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Luis Manuel Otero Alcántara describe su rutina en prisión: "No puedo dejar de hacer arte"

Otero Alcántara dice que "no puedo dejar de hacer arte" para sobrevivir en lo que llama "la catedral del mal".

Luis Manuel Otero Alcántara © Facebook/Luis Manuel Otero
Luis Manuel Otero Alcántara Foto © Facebook/Luis Manuel Otero

Cuando se cumplen dos años y medio de su encarcelamiento, el artista independiente y preso político cubano Luis Manuel Otero Alcántara describió su rutina en prisión y dijo que el arte continúa siendo su única escapatoria de esa realidad.

En una entrevista concedida al medio independiente El Estornudo a través de breves llamadas realizadas a mediados de marzo, el líder del Movimiento San Isidro asegura que desde la prisión de máxima seguridad de Guanajay continúa su labor artística, realizando obras como "Retrato al carbón del gato de Schrödinger", donde refleja su vivencia carcelaria.

Otero Alcántara fue encarcelado durante las protestas del 11 de julio de 2021 en La Habana y condenado por el Tribunal Municipal de Marianao a cinco años de prisión por cargos de ultraje a los símbolos patrios, desacato y desórdenes públicos.

Explica que la vida en prisión es una rutina monótona en la que "te levantas a las seis de la mañana con una campana que suena como el alarido de un loco" y "todos los días son el mismo".

Se despierta temprano, enfrenta desayunos deplorables que muchas veces se limitan a "una sopa" y pasa sus días entre dibujos, conversaciones con otros reclusos y breves momentos de televisión.

La hora de patio proporciona un respiro, aunque breve, de la opresiva cotidianidad. Pero el arte es su refugio principal, una forma de expresar los estados de ánimo y rostros desolados que lo rodean en lo que él describe como "una catedral del mal".

Agrega que el régimen de alimentación en prisión es también reflejo de las dificultades que enfrenta la población cubana: "En un país donde los niños no tienen ahora mismo leche, no tienen pan, ¿qué puede quedar para un preso?"

En cuanto a las relaciones interpersonales, afirmó que vive una dinámica compleja en la que si bien es admirado por muchos, también experimenta desconfianza y temor entre los reclusos, muchos de los cuales son informantes de la Seguridad del Estado.

"Aquí los guardias saben que tienes una categoría de preso político, que no pueden maltratarte ni mucho menos. (...) Los veo como que están haciendo su trabajo, la culpa de que yo esté preso no es ni siquiera de ellos. A partir de ahí hay un respeto mutuo. (...) la orden es que a Luis Manuel no se le puede golpear, no se le puede maltratar", señala.

Sin embargo, el artista dice que se aferra a sus convicciones y al poder del arte para mantener su fortaleza, a pesar de lo cual entra muchas veces en periodos de depresión donde no quiere recibir llamadas ni hablar con nadie.

"Cuando yo me deprimo, el suicidio es una opción normal dentro de mi propia vida. Ves entonces que al momento ellos (los guardias) como que están velando cualquier cosa que me pueda pasar, que yo me resbale o que me dé un golpe o algo así. Te das cuenta de que los mismos presos están como en función de cuidarme. Ellos tienen presos en función de cuidarme, más allá de la policía, inclusive. Si pasa algo, al momento viene la policía, vienen los médicos. Ellos no me quieren muerto", comenta.

Explica que "a la hora de dormir, lo que me persigue es el arte, no puedo dejar de hacer arte. De hecho, cuando cierro los ojos, me vienen muchas imágenes de espiritualidades que hay aquí, alrededor de uno, encerradas en este sitio que es como una catedral del mal, una catedral de la maldad. Y eso me exige el arte, salir y reencontrarme con mis amigos, reencontrarme con mi familia. Mi cuerpo, te digo, está constantemente en todas esas experiencias positivas del pasado. Eso sí, después de estos tres años, ¿la gente sigue siendo la misma? No, pero yo creo que sí. Cuando yo escucho la voz de mis amigos, creo que son los mismos seres con la misma colectividad y la misma positividad, más allá del sufrimiento y de la distancia", dice.

Casi al final de la entrevista, concedida al destacado escritor cubano Carlos Manuel Álvarez, Otero Alcántara, de 36 años, afirma que su sueño es de "libertad".

"Los sueños son la libertad, estar en la calle, encontrarme con mis amigos. Ayer soñé que estaba como en una especie de teatro donde se hacía performance teatral. Mi mamá estaba ahí, por ejemplo. Mi papá también estaba mucho ahí, y estaban como todos mis amigos en el escenario. Era como un performance colectivo por mi cumpleaños, una cosa así media loca", concluye.

Otero Alcántara se convirtió en la principal figura contestataria contra el régimen cubano desde su casa del barrio San Isidro, donde protagonizó varias huelgas de hambre y expresiones artísticas que desafiaban el totalitarismo en la isla.

Después de esta serie de preguntas y respuestas enviadas a El Estornudo, el artista aparentemente no ha querido comunicarse más. "Desde hace más de una semana no hay noticias suyas", afirma el texto.

El pasado 7 de febrero un tribunal negó la solicitud de libertad condicional en favor de Otero Alcántara, y determinó que el activista debe permanecer en la cárcel.

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