En una escena que parecía sacada de una postal familiar, el exespía y actual coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), Gerardo Hernández Nordelo, narraba junto a sus hijos cómo viven los apagones en casa: con juegos, dulces “a escondidas” y cierto grado de ternura pícara. La anécdota fue parte de la entrevista que concedió este domingo a la televisión estatal con motivo del Día de los Padres.
“A veces cuando se va la luz, papá nos da permiso para ir a buscar dulces en un cuarto”, contó uno de los niños entre risas. “Eso es el ‘ratoncito de apagón’”, explicó Gerardo.
El relato, aunque aparentemente inocente, deja entrever una banalización preocupante de una de las crisis más graves que enfrenta el país: la falta crónica de electricidad, que afecta a millones de cubanos todos los días.
Mientras en la casa del jefe de los CDR los apagones se resuelven con galleticas, humor y permiso para romper las reglas, la mayoría de las familias cubanas enfrentan esas horas de oscuridad con angustia real: alimentos que se echan a perder, niños que no pueden dormir por el calor, personas que no pueden cocinar o ancianos que no pueden moverse con seguridad.
Los apagones en Cuba no son una simple interrupción del servicio: son la manifestación cotidiana del colapso del sistema eléctrico nacional, que ha dejado al país en una situación crítica desde hace más de dos años.
Los reportes ciudadanos son constantes: horarios impredecibles, zonas castigadas por más de 10 horas sin electricidad, plantas generadoras fuera de servicio, y promesas incumplidas del gobierno.
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¿Quién puede hacer del apagón diario un juego?
No es un detalle menor que quien hable con ligereza sobre los apagones sea el dirigente de una organización, los CDR, históricamente vinculada con el control barrial y la defensa del sistema político que ha llevado a la isla al colapso energético actual.
En vez de reconocer la gravedad del problema, el discurso oficial tiende a normalizar o romantizar el sufrimiento, envolviéndolo en la retórica familiar, el humor o la resistencia heroica.
“Cuando se va la luz, mamá dice que no, pero papá nos deja meternos ahí y sacar dulces a escondidas”, añade el hijo, sin ser del todo consciente que algunos niños aprenden a reír en la oscuridad, otros no tienen qué comer, cómo estudiar, ni cómo dormir. La electricidad en Cuba es una línea de fractura entre la élite conectada y el pueblo apagado.
La escena que pretendía mostrar cercanía y sensibilidad familiar revela, sin quererlo, una desconexión profunda con la realidad nacional. El “ratoncito de apagón” se convierte así en el símbolo involuntario de una élite que puede transformar la crisis en anécdota, mientras millones de cubanos la padecen como tragedia diaria.
La participación televisiva también abordó otros temas como la reproducción asistida, el deseo de formar una familia tras años de separación por razones políticas, y el desarrollo artístico y escolar de los hijos de Hernández Nordelo.
Preguntas frecuentes sobre la crisis energética en Cuba y la banalización de los apagones
¿Cómo afecta la crisis energética a las familias cubanas?
La crisis energética afecta gravemente la vida diaria de las familias cubanas. Los apagones prolongados impiden la conservación de alimentos, dificultan la preparación de comidas y afectan el descanso, especialmente de niños y ancianos. La falta de electricidad es un problema constante que deteriora la calidad de vida y genera un gran desgaste emocional en la población.
¿Qué intentan hacer las autoridades cubanas respecto a los apagones?
Las autoridades cubanas proponen que los apagones sean más "manejables", pero han admitido que no pueden eliminarlos. La estrategia es perfeccionar las rotaciones para que el malestar ciudadano sea "mejor organizado". Sin embargo, cuando el déficit energético es muy alto, el sistema colapsa y se vuelve incontrolable, afectando a gran parte de la población.
¿Cómo ha reaccionado el gobierno cubano ante la crítica por la gestión de los apagones?
El gobierno cubano ha intentado romantizar y minimizar la gravedad de los apagones mediante discursos oficiales y publicaciones en redes sociales. Narrativas que presentan los apagones como oportunidades para la unión familiar son comunes, pero estas estrategias han sido ampliamente criticadas por su desconexión con la realidad que enfrenta la mayoría de los cubanos.
¿Cuál es la percepción de los cubanos sobre los apagones prolongados?
La percepción general de los cubanos es de frustración, desesperanza y escepticismo. Los apagones prolongados no solo impactan las actividades cotidianas, sino que también reflejan la ineficacia del sistema y la falta de soluciones reales por parte del gobierno. Muchas personas expresan su descontento en redes sociales, denunciando la falta de planificación y la desigualdad en la distribución de electricidad.
¿Cómo se utiliza la narrativa oficial para desviar la atención de la crisis energética?
La narrativa oficial intenta desviar la atención de la crisis energética culpando al embargo estadounidense y utilizando eventos internacionales para justificar las fallas del sistema cubano. Este enfoque busca perpetuar la narrativa del victimismo, evitando abordar las verdaderas causas de los problemas estructurales que afectan a la población cubana.
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