Una nueva denuncia de maltrato dentro del Servicio Militar Activo en Cuba ha salido a la luz este martes con la publicación de un video grabado, presuntamente, en una unidad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) en Guantánamo.
En las imágenes, se observa a un joven uniformado con un barril azul cubriéndole la cabeza, mientras otros militares dan órdenes y lo obligan a soportar peso excesivo en una posición forzada.
El video, difundido por la cuenta de TikTok Reflexion.life71, se presenta como la “segunda parte” de una serie de abusos dentro de los recintos militares cubanos. La escena ha provocado una oleada de indignación en redes sociales, donde se exige identificar a los responsables y frenar la violencia institucional que sufren miles de jóvenes durante su servicio obligatorio.
Este nuevo caso llega apenas horas después de que otro video generara una fuerte conmoción al mostrar a un adolescente en una supuesta Unidad de Infantería de San José siendo pateado y obligado a cargar un objeto pesado mientras hace cuclillas, en evidente señal de castigo físico. El joven, de complexión delgada, apenas puede sostener el peso que le han impuesto.
El periodista Magdiel Jorge Castro lo resumió con crudeza: “Quienes estuvimos en el Servicio Militar sabemos que esto es una pequeña muestra del horror real”.
La denuncia movilizó rápidamente a usuarios en redes que, incluso, lograron identificar al oficial que aparece cometiendo los abusos. Según un testigo anónimo, el militar es conocido por su comportamiento violento: “Es tremendo abusador. Siempre estaba en lo mismo con los soldados probando fuerza y con el abuso”.
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El humorista Andy Vázquez también se pronunció al respecto, alertando que el recluta pudo haber muerto tras ser empujado hacia atrás en plena carga. “Detrás de estos abusos están muchos de los suicidios que ocurren en el Servicio Militar”, denunció.
A pesar del escándalo y las campañas que exigen justicia, el gobierno cubano guarda silencio. No hay investigaciones públicas ni sanciones conocidas, en un contexto donde los reclutas son considerados “recursos humanos” de un sistema que desatiende derechos fundamentales.
Estos hechos no son casos aislados. En mayo pasado, dos reclutas murieron atropellados por una guagua en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel. También en ese mes, el joven Léster Álvarez presuntamente se quitó la vida en la prisión de Ariza, donde cumplía su servicio. Y uno de los casos más dolorosos fue el del adolescente Adrián Rodríguez García, que murió atropellado tras salir de su unidad con permiso, pero bajo responsabilidad militar. Nadie fue investigado.
Las campañas contra el Servicio Militar han cobrado fuerza desde el incendio de los supertanqueros de Matanzas en 2022, tragedia que cobró la vida de cuatro reclutas. Desde entonces, padres y madres se han movilizado exigiendo que sus hijos no sean usados como “carne de cañón” ni expuestos a condiciones infrahumanas.
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