicto nuclear, si se impondrá la ecuación riesgo-recompensa en la mentalidad de los oligarcas moscovitas, sabiendo que, en una conflagración nuclear, perderían sus palacios de nuevos ricos, sus yates de lujo, su poder descomunal.

Solo la élite que rodea a Putin, que saltó de despachos del Politburó, el ejército y el KGB a multimillonarios, con un decreto que los convirtió en los dueños de Rusia, podrá contestar estas interrogantes.

Muchos analistas occidentales también esperaban que Kiev cayera en cuestión de horas. Y no fueron solo analistas; altos jefes militares de diferentes países consideraban lo mismo, incluyendo hasta el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Mark Milley, que predijo -a principios de febrero- que una invasión rusa de Ucrania podría tomar la capital ucraniana en "72 horas", muy lejos del conflicto de casi mes y medio en el que Rusia y Ucrania están ahora involucradas.

Durante las audiencias al Congreso de Estados Unidos, que se efectuaron a puerta cerrada el 2 y el 3 de febrero, Milley se bajó con una sombría predicción diciendo que Ucrania probablemente perdería 15.000 soldados en comparación con los 4.000 de Rusia. Pero no solo el todopoderoso jefe de Estado Mayor Conjunto estaba completamente equivocado, de igual forma pensaba la cúpula militar rusa y altos dirigentes gubernamentales alrededor del planeta. No por casualidad le costó el cargo al jefe de la inteligencia rusa Sergey Beseda, y al de Francia, el también general Eric Vidaud.

El valor y el ingenio ucranianos esfumaron todas esas suposiciones. A medida que la guerra se extiende a la séptima semana, la balanza de la victoria ya no se inclina hacia Rusia sino a Ucrania, y sería una victoria que redibujaría el mapa no solo de la seguridad europea, sino de toda la geopolítica actual.

El presidente Volodymyr Zelenski ha explicado a las naciones más importantes del mundo, con su excelente dominio de la comunicación, cómo el poder popular es el secreto de la resistencia de Ucrania y por qué la guerra está cambiando a favor de su nación. "Creemos en la victoria", declaró. "Este es nuestro hogar, nuestra tierra, nuestra independencia. Es solo cuestión de tiempo".

En el inicio de la invasión rusa, cuando Estados Unidos le ofreció a Zelenski la extracción segura de Ucrania y este les respondió: “No necesito un paseo, necesito armas”. (I don´t need a ride, I need weapons). En ese preciso instante, me di cuenta que Putin había perdido la guerra y, desde entonces, he tratado de explicar a muchos amigos escépticos, incluyendo a altos oficiales norteamericanos retirados, que conozco desde hace décadas, mi certeza en la derrota rusa.

Putin perdió porque, para mantener el poder y el pellejo, se ve obligado a retornar a la dictadura totalitaria de un solo partido en el poder; pero esta vez sin la justificación ideológica de las utopías del comunismo; el futuro luminoso del paraíso de la clase obrera ya no cuadra en la ecuación.

Las nuevas generaciones de rusos han probado la libertad y el derecho a pensar y expresarse libremente sin edictos imperiales desfasados. El supuesto apoyo interior, según sus encuestas oficiales, es ya un truco gastado. La pasividad del pueblo ruso -basada en la represión y el miedo- durará hasta el regreso de los estantes vacíos en los supermercados y el descenso precipitado de los niveles de vida, ya afectados por la dictadura oligárquica que ostenta el poder, bajo sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea.

Putin perdió porque se le ha desinflado el mito de invencibilidad del ejercito ruso, aunque trate de ocultar su fracaso e incapacidad militar, incluso a su propio pueblo, la verdad se impondrá, pero lo peor para su ego es que a partir de este espectáculo, otras ex repúblicas soviéticas le perderán el respeto y seguirán el ejemplo de Ucrania si el dictador ruso pretende extender sus aventuras.

Putin perdió por subestimar uno de los mas importantes factores que deciden las guerras. Está probado que los pueblos que se deciden a luchar hasta las ultimas consecuencias tienen mas probabilidades de triunfar que los militares que responden a autócratas.

El último anuncio de Rusia, en las conversaciones bilaterales efectuada en Turquía, de que iría retirando paulatinamente las fuerzas alrededor de la capital ucraniana como gesto para crear confianza en las conversaciones no son más que pamplinadas de Putin.

