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Panamá otorga solicitud de asilo a Raúl Soublett y su suegra

Los dos cubanos llevaban siete días de limbo legal migratorio en Panamá.

Raúl Soublett López y su suegra Dayami Valdés ©

Este artículo es de hace 1 año

El gobierno de Panamá concedió la petición de asilo a Raúl Soublett López y Dayami Valdés, pareja y madre de Héctor Luis Valdés Cocho, respectivamente, a quienes el régimen nicaragüense les impidió viajar tras escapar de Cuba.

El proceso duró al menos siete días, pero gracias al apoyo de muchas personas, que no fueron nombradas, las autoridades decidieron otorgar la condición a ambos cubanos.

"Mil gracias a todas las personas que brindaron su ayuda y estuvieron minuto a minuto apoyándonos. Siempre estaremos en deuda", escribió el joven en su cuenta de Facebook.

Dayami Valdés también celebró la noticia y reiteró el agradecimiento a todos los que brindaron su apoyo en los días pasados, desde que un país aliado al régimen cubano les impidió viajar libremente.

Captura de pantalla de Facebook

"Al fin libres", agregó.

Héctor Luis Valdés Cocho, que escapó de Cuba en enero pasado junto al activista y reportero independiente Esteban Rodríguez, celebró la noticia.

"Fueron días intensos, pero con el apoyo de amigos y buenas manos; lo lograron", agregó.

Soublett López y Valdés Cocho sufrieron en Cuba la represión de la Seguridad del Estado mientras desarrollaron activismo y periodismo independiente.

La Comisión Interamericana de Derecho Humanos les otorgó en diciembre pasado una medida cautelar atendiendo al peligro que corrían en Cuba y la violación de sus libertades individuales.

Semanas antes Soublett López publicaba un polémico anuncio en sus redes sociales en el que renunciaba al activismo y procedía a la disolución del proyecto Alianza Afro-Cubana.

"Esta decisión no es producto de presiones externas, sino una decisión nuestra. Agradecer a todas las personas que confiaron y apoyaron al proyecto. Muchas bendiciones, amor y muchísimo ashé", agregó.

A pesar de los argumentos ofrecidos, muchos activistas dentro y fuera de Cuba comprendieron que se trataba de una presión de la Seguridad del Estado para desactivar a la sociedad civil independiente.

Periodistas y activistas no oficialistas renunciaron también públicamente a su trabajo, situación que está asociada a sus intenciones de viajar fuera del país y que responde al aparato represivo de las autoridades migratorias cubanas contra estas personas y que organizaciones internacionales han criticado.

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