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El gobierno de Nicolás Maduro atraviesa una de sus mayores crisis de nerviosismo e incertidumbre desde el Palacio de Miraflores, a medida que crece la presión internacional liderada por Estados Unidos.
La administración del presidente Donald Trump ha intensificado sus acciones en el Caribe con presencia militar y mensajes directos hacia el círculo cercano del chavismo, generando sospechas internas de traición y alimentando teorías sobre una eventual intervención.
Así describió el escenario el corresponsal de El País en Bogotá, el periodista Juan Diego