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Jack Dorsey, el cofundador de Twitter que en 2020 donó 1,000 millones de dólares para combatir el COVID-19 y que en 2018 visitó discretamente Cuba, acaba de lanzar una aplicación que podría convertirse en una herramienta clave para los cubanos que buscan comunicarse fuera del control estatal: Bitchat, una app de mensajería que no necesita internet, ni servidores, ni número de teléfono para funcionar.
El anuncio sucede días después de la entrada en vigor en la isla de la Resolución 9/2025, una normativa que otorga al régimen cubano la capacidad de cerrar sitios webs y publicaciones sin aviso previo si considera que violan “gravemente los principios socialistas”.
Bitchat es un sistema de mensajería peer-to-peer, que funciona a través de redes de Bluetooth entre dispositivos cercanos, sin pasar por servidores, sin recopilar datos, y con mensajes efímeros y encriptados, describe NBC News.
Además, permite chats grupales protegidos por contraseña, y en futuras versiones incorporará WiFi Direct, lo que ampliará su alcance y velocidad. Una idea que resuena con fuerza en Cuba, donde la vigilancia digital, los apagones de red y la represión a la prensa independiente forman parte del día a día.
¿Cómo podría funcionar Bitchat en Cuba?
En escenarios donde el acceso a datos móviles es bloqueado, como ocurrió durante el 11 de julio de 2021 o en protestas como la de Santiago de Cuba y Bayamo en marzo de 2024, Bitchat permitiría que personas en una misma zona geográfica intercambien mensajes sin conexión externa.
A medida que los usuarios se mueven, los dispositivos pueden conectarse con otros nodos cercanos, extendiendo la red Bluetooth y haciendo de puente entre grupos incluso cuando no todos están conectados directamente. Esto abre la posibilidad de mantener cierta comunicación en entornos hostiles o bajo censura total.
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Aplicaciones similares fueron utilizadas con éxito durante las protestas en Hong Kong en 2019, donde los manifestantes lograron evadir la censura del régimen chino y coordinarse sin acceso a internet, lo que refuerza la utilidad potencial de Bitchat en contextos autoritarios como el cubano.
Mientras tanto, en la isla, el gobierno de Miguel Díaz-Canel refuerza su arsenal legal contra la libertad de expresión. La resolución 9/2025 permite cerrar sitios sin notificación previa, castigar con sanciones más severas a quienes continúen publicando y obliga a los proveedores de hosting a trabajar solo con medios registrados oficialmente, lo que excluye a casi toda la prensa independiente cubana.
Además, exige controlar las fuentes de financiación de los medios, otro intento por asfixiar a los proyectos que escapan del aparato estatal.
El régimen no oculta su intención de “ordenar” el ecosistema informativo. Pero como bien recuerdan muchos cubanos, ese mismo verbo fue usado con la Tarea Ordenamiento, que provocó un colapso económico y social del que el país aún no se recupera.
Jack Dorsey: filántropo, defensor de la descentralización y visitante de Cuba
Jack Dorsey no es ajeno a los temas que sacuden a la isla. En 2018 compartió imágenes tomadas en Cuba, carros clásicos, murales, fachadas, y aunque no apareció en ninguna, su mensaje “From Cuba” con una bandera cubana encendió la polémica. Algunos lo acusaron de ignorar la represión, otros vieron en su visita un interés legítimo por entender el impacto de la conectividad limitada en la isla.
Dos años después, en plena pandemia, donó el 28% de su fortuna personal para combatir el COVID-19 y apoyar causas como la educación de niñas y la renta básica universal. Su nueva aplicación, Bitchat, parece ser la continuación lógica de su visión: una tecnología que empodera, que protege la privacidad y que resiste la censura.
Para una ciudadanía que ha visto bloqueadas plataformas, detenidos influencers y censurados medios independientes, una aplicación como Bitchat podría marcar la diferencia, especialmente en escenarios de protesta, apagones o represión.
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