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Absurdo comunista perturba la "OFICOLA"

No hay comida, medicinas ni detergente, pero la informatización avanza.

Oficoda de Boyeros, La Habana © Cubadebate
Oficoda de Boyeros, La Habana Foto © Cubadebate

Este artículo es de hace 1 año

El Caribe es desmesura surrealista y el comunismo una sucesión de absurdos a Pepe timbales, que amarga la vida de la mayoría de los cubanos, soportando el racionamiento de alimentos, medicinas, bienes y servicios desde hace 60 años; sazonado con ofensivas revolucionarias que siempre acaban en ¡oh, melancolía!

La casta verde oliva y enguayaberada, que banquetea sin libreta, desde que permutaron la finca "Manacas", en Birán, por la isla entera para ellos, acaba de anunciar el penúltimo simulacro, anunciando la informatización de la marañera Oficina de Control para la Distribución de los Abastecimientos (OFICODA). Solo el nombre mete miedo.

La causa real de la nueva medida es la creencia absurda del impostor gobierno que la escasez crónica de alimentos y artículos de higiene obedece a problemas subjetivos, en esa parafernalia habitual del diccionario tardocastrista: afectación, complejiza, deprimida, faltante, vviendas en estática milagrosa y MLC; para evitarse hablar de daños, baja producción, crisis, robo, viviendas inhabitables y dólares estadounidenses.

El aldabonzazo popular del 11J -cerrado en falso con bayonetas y pasaportes- afloró los Llegaypon de los arrabales de las ciudades cubanas, donde se amontonan seres humanos sin Libreta, enganchando la luz directamente a la red, con escasez o carencia total de agua potable y otros males comunistas. Los excluidos de la revolución.

El anunciado esquema tecnológico para administrar el hambre, coincide con la enésima redada contra acaparadores, revendedores y coleros; a los que presentan como los verdaderos culpables del desastre que aflige el alma cubana y, aquellos que no cooperen con los instructores policiales, serán vinculados al enemigo, que siempre acecha.

El comercio irregular, incluido jineteros y jineteras, ha contribuido decisivamente a la supervivencia del castrismo, que ha tolerado el robo continuado de recursos estatales con el doble propósito de usarlo como aliviadero de tensiones sociales y, al mismo tiempo, arma arrojadiza contra opositores políticos, que desean un cambio real, pero tienen que morir en la orilla de la bolsa negra para comer y bañarse, como la mayoría de los cubanos. Y siempre hay un ojo que te ve.

El Hombre nuevo es -mayoritariamente- relativista moral, emigrante, inxiliado y delincuente, por mandato del Estado totalitario, fallido y jinetero que destrozó a Cuba.

Mientras haya pobreza habrá bolsa negra y los mecanismos para burlar los degüellos gubernamentales, son tan eficaces que, oficiales del DTI y la PNR actúan, desde hace años, como cooperadores necesarios de los delincuentes, que los tocan con limón; ¡cosa buena!, siguiendo las indicaciones del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, convencido que el amargo cítrico es la base de todo.

Ahora le tocó el turno a las OFICOLAS, nombre más justo de esas estructuras burocráticas despilfarradoras de papel y tinta y campeonas mundiales de colas; extendidas ya a las tiendas dolarizadas en nombre del ordenamiento destrozador y los consulados extranjeros en La Habana. Hay, pero no te toca; te toca, pero no hay.

El comunismo de compadres convirtió la cola crónica en identidad nacional, hasta el extremo que sus víctimas ya forman largas filas frente a los establecimientos con suerte, sin saber qué venderán y los mejores turnos para las tiendas dolarizadas se venden a 50 dólares estadounidenses, por los propios encargados de salvaguardar la legalidad socialista. ¡No es fácil!

La ocurrencia oficolística forma parte de la impostura tecnológica del gobierno más incapaz del castrismo, creído que la resistencia debe ser creativa y que los problemas reales de los ciudadanos se resuelven con plataformas digitales, es decir, virtualizando las penalidades de sus víctimas. Avanzamos y eso les duele, reza la bobería solemne.

Cuba, que es país de poca memoria, ha soportado innumerables inventos gubernamentales que se han estrellado contra la lógica y la picaresca criolla; a todo sistema de dominación política corresponde una burocracia experta en maldades, con el único requisito de ser fiel a las enseñanzas del ilusionista en jefe de turno; acompañada por una legión de jodedores expertos en burlar la fantasía imperante sin pan ni amor. Fu Manchú, los Houdini y David Copperfield son meros aprendices ante los Mandrakes cubanos.

Durante la pandemia de coronavirus, el tardocastrismo ensayó plataformas digitales de pago y envíos que nunca funcionaron; se lanzaron con el ruido mentiroso habitual de las comisiones de embullo y se estrellaron contra la tozuda realidad.

Hace más de dos años, en Quemado de Güines, cuna de grandes creadores como Oswaldo Farrés y Enrique Núñez Rodríguez, los jodedores de la OFICODA parieron 56 criaturas y una red falsa de nuevos núcleos familiares para repartirse las cuotas con bodegueros escogidos y revenderlas en bolsa negra, incluidos 168 kilogramos de leche en polvo, mensuales.

Cualquier repaso a las hemerotecas cubanas, arrojará el saldo de alternancia de períodos realistas, como la política económica diseñada por Humberto Pérez González, amparado por Raúl, en los años 80, con etapas idealistas y represivas, de lucha sin cuartel contra las ilegalidades; excepto la mayor, que es la propia dictadura; afincada en la administración de la pobreza, como ideología predominante. Y donde los actuales mandarines se conducen con la soberbia del necio, que desprecia cuanto ignora; como vienen denunciando e insinuando el propio Humberto, el ex ministro Joaquín Benavides y Silvio Rodríguez, en diversos foros.

¿Qué cubano ha podido comer, gracias a las 63 medidas agropecuarias, anunciadas por el gobierno? ¿Qué pasó con los precios topados? ¿Algún cubano mayor de siete años se ha tomado el vaso de leche enarbolado por Raúl Castro?, en Camagüey, tierra que lechera fue.

Cuando la red informática de las OFICOLAS no produzca pescado, boniato ni frijoles; de carne, como del amor, mejor no hablemos, no viene al caso; aparecerá otro invento, porque Cuba es dialéctica; solo hay que encontrar la rendija...

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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