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Mientras Miguel Díaz-Canel proclama en redes sociales la “recuperación en tiempo récord” del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), miles de habaneros permanecen a oscuras por nuevas averías en los circuitos eléctricos de la capital.
En el grupo de Telegram de la Empresa Eléctrica de La Habana, usuarios denunciaron que los apagones afectan a múltiples repartos de Habana del Este, Playa y San Miguel del Padrón, contradiciendo la euforia oficial sobre la supuesta estabilidad del sistema.
Según los reportes publicados por la propia empresa:
- En Habana del Este se encuentran sin corriente zonas 6, 7, 8, 9, 10, 11 y Micro 4, así como los repartos Soterrado Panamericanos, Camilo Cienfuegos, Villa Panamericana, Cojímar y Guama Bahía.
- En San Miguel del Padrón resultaron afectados La Rosita, La Cumbre, Diezmero, Dolores, Tejas, Florida y La Caridad.
- En el municipio Playa, los apagones abarcan calles 42 desde 9na hasta 39A; 9na desde 42 hasta 76; 25 desde 26 hasta 42; 34 desde 17 hasta 41; y la zona de La Sierra.
La empresa explicó que los cortes se deben a disparos en los circuitos, aunque no ofreció plazos concretos para el restablecimiento.
El contraste con el discurso oficial
Las nuevas afectaciones llegan horas después de que Díaz-Canel asegurara que el SEN había sido restablecido tras el colapso general del miércoles, el segundo apagón nacional de 2025 y el quinto en menos de un año.
El gobernante celebró en X la labor del Ministerio de Energía y Minas y de la Unión Eléctrica, culpando una vez más al embargo de Estados Unidos y al envejecimiento de las plantas cubanas.
Pero el contraste entre los anuncios del poder y la realidad que denuncian los cubanos no puede ser más evidente, debido a que el “récord” de recuperación se convierte, en los barrios, en noches interminables sin electricidad, alimentos echados a perder, niños estudiando a la luz de un candil y familias enteras resignadas a un servicio que no deja de fallar.
Un sistema roto que no se recupera
Cada nuevo apagón confirma que la reconexión técnica del SEN no significa estabilidad para la población. Lo que para el gobierno es un logro, para los cubanos es una rutina dolorosa de vivir entre promesas de recuperación y la certeza de que el próximo corte está a la vuelta de la esquina.
Mientras La Habana permanece apagada por “disparos en los circuitos”, el verdadero récord lo marca un sistema eléctrico obsoleto que condena a la isla a la oscuridad y al deterioro.
Preguntas frecuentes sobre la crisis eléctrica en La Habana y Cuba
¿Por qué hay apagones frecuentes en La Habana?
Los apagones en La Habana se deben a averías en los circuitos eléctricos y a un sistema eléctrico obsoleto. Además, el déficit de generación eléctrica supera los 1,600 MW, lo que provoca cortes prolongados y constantes. La infraestructura envejecida y la falta de inversión agravan la situación, dejando a los ciudadanos en la oscuridad y con servicios inconsistentes.
¿Qué dice el gobierno cubano sobre la recuperación del sistema eléctrico?
El gobierno cubano, a través de Miguel Díaz-Canel, ha proclamado una “recuperación en tiempo récord” del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) tras los apagones, pero la realidad es que muchos cubanos siguen sin electricidad. El discurso oficial frecuentemente culpa al embargo de Estados Unidos y al envejecimiento de las plantas, pero esto contrasta con las denuncias de los ciudadanos sobre la falta de estabilidad en el suministro.
¿Cuáles son las principales causas del colapso eléctrico en Cuba?
El colapso eléctrico en Cuba se debe principalmente a averías en las termoeléctricas, falta de combustible y una infraestructura obsoleta. También hay problemas con el mantenimiento de las plantas y una dependencia excesiva de combustibles fósiles, lo que provoca un déficit significativo en la generación de electricidad y resulta en apagones continuos.
¿Cómo afecta la crisis energética a la vida diaria de los cubanos?
La crisis energética en Cuba impacta gravemente la vida diaria de los ciudadanos. Los apagones prolongados causan la pérdida de alimentos, dificultan el estudio de los niños y el trabajo de los adultos, y generan problemas de salud al interrumpir el funcionamiento de equipos médicos. Además, la falta de electricidad aumenta la frustración y el descontento social.
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