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Absurdo regalo estadounidense al tardocastrismo

La mansedumbre nunca es adecuada para tratar con rufianes.


Este artículo es de hace 1 año

La casta verde oliva y enguayaberada -en crisis terminal- acaba de recibir un inesperado regalo de Estados Unidos; con una pública discrepancia sobre la política del presidente Joe Biden hacia Cuba, comparándola con la de Barack Obama, pese a que fracasó en sus objetivos más caros.

Notable pifia norteamericana porque refuerza la obsesión tardocastrista de escamotear su real conflicto; que ocurre entre la dictadura más antigua de Occidente y la mayoría del pueblo cubano, como demuestran las protestas antes, durante y después del traumático 11J; haciendo saltar de alegría al Palacio de la Revolución, con la polémica entre Ben Rhodes y Ned Price, que viene a reforzar su tesis de plaza sitiada y el ombliguismo geopolítico de los zares de Siboney.

Una política de mansedumbre nunca es adecuada para tratar con rufianes, porque se envalentonan y actúan al filo de la impunidad; y la creencia de que la buena vecindad y el flujo de dólares estadounidenses suavizará a La Habana es necia porque la casta verde oliva y enguayaberada aprovechó el parón por coronavirus para diseñar nuevas unidades de producción y defensa, dirigidas e integradas por militares y disfrazadas de pequeñas y medianas empresas privadas, para acaparar la moneda dura que entre en la famélica Cuba.

¿Qué argumentos hay para cambiar la política norteamericana hacia la dictadura más antigua de Occidente, cuando su gobierno ha lanzado una avalancha migratoria inaudita contra Estados Unidos y una razia contra opositores y activistas, con más de 700 presos y medio centenar de desterrados?

¿Qué pretende Rhodes, premiar al agresor, que respondió a la inédita generosidad Obama, donde el fue protagonista directo, con ataques sónicos, que también alcanzaron a diplomáticos canadienses en La Habana?

La clave no está en cuestionar si un funcionario cubano podría o no fiarse de compromisos norteamericanos; asumidos tras bambalinas, siempre según el relato de Rhodes, sino su ejercicio interesado de mala memoria desconociendo los reiterados incumplimientos de La Habana en al ámbito bilateral.

La confianza debe ser siempre mutua y quien rompió el new deal entre ambos países fue el raulato para mantenerse a salvo, como admitió el propio Rhodes en su absurdo barullo e, invirtiendo su argumento, ¿qué certidumbre pueden tener los norteamericanos en que los tardocastristas honrarán su palabra?

Cada gobierno es libre para relacionarse con otros, de la manera que mejor crea responde a sus intereses, pero premiar al tardocastrismo acorralado, implica mandar el mensaje equivocado a criminales cuya único objetivo es conservar el poder a cualquier precio, como advirtió el también demócrata Bob Menéndez, senador y presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta.

Rhodes pudo ahorrarse el pronunciamiento público y Price contestar que no se comentan declaraciones de ex funcionarios pero -extrañamente- han promovido y avivado una polémica que solo beneficia al tardocastrismo y perjudica a la mayoría de los cubanos; sabiendo que en política no hay casualidades.

Cuba también padece el hándicap de no contar con una oposición capaz de liderar el descontento popular, que en otro país habría dado al traste con la tiranía; pero este déficit no justifica el afloramiento público de discrepancias, reales o artificiales; pero siempre interesadas, entre sectores del partido que gobierna Estados Unidos.

En la historia, no hay dos momentos iguales; solo hechos y, si los funcionarios norteamericanos tienen el detalle de releer la declaración del gobierno cubano sobre el alivio parcial de Biden, constatarán que los máximos responsables de la desgracia de Cuba, calificaron de "devastadora" la política de Trump, ante quienes actuaron con extrema cautela; tras el fiasco de la Inteligencia castrista de asegurar que no ganaría a Hillary Clinton.

A La Habana solo le interesa ganar tiempo político y usar el embargo y las 243 medidas -penúltima cantaleta antiyanqui- como elementos legitimadores de su brutalidad antidemocrática y justificativo de su descomunal fracaso económico, como evidencia la escasez crónica de pescado fresco en un archipiélago.

Rhodes y Price han resuelto la apertura de noticieros ¡arriba, arriba, compañeritos, llegó la hora del cuentecito! que, con voces engoladas para el motivito, soltarán: Afloran discrepancias en Estados Unidos sobre política de Biden hacia Cuba. Ex alto funcionario de Obama solicita Pío tai, en reconocimiento a la justeza de las demandas de nuestro pueblo...

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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