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Michael B. Fernández, un multimillonario cubanoamericano y filántropo radicado en Florida, decidió salir del anonimato para reconocer que está detrás de una inusual y millonaria campaña publicitaria que critica duramente a los legisladores republicanos cubanoamericanos en el Congreso por su postura sobre inmigración.
Durante meses, los habitantes de Miami han visto vallas publicitarias y anuncios digitales con mensajes contundentes como “Deportar inmigrantes es cruel”, acompañados de las imágenes de los congresistas Mario Díaz-Balart, Carlos Giménez y María Elvira Salazar. Los anuncios incluso denunciaron la construcción de un nuevo centro de detención de inmigrantes en los Everglades, apodado “Alligator Alcatraz”.
Hasta ahora, el autor de estos mensajes se había mantenido en el anonimato. Pero en una entrevista con The New York Times, Fernández —de 73 años y presidente de la firma de inversiones MBF Healthcare Partners— reveló que es él quien ha estado financiando la campaña a través del grupo político Keep Them Honest, con el objetivo de “despertar la conciencia” de la comunidad de Miami y, en particular, de sus compatriotas cubanoamericanos.
“Estamos viendo una repetición de lo que viví cuando tenía 12 años y salí de Cuba. Es más que preocupante. Es aterrador”, afirmó Fernández, quien abandonó el Partido Republicano hace más de una década.
Un mensaje a la comunidad cubanoamericana
Fernández considera que muchos cubanoamericanos no ven los paralelismos entre los regímenes autoritarios que dejaron atrás y el deterioro democrático que, en su opinión, vive hoy Estados Unidos.
Su campaña busca abrir ese debate, y su blanco principal son los legisladores de origen cubano que, según él, han fallado al no confrontar directamente las políticas de inmigración impulsadas por Donald Trump.
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Aunque los congresistas mencionados han mostrado cierta oposición a la eliminación de protecciones migratorias para venezolanos y otros grupos, Fernández los acusa de tibieza y complicidad. En mayo pasado, publicó anuncios de página completa en The New York Times y The Wall Street Journal, en los que los calificó de “cómplices y cobardes”.
En una carta que planea hacer pública, Fernández escribió directamente a los legisladores: “No es la extrema izquierda la que los critica. Somos nosotros”.
No es solo dinero
Aunque reconoce que está dispuesto a invertir “millones, incluso decenas de millones” en la campaña, Fernández también admite que el dinero por sí solo no basta.
Su aspiración es iniciar un movimiento que reúna a donantes, activistas y votantes decididos a desafiar a los republicanos del Congreso que —a su juicio— no han hecho lo suficiente para oponerse a las políticas migratorias de Trump.
Según explicó, ha convencido en privado a más de 30 donantes —alrededor de un tercio republicanos— para contribuir a Keep Them Honest. No obstante, muchos prefieren mantenerse en silencio por temor a represalias. El propio Fernández asegura haber recibido amenazas y haber perdido amistades, inversores e incluso vínculos familiares debido a su activismo político.
Un pasado republicano
Antes de convertirse en un crítico abierto del trumpismo, Fernández fue uno de los mayores donantes del Partido Republicano en Florida. Participó activamente en la reelección del exgobernador Rick Scott en 2014 y aportó millones a la campaña presidencial de Jeb Bush en 2016.
Sin embargo, cuando Trump ganó las primarias, Fernández rompió filas y respaldó a Hillary Clinton en la elección general. En el pasado también contribuyó a la campaña de la congresista Salazar, una de las figuras que hoy busca desplazar del Congreso.
Un legado personal
Fernández llegó a Estados Unidos en 1965 y recuerda con gratitud el apoyo recibido por parte de otros inmigrantes. Sirvió como paracaidista en el Ejército y se convirtió en un exitoso empresario.
En años recientes, ha hecho donaciones millonarias a universidades y fundaciones, incluyendo un millón de dólares a la Universidad Internacional de Florida, en protesta por la revocación de una ley estatal que permitía matrícula estatal a estudiantes indocumentados.
Ahora, parte de ese dinero será redirigido a becas para jóvenes sin papeles. “Tengo que dejar una huella”, dijo. “Un ejemplo para mi familia y mis hijos”.
Con su nombre ya vinculado públicamente a la campaña, Fernández espera que más voces se sumen a su causa. En un estado donde el electorado cubanoamericano ha respaldado con fuerza el segundo mandato de Trump, su cruzada representa un llamado inusual —y desafiante— a la conciencia colectiva.
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