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Kirsten Herrera-Root y su esposo Rich Root decidieron rendir homenaje a una historia migratoria familiar que comenzó en los años 60, cuando los Herrera dejaron Cuba para reconstruir sus vidas en EE.UU., abriendo un restaurante en Olympia, en el estado de Washington.
El resultado es Mi Luna Cuban Café, el primer restaurante cubano de la capital estatal. “Mi historia, la historia de mi familia, es muy importante para mí”, dijo Herrera-Root, de 51 años, al diario The Olympian.
La familia Herrera emigró desde Cuba a comienzos de los años 60 y se asentó en Olympia. Allí crecieron los hijos y nietos, entre recuerdos lejanos de la isla y el esfuerzo por mantener vivas las tradiciones. Décadas después, en abril de 2025, la tercera generación volvió a esas raíces desde la cocina.
“Había colas en la puerta. Casi nos quedamos sin comida varias veces porque la comida cubana tarda”, recuerda Herrera-Root sobre los primeros días de apertura. La acogida fue mejor de lo esperado. “La gente entra y nos dice que la comida sabe a casa”.
El menú incluye platos típicos cubanos y se incorporaron sabores dominicanos, en honor a los años que la familia vivió en República Dominicana entre 2006 y 2013.
Cada rincón del local tiene un pedazo de pasado: vitrales recuperados, bancos de iglesia, fotografías antiguas y recortes de prensa con historias de la familia Herrera, recogen la memoria de una familia marcada por la migración. Incluso uno de los pilares centrales luce un dibujo enmarcado del edificio, sobrepuesto con artículos del periódico local The Olympian.
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“La historia sería muy diferente si no hubiéramos sido bienvenidos en Estados Unidos y en esta comunidad”, reflexionó Herrera-Root, quien regresó a su ciudad natal hace dos años después de vivir en Tacoma y en el extranjero.
La chef ejecutiva del restaurante, Miriam-Xiomara Padilla, no es cubana, pero tras un viaje a Miami y una inmersión en la historia migrante de la comunidad, comprendió la carga emocional de cocinar estos platos. “Que me ofrezcan el puesto para poder honrar a su familia a través de la comida que cocino, es muy significativo para mí”, expresó.
Padilla, una mujer de ascendencia mexicana y española, destaca el valor de la cocina cubana como “sencilla pero compleja”. Recetas que requieren hasta 60 horas de preparación entre marinado y cocción, y cuyo sabor se basa en el sofrito de cebolla, pimiento y ajo.
Además del valor gastronómico, Mi Luna se ha convertido en un espacio de convivencia para la comunidad latina y caribeña en Olympia. “Uno de nuestros sueños es construir comunidad y celebrar la diversidad”, enfatizó Herrera-Root. Hoy, sus hijos también trabajan en el restaurante, asegurando que el legado familiar continúe.
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