El presidente ruso está contra la pared, le salió mal la jugada; el descalabro ha sido descomunal y la única forma que tiene de salvar un poco la cara ante el pueblo ruso y tratar de conservar la cabeza en los tenebrosos laberintos del Kremlin es bajarse con ese eufemismo.

¿Putin va a continuar con sus bombardeos y ataques? Seguro que continuará mientras se sienta el nuevo zar de Rusia y lo sorprenda la realidad.

¿Que existen graves peligros? Por supuesto que existen. Estados Unidos y sus aliados deben contemplar no una, sino tres crisis geopolíticas, que podrían ocurrir en rápida sucesión, al igual que la guerra en Europa del Este fue precedida por la guerra de Japón contra China, y fue seguida por la guerra de Adolf Hitler en Europa, en 1940, y la guerra de Japón contra los Estados Unidos y los imperios europeos en Asia. en 1941.

China continuamente tantea el terreno para calibrar las consecuencias de sus ambiciones con Taiwan. Si se decide a seguir el camino de Putin y si, además, estallara la guerra entre Irán y sus enemigos regionales, o los estados árabes e Israel, entonces estaríamos en los umbrales de la Tercera Guerra Mundial.

Algunos descartan el riesgo de una Tercera Guerra Mundial sin analizar cómo ha cambiado la situación desde el final de la guerra fría. En aquella, fue la OTAN la que no podía esperar ganar una guerra convencional con la Unión Soviética. Por eso tenía armas nucleares tácticas listas para lanzar contra el Ejército Rojo si marchaba hacia Europa Occidental.

Rusia, como lo demuestra su invasión a Ucrania, no tendría hoy ninguna posibilidad en una guerra convencional contra la OTAN y por eso tiene armas nucleares tácticas listas para lanzar en respuesta a un ataque occidental. Y el Kremlin ha puesto ya, por boca del propio Putin, a las fuerzas estratégicas en estado de alerta.

El 25 de marzo, los generales rusos afirmaron que nunca había sido su intención capturar Kiev o Járkov, y que los ataques allí solo habían tenido la intención de distraer y degradar a las fuerzas ucranianas. Que el verdadero objetivo ruso era y es obtener el control total de la región de Dombás, en el este del país, excusa que tampoco cuadra con las grandes perdidas que han sufrido desde que iniciaron la invasión.

El discurso de los generales está destinada al consumo interno de Rusia, donde el nuevo régimen de terror ha convertido en delito nombrar la guerra por su nombre. Queda por ver si con la desmoralización y los fracasos, el ejército de Putin puede alcanzar este objetivo. Lo que si está claro que será un proceso lento y sangriento, como se ha podido ver en la brutalidad de las batallas libradas.

Rusia ha cambiado el objetivo inicial y se encamina a tratar de lograr una victoria limitada en Ucrania, cambio de estrategia que reduce las opciones de Putin para ampliar el conflicto, intensificando su ofensiva; y no debemos descartar un probable un alto al fuego en cuestión de semanas, porque para entonces los rusos habrán triunfado o fracasado en su nueva ofensiva en el Dombás; aunque el Kremlin tendrá que dar un descanso a sus soldados; en medio de un proceso de reclutamiento y entrenamiento de reemplazos, pero pasarán muchos meses antes de que las nuevas tropas estén listas para el combate.

La paz va a tardar mucho más en llegar porque, cada día que pasa, aumenta de la resistencia ucraniana, y las posiciones de Moscú y Kiev parecen haberse endurecido, especialmente en las cuestiones territoriales (el futuro estatus no solo de Donetsk y Lugansk, sino también de Crimea). Bien podemos esperar ceses del fuego que no se mantienen, intentos de ganar ventaja que conducen a episodios de combates y, todo esto, durante mucho más tiempo de lo que nadie parece anticipar; escenario que también obligará a Occidente a prorrogar, y hasta endurecer, sus sanciones, que ya han creado la situación más difícil en 30 años, como reconoció el primer ministro el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin.

¿Qué opinas?

VER COMENTARIOS (1)

Archivado en:

Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Rafael del Pino Díaz

Rafael del Pino Díaz, (Pinar del Río, 1938) General de Brigada (r) Piloto de combate en Girón y Angola. Escapó en 1987 a Estados Unidos, donde reside.


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689


Siguiente artículo:

No hay más noticias que mostrar, visitar Portada