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La central termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras vuelve a dar de qué hablar, y no precisamente por su eficiencia.
Una vez más, la caldera de la emblemática central ha decidido tomarse un descanso, reduciendo su generación a menos de la mitad de su potencia, según indicó la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) en sus redes sociales.
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Mientras la caldera de la Guiteras se enfría, la olla de presión social cubana sigue acumulando calor.
Con un Sistema Eléctrico Nacional (SEN) que apenas logra mantenerse a flote entre averías y falta de combustible, los apagones ya son parte del "patrimonio inmaterial" de la isla.
Este lunes, la UNE vuelve a “cocinar” otro parte desalentador: la víspera hubo afectaciones durante 24 horas (un clásico ya), y para la jornada en curso se pronostican afectaciones que superan los 1,500 MW en el horario pico.
La empresa estatal que dirige Alfredo López Valdés es toda una maestra en el arte de “emplatar” malas noticias con indiferencia e insipidez. Sin embargo, la receta es sencilla: menos electricidad significa más apagones. Y más apagones, más desesperación.
La Guiteras, con su ya crónico historial de "problemas en la caldera", no solo representa el colapso del sistema energético, sino también el creciente malestar de una población que ya no sabe cuándo podrá cocinar, trabajar o simplemente soportar el calor.
Pero, ¿qué más da todo eso a los inquilinos de Palacio? Según el gobierno de Miguel Díaz-Canel, "se trabaja intensamente" en la reparación de la caldera y en la recuperación de unidades averiadas.
Pero, claro, si algo ha demostrado la UNE es su eficiencia a la hora de prometer soluciones y su constancia en repetir crisis. Mientras tanto, en los hogares cubanos, las cocinas eléctricas están de adorno y los ventiladores son un lujo intermitente.
La "olla de presión" en la que se ha convertido Cuba sigue acumulando tensión, mientras el régimen lleva adelante su programa de gobierno, consistente en una sarta de consignas comunistas con las que pretende ocultar la esencia neoliberal de un “paquetazo” que aumenta la escasez, los precios, la inflación, la desigualdad y la indignación de los cubanos.
Vicente de la O Levy y sus jefes en la cúpula del régimen deben creer que los partes de la UNE distraen el malestar de los cubanos, presentando el espectáculo de un baile de cifras, megawatts y unidades que entran y salen.
Así como deciden continuar alimentando la Guiteras con crudo nacional -a pesar de los estragos que ello produce en su ya vieja y remendada caldera-, así creen que pueden seguir calentando una “olla de presión” vacía, sin darse cuenta de que, en algún momento, cuando menos lo esperen, esta podría estallar.
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