Lejos de mostrar recuperación, la actual zafra azucarera en la provincia de Guantánamo ha producido apenas unas 2,900 toneladas de azúcar, lo que representa apenas 38 % del plan inicial de 7,632 toneladas.
Supone asimismo un retroceso del 26 % frente a las 3,928 toneladas obtenidas en la campaña 2023-2024, la peor hasta entonces registrada en el ingenio Argeo Martínez, único central activo en el oriental territorio.
Durante una reciente visita a la provincia, el vicepresidente Salvador Valdés Mesa fue informado del magro resultado. La arrancada de la zafra se produjo con 43 días de retraso y estuvo marcada por una inestabilidad constante en la molida, causada por múltiples fallos operativos, destacó el periódico oficial Venceremos.
Valdés insistió en que “independientemente de las dificultades y limitaciones objetivas presentes en el sector, debemos cambiar los métodos que no nos dan resultados y lograr una mejor gestión de las zafras azucareras”.
Esto ocurre a pesar de las inversiones realizadas en el central, que incluyeron la reparación de calderas, mejoras en los sistemas de vapor y electricidad, y la instalación de tecnología automatizada, con un desembolso de más de seis millones de pesos, de acuerdo con una nota publicada en diciembre de 2024 por el propio medio de prensa.
Si bien el administrador del central ingeniero Carlos Olivares Milán prometió que “los resultados serán mucho mejores”, la realidad desmiente ese optimismo: la zafra actual ha sido aún peor que la anterior.
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El Argeo Martínez tenía planificada una producción de 7,632 toneladas de azúcar para la zafra 2024-2025, “que si bien representa casi el doble de lo alcanzado en la zafra precedente (3,928 toneladas), está muy por debajo de lo que demanda la provincia para cubrir sus necesidades”, reconoció la fuente.
Mencionó que el limitado plan de producción obedecía, principalmente, a la baja disponibilidad de caña, debido sobre todo al incumplimiento reiterado de los planes de siembra, y el bajo rendimiento de la gramínea.
La intención de “sacarse la espinita” del prolongado incumplimiento ha quedado, una vez más, en el discurso. Con una producción que no cubre ni las necesidades provinciales, la zafra en Guantánamo refleja la profunda crisis de la otrora columna vertebral de la economía cubana. Ni las inversiones, ni los llamados al cambio de métodos improductivos han logrado torcer el rumbo del colapso.
Un despacho de la agencia Reuters pronosticó que, por primera vez desde el siglo XIX, la producción anual de azúcar en Cuba caerá por debajo de las 200,000 toneladas métricas, según estimaciones recientes basadas en reportes oficiales y fuentes del sector.
El Consejo de Gobierno de Granma reconoció recientemente el desastre productivo del sector azucarero en la provincia, con una producción este año de apenas el 26 % del azúcar planificada, como parte de una de las peores campañas azucareras de los últimos tiempos marcada por el caos organizativo, la falta de recursos y una larga lista de problemas sin resolver.
A fines de abril se conoció que, tras 73 días de zafra azucarera, el central Dos Ríos, en el municipio de Palma Soriano y único encargado de producir azúcar crudo en Santiago de Cuba, apenas acumulaba 13 % de las 20,811 toneladas previstas.
Las Tunas no se queda atrás en el desastre. El central Antonio Guiteras, el mayor del país, apenas superaba el 11 % del plan a mediados del cuarto mes del año. Durante una visita al ingenio, el viceprimer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca, “pidió un esfuerzo extraordinario de su gente para lograr un repunte”.
La preparación de las industrias para iniciar la molienda fue severamente afectada por la falta de recursos. La crisis energética retrasó las reparaciones en centrales, talleres de mecanización y centros de limpieza, además de limitar la fabricación de partes y piezas necesarias para la maquinaria.
Con sus 350,000 toneladas de azúcar, la zafra 2022-2023 se convirtió en la peor cosecha desde 1898, cuando, en plena Guerra de Independencia, los ingenios de Cuba produjeron 300,000 toneladas.
En diciembre de 2023, el gobierno reconoció que es “vergonzoso” que el país, tradicionalmente uno de los principales productores de azúcar de América Latina, se viera obligado a importar este producto.
Más que una zafra, lo que vive Cuba en 2025 es el entierro lento y oficial de su industria azucarera, un sector que llegó a ubicar a la isla entre los principales exportadores de azúcar del mundo.
Preguntas frecuentes sobre la crisis azucarera en Cuba
¿Cuál es la situación actual de la producción de azúcar en Guantánamo?
La producción de azúcar en Guantánamo ha alcanzado solo el 38 % del plan previsto, con apenas 2,900 toneladas producidas de un objetivo inicial de 7,632 toneladas. Este resultado refleja un retroceso significativo frente a campañas anteriores, confirmando la crisis en el sector azucarero de la región.
¿Qué factores han contribuido al bajo rendimiento de la zafra azucarera en Cuba?
La zafra azucarera cubana enfrenta múltiples desafíos, entre los que destacan la falta de recursos, la obsolescencia de la maquinaria y los problemas organizativos. Además, la crisis energética ha retrasado las reparaciones necesarias en los centrales, afectando gravemente la eficiencia del proceso productivo.
¿Cómo ha afectado la crisis azucarera a la economía cubana en general?
La crisis azucarera ha tenido un impacto devastador en la economía cubana. La producción anual de azúcar se ha desplomado a niveles no vistos desde el siglo XIX, lo que ha obligado al país a importar azúcar para satisfacer la demanda interna. Este colapso afecta sectores clave como el alimentario, el exportador y el industrial, exacerbando la ya crítica situación económica del país.
¿Qué medidas ha tomado el gobierno cubano ante la crisis en la industria azucarera?
El gobierno cubano ha intentado realizar inversiones en tecnología y reparaciones en los centrales azucareros, pero estas acciones no han sido suficientes para revertir la tendencia negativa. A pesar de los discursos oficiales sobre la necesidad de mejorar la gestión y cambiar métodos improductivos, las soluciones estructurales profundas que requiere el sector aún no se han implementado.
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