El gobernante Miguel Díaz-Canel aseguró este lunes que los cubanos están dispuestos a defender la llamada “revolución”, incluso en una guerra contra Estados Unidos.
Con el registro monocorde que le caracteriza, el gobernante designado por el dictador Raúl Castro balbuceó palabras sobre el valor y la disposición de los cubanos a resistir frente al “enemigo”, con el tono menos convincente de los empleados por el presunto líder de la “continuidad”.
“En las condiciones en que está el mundo, como se está moviendo el mundo, como se está moviendo la agresividad de Estados Unidos, tratando de imponer su hegemonía mundial y también recrudeciendo todas las acciones hacia nuestro país, aquí hay disposición de enfrentar cualquier agresión”, afirmó Díaz-Canel durante una reunión realizada en la sede del Comité Central con los primeros secretarios provinciales del Partido Comunista de Cuba (PCC).
El cónclave sirvió para evaluar la “política de cuadros”, una de las liturgias preferidas por el PCC y que da pie a los discursos más vacuos y aberrantes de los que son capaces los dirigentes del régimen totalitario comunista, con frases larguísimas que no dicen nada y que franquean los pasillos del poder a quienes las utilicen con más soltura.
Sin embargo, al primer secretario no se le vio muy suelto en su intervención. Leídas, como siempre, las palabras de Díaz-Canel sonaron menos convincentes que el lema de “¡viva la salchicha!”, gritado por los trabajadores de PRODAL, una iniciativa seguramente de alguno de los “cuadros” que tanto placer causan al mentor Rogelio Polanco.
“Hay valor y la gente está dispuesta a defender la revolución”, susurró Díaz-Canel, ojeando los papeles frente a sí como chivo que mira el cartel, sin saber lo que dice, preocupado únicamente por tener algo que rumiar ante sus semejantes.
El espíritu combativo del presunto comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) debió impresionar al viceministro y posible futuro jefe de Estado Mayor General, Roberto Legrá Sotolongo, quien “abordó las medidas que se implementan para elevar el estado y la disposición combativa de las FAR”, según el reportaje del noticiero de la Televisión Cubana.
Pero tiene que haberlo impresionado negativamente. A pesar de que el currículo bélico de Legrá Sotolongo no es muy abultado, el general sabrá que con semejante líder no se puede arengar a ninguna tropa, por muy preparada o dispuesta que esté a morir por la patria y demás versos del himno nacional. La sola presencia de Díaz-Canel hace desertar a cualquiera de las filas en las que semejante “jefe militar” se encuentre.
“Evitar la guerra para nosotros equivale a ganarla”, dijo el dictador y antiguo ministro de las FAR, Raúl Castro Ruz. La frase, utilizada por el periodista oficialista para cerrar su reportaje, quizás sea una de las que más recuerda el "estratega" gobernante, cruzando los dedos para que su mentor y responsable de haberlo puesto a dedo en la Presidencia de Cuba acierte por una vez en su vida y no le pase como con la promesa del vasito de leche, que quedó dibujada en el aire y el viento se la llevó.
“En las condiciones que está el mundo”, como dijo él mismo, Díaz-Canel debería rendir cuentas ante los cubanos por hipotecar la soberanía de la nación con los oligarcas de la Rusia de Vladimir Putin, aquellos que ahora utilizan a Cuba a su antojo, a cambio de mandar turistas y mantener en el poder a la dictadura militar de partido único que les garantiza fidelidad en sus peligrosos escenarios de jueguecillos belicistas con Estados Unidos.
No solo no han descartado que podrían colocar misiles en Cuba en sus declaraciones; no solo han afirmado que el gobierno cubano reconocería la independencia de las repúblicas de Donetsk y Lugansk; no solo pretenden que el rublo circule con facilidad por La Habana con sus tarjetas Mir, sino que perdonan las deudas mil millonarias de un régimen que sirve a sus intereses siempre que el poder lo conserve el "aguerrido" líder de la “continuidad”.
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