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Amelia Calzadilla sobre recluta fallecido en incendio en Matanzas: “Pudimos haber contado con un buen neurocirujano”

La joven madre cubana denunció la obligatoriedad del Servicio Militar que llevó al joven a perder la vida, y habló del sufrimiento de las madres quienes deben soportar esa medida injusta para sus hijos.

Leo Alejandro Doval Pérez de Prado © Facebook / Leo Alejandro Doval Pérez de Prado
Leo Alejandro Doval Pérez de Prado Foto © Facebook / Leo Alejandro Doval Pérez de Prado

Este artículo es de hace 1 año

Amelia Calzadilla, una joven madre cuyas denuncias sobre la crisis en Cuba se viralizaron meses atrás en las redes sociales, publicó un mensaje dirigido a los familiares de Leo Alejandro Doval Pérez de Prado, uno de los jóvenes reclutas fallecidos en el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas.

Sus palabras, dirigidas a la familia del joven, lanzaron una aguda crítica contra la arbitrariedad del Estado de enviar a adolescentes a cumplir el Servicio Militar Obligatorio (SMO) antes de iniciar sus estudios universitarios, según una publicación en su perfil de Facebook.

Captura de Facebook / Amelia Calzadilla

Calzadilla apuntó que la imposibilidad de rechazar una tarea como la impuesta a Leo, de enfrentar el incendio, no le había dado al futuro estudiante de Medicina la oportunidad de salvarse. Escribió que, aunque el adolescente de 19 años no hubiera acudido a sofocar el fuego en contra de su voluntad, posiblemente no habría elegido pasar un año llevando una vida militar.

Expresó que las madres cubanas saben que el SMO “es la única manera y la única opción posible de lo contrario no pueden cursar la universidad y queremos lo mejor para ellos y sabemos que los estudios lo son, porque solo queremos y perseguimos la paz y enfrentarse a un Comité militar en nuestro país para decir 'mis hijos no quieren y yo no los obligo' es meterse en tremenda balacera, como decir la verdad también lo es”.

El Estado cubano ha anulado el derecho de los hijos y las madres a decidir respecto al cumplimiento del SMO, y esa incapacidad, que lleva a “aceptar irracionalmente medidas, leyes y decisiones”, afecta personalmente la vida de quienes terminan sufriendo si suceden hechos trágicos como el del siniestro de Matanzas.

Además de su aguda reflexión, Calzadilla manifestó palabras de dolor al compadecerse del sentimiento de la madre que perdió a su hijo que solo quería ser neurocirujano, no bombero. Habló de la necesidad de retroceder y decir no ante esa “ley absurda” que constituye el SMO.

Se cuestionó por qué no pueden los jóvenes cubanos negarse a semejante imposición del gobierno cuando su vocación no los hace aptos para esas labores obligatorias.

“¿Por qué su decisión de ser doctor o ser ingeniero o ser maestro o ser fumigador es menos meritoria? ¿Por qué tenía que ir al Servicio? ¿A hacer qué? Si ya él iba a un aula a aprender a salvar vidas con sus manos, su tiempo, su conocimiento”, espetó.

Para Calzadilla el servicio al país puede efectuarse desde cualquier otra área o trabajo distinta de la militar. “Por qué nuestros hijos tienen que ir a prestar servicio en áreas militares si ellos eligen servir al país desde otros trabajos igualmente valerosos que los de un bombero: educar, sanar, crear, producir, innovar, ingeniar”, sostuvo la joven madre.

Como Leo, otros jóvenes cubanos han sido víctimas de una muerte cruel que se ha repetido en otros momentos de la historia. “¿Por qué debo creer que mis hijos estarán protegidos durante el tiempo del servicio si a estos niños no los pudieron proteger? ¿Por qué la vida de mi hijo no tiene valor o equivale a un acto vacío con personas que no lo conocieron y fingen sentir su partida cuando no pudieron cuidar su vida, para no dar las respuestas adecuadas en el tiempo adecuado? Incluso si me dan esas respuestas, ¿quién me devuelve a mi hijo?”, cuestionó Calzadilla.

Asimismo, expresó su convicción de que sus palabras sonarían sensatas “en oídos de las madres que vivimos en constante vigilia por nuestros hijos”, no así “en oídos de los necios, los extremistas y los absurdos que dicen que defienden la Patria sin enterarse que la Patria somos cada cubano”.

“Quienes tienen tanto 'amor', no tienen empatía suficiente para entender y aceptar que lo justo es que solo cumplan el servicio militar quienes tengan vocación militar sin ser vetados o menospreciados porque no es un acto de cobardía decir no estoy apto porque no tengo vocación militar, es meramente un derecho”, advirtió.

“Frustrados, necios, orgullosos, temerosos, lacayos, atacadme, pero eso no hará que sienta menos injusta, innecesaria y cruel la muerte de todos esos muchachos que antaño fueron otros y en otras tierras como los niños enviados a Angola y que en el futuro serán otros, a menos que empecemos a ser justos y decir las cosas cómo son. Yo tengo un niño y no lo quiero héroe en un ataúd, lo quiero vivo y feliz”, añadió la joven madre de tres niños.

Su expresión de dolor e impotencia concluyó expresando su pésame a la familia de Leo y lamentado no poder contar con un buen neurocirujano en el futuro.

Las madres que se hicieron eco de la publicación coincidieron en el sufrimiento y la angustia provocada por el periodo de SMO que debían cumplir sus hijos. La mayoría pidió el fin de ese entrenamiento militar que pone en riesgo la vida de los jóvenes.

Una internauta expresó que a las madres como ella les corresponde luchar contra la injusticia del SMO, iniciado desde que los niños repiten en las escuelas “Seremos como el Che”.

Vivianne Pérez de Prado, madre de Leo Alejandro Doval Pérez de Prado, desaparecido en el incendio en la Base de Supertanqueros, publicó recientemente un desgarrador texto para despedirse de su hijo en el que evocó los sueños de su “niñito con alma de viejo” y enumeró tiernos momentos familiares sin los que asegura no sabe cómo va a poder vivir a partir de ahora.

“Hoy hace ya una semana que te arrancaron de mi vida. Mi niñito con alma de viejo, como siempre te decía, lleno de sueños, de planes y metas por alcanzar a las que tanto empeño ponía y lograba siempre”, transmitió la madre afligida.

Las autoridades gubernamentales no se responsabilizaron por haber enviado a jóvenes inexpertos a una muerte segura, como parte de los comandos que asumieron la extinción del incendio durante una semana. Como Leo, otros adolescentes con escasa preparación debieron combatir un fuego de grandes proporciones, en el mayor depósito de combustible del país, en la zona industrial de Matanzas.

En el siniestro perdieron la vida 16 personas, cuatro eran reclusos del SMO, de entre 19 y 20 años.

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