Empresario panameño ligado al chavismo sobrevive al accidente aéreo en Maiquetía

El entramado empresarial de Ramón Carretero Napolitano también se extendió hacia Cuba. A través de la Corporación Logística del Caribe, sus compañías operaron en la isla durante más de dos décadas, facilitando suministros y negocios en sectores controlados por el régimen cubano.

Ramón Carretero Napolitano con la alcaldesa de Caracas, Carmen Meléndez, durante la construcción del estadio Hugo Chávez © X / @gestionperfecta
Ramón Carretero Napolitano con la alcaldesa de Caracas, Carmen Meléndez, durante la construcción del estadio Hugo Chávez Foto © X / @gestionperfecta

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El accidente de un jet privado en Venezuela no solo interrumpió temporalmente las operaciones aéreas del país, también reavivó las sospechas sobre los negocios de contratistas extranjeros con el régimen de Nicolás Maduro.

El Learjet 55, matrícula YV-3440, se precipitó este miércoles al mediodía en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, en el estado de La Guaira. Entre los pasajeros se encontraba el panameño Ramón Carretero Napolitano, beneficiario de contratos por cientos de millones de dólares con el chavismo y señalado por su cercanía con la familia presidencial.

Según el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC), el accidente ocurrió a las 12:52 p.m., obligó a activar los protocolos de emergencia y provocó una densa columna de humo visible desde varios puntos del litoral central.

Informaciones no confirmadas oficialmente, indican que dos personas fueron rescatadas con vida y permanecen estables en centros de salud de Caracas. Acorde al medio Infobae, una de ellas sería el polémico empresario panameño.

La autoridad aeronáutica anunció la apertura de una investigación para determinar las causas del siniestro.

Del contrato público al pago privado

Carretero no es un pasajero cualquiera. Una investigación colaborativa de CLIP, Transparencia Venezuela en el Exilio, Armando.Info y La Prensa de Panamá reveló que el empresario comenzó a recibir contratos en Venezuela en 2013, cuando Hugo Chávez agonizaba y Maduro asumía el poder interinamente.


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En apenas siete meses, su compañía Lanvicorp firmó con la Fundación Pro-Patria 2000 tres contratos por unos 700 millones de dólares para construir gimnasios, remodelar hoteles en La Guaira y levantar el estadio de béisbol “Hugo Chávez” en Caracas.

Los pagos del régimen no tardaron en fluir. Extractos bancarios muestran que entre 2013 y 2014, Lanvicorp recibió al menos 138 millones de dólares del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden) como adelanto de esas obras.

A los pocos días, parte de esos fondos terminaron en cuentas controladas por Juan Carlos López Tovar e Iriamni Malpica Flores, sobrina de la primera dama Cilia Flores.

Solo en 2014, las empresas de Carretero transfirieron al menos 5,8 millones de dólares a sociedades vinculadas a López Tovar. El mecanismo incluyó cheques millonarios, supuestos dividendos y cartas de recomendación emitidas por el propio empresario para facilitar créditos hipotecarios a la pareja en Panamá.

Vuelos compartidos y sociedades conjuntas

La relación entre Carretero y López Tovar fue más allá de las transferencias. Ambos compartieron decenas de vuelos en jets privados entre Caracas y Panamá en los mismos días en que se adjudicaban contratos y se liberaban desembolsos millonarios.

En 2014 constituyeron juntos la empresa Grupo Carrelop, cuyo nombre combinaba sus apellidos, y otra sociedad llamada Galeras del Este, dedicadas a negocios inmobiliarios y alquiler de aeronaves.

La pareja formada por López Tovar y Malpica Flores adquirió apartamentos de lujo en Panamá por más de tres millones de dólares, financiados en parte con préstamos recomendados por Carretero.

También gastaron decenas de miles en boutiques de Louis Vuitton, Gucci y Salvatore Ferragamo en un solo día de diciembre de 2014, mientras Venezuela atravesaba uno de los años más duros del desabastecimiento.

Bancos bajo sospecha

Los movimientos de dinero fueron detectados por departamentos de cumplimiento en bancos como Allbank de Panamá y el Banco del Orinoco en Curazao, ambos vinculados al financiero Víctor Vargas, conocido como “el banquero de Chávez”.

En 2015, Allbank cerró las cuentas de Carretero y de la familia López-Malpica tras múltiples alertas de operaciones sospechosas, aunque ya para entonces las transferencias habían financiado inmuebles y lujos en Panamá.

Las autoridades panameñas y estadounidenses sancionaron después a varias sociedades vinculadas a los Flores y López Tovar. Pese a ello, Carretero mantuvo sus negocios con el régimen: entre 2016 y 2018 firmó contratos con la estatal Corpovex para importar juguetes, electrodomésticos, neumáticos y equipos vinculados al Carnet de la Patria, por montos que superaron los 45 millones de dólares adicionales.

Conexiones con Cuba

El entramado empresarial de Carretero también se extendió hacia la isla. A través de la Corporación Logística del Caribe, sus compañías operaron en Cuba durante más de dos décadas, facilitando suministros y negocios en sectores controlados por el Estado.

Captura de pantalla web / dateas.com

Registros de vuelo muestran que el Learjet accidentado había realizado viajes constantes a La Habana, en la misma ruta que por años ha servido para conectar intereses de Caracas y La Habana.

En investigaciones previas se documentó que parte de los contratos asignados en Venezuela se ejecutaban con logística en Cuba, donde Carretero consolidó vínculos con autoridades del régimen de La Habana. La aeronave siniestrada figuraba entre los jets usados por funcionarios chavistas para sus frecuentes desplazamientos hacia la isla.

Un accidente con resonancia política

La trayectoria de Carretero simboliza cómo contratistas extranjeros se enriquecieron gracias a su cercanía con la cúpula chavista y con el régimen cubano, mientras millones de venezolanos enfrentaban inflación desbordada, escasez de alimentos y colapso de servicios.

Su presencia entre los sobrevivientes del accidente de Maiquetía proyecta ahora la sombra de esas operaciones sobre un siniestro que, en otro contexto, se habría limitado a la crónica de sucesos.

Ni el gobierno venezolano ni las autoridades panameñas han confirmado oficialmente la identidad de los pasajeros o su estado actual.

La investigación sobre las causas técnicas del accidente apenas comienza, pero la historia de Carretero reabre un expediente incómodo: el de los negocios que, a la sombra del chavismo y en conexión con Cuba, alimentaron fortunas privadas mientras el país se hundía en la crisis.

El accidente en Maiquetía ocurre además en un clima de máxima tensión para el chavismo. La presión militar y diplomática de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, ha generado rumores de deserciones y alimentado la paranoia en Miraflores.

En este escenario, el siniestro de un jet utilizado por figuras prominentes del chavismo en vuelos a Cuba y Panamá, con un contratista clave del régimen a bordo, se suma a los episodios que proyectan la imagen de un poder cercado y vulnerable.

Aunque las autoridades insisten en que las causas del accidente son objeto de investigación técnica, para muchos analistas el suceso ilustra el momento de incertidumbre y posible fuga de capitales y responsables que sacude a la élite chavista.

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