Una joven cubana, angustiada por la escasez y las desigualdades de la vida cotidiana, explotó en las redes sociales ante la evidencia de que su madre llorando “no sabe qué ponerle en la mesa para comer".
La usuaria de Twitter, que se identifica con el nombre “tengohambre:/” y es activista por la protección de animales, relató una historia que puede ser la de muchas familias cubanas que no pueden acceder a las tiendas en moneda libremente convertible (MLC) y hacen malabares de todo tipo para poder conseguir alimentos e insumos de primera necesidad.
La joven comienza describiendo la deprimida oferta de las bodegas subsidiadas estatales, las cuales, para muchas familias, son la única opción para conseguir alimentos.
“Hoy mi mamá viro de la bodega casi llorando, con un cartón de huevos en la mano que no llegaba a los 30 huevos porque sólo dieron 5 por persona y encima dicen que quizás para el mes que viene solo le den a los niños o sea que en mi casa no toca un puto huevo. Tampoco hay pescado en la bodega HACE UN MILLON DE AÑOS Y SOMOS UNA ISLA RODEADA DE AGUA, el pollo la última vez estuvo 3 meses sin venir, lo que te dan de picadillo es una mierda que en un día se va!!!”, denuncia.
Como para muchos otros cubanos, la tiendas en MLC son objeto de rabia y un símbolo de la desigualdad que caracteriza a la sociedad cubana de hoy.
“Pero entonces vas a las tiendas MLC y están repletas de todas estas cosas incluso de leche, y de las confituras que un niño chiquito no se ha podido comer porque en las tiendas en moneda nacional NO LAS HAY”, explica.
Luego, se pregunta hasta qué límite de penurias e insatisfacciones los cubanos de a pie tienen que aguantar y expone el dramático escenario en que sobrevive su familia.
“Entonces asere? ¿hasta dónde más hay que aguantar? He tenido que ver a mi mamá llorando porque no sabe que ponerme en la mesa para comer, a mí y a mis dos abuelos de 80 años, a mi papá matándose en otro país para poder mandar algo de dinero y no puede todos los meses”, comenta.
Esta joven, como muchos otros cubanos, exterioriza su frustración ante la retórica de una élite que exige sacrificios al pueblo, mientras se enriquece a costa de sus necesidades y levanta hoteles de lujo para el turismo.
“Me faltó decir que todos los días levantan un hotel nuevo, donde van a estar todos estos alimentos, e incluso los que nunca has visto en tu vida, pero nada, aquí seguimos echándole la culpa de todo al bloqueo”, concluye.
Las catarsis de cubanos angustiados en las redes sociales ante la acelerada crisis estructural que vive la Isla son cada vez más frecuentes.
Este miércoles, Midaisy Marrero Gil, una madre cubana de tres niños, denunció la falta de medicamentos en la isla y aseguró que está desesperada, en un barrio afectado casi totalmente por el dengue.
“Aquí no tenemos de nada, aquí nos vamos a morir”, dijo la mujer residente en la localidad Aguada de Pasajeros, en Cienfuegos, y que hace algunos días conmovió a miles de cubanos con el testimonio sobre sus hijos enfermos y sin medicinas.
A su entender, el gobernante Miguel Díaz-Canel “hizo un pacto con el diablo y los condenados somos nosotros”, la población del país.
Quienes viven en Cuba tienen cada vez menos miedo de las repercusiones que puedan enfrentar por levantar su voz ante la miseria en que viven y reclamar al gobierno una vida digna.
El pasado martes, Yuli Turruellas, una madre holguinera desesperada por la crisis en Cuba, cuestionó la gestión de Miguel Díaz-Canel al frente del país y arremetió contra un régimen del que dijo que está dejando sin futuro a los niños y solo se encarga de desprestigiar a todo el que osa irle en contra.
“¿De qué me quejo? De vivir, porque ya son tantas las carencias que ya tú no sabes de qué quejarte”, dijo Turruellas en un video enviado a CiberCuba.
“¿A quién va dirigida mi protesta? Al presidente. Te molesta que te ofendan, te molesta, ¿verdad? ¿Y por qué ofenden enseguida a las personas que pensamos diferente y que tenemos derecho a quejarnos? A quejarnos porque no tenemos vida”, dijo en otro momento de su intervención.
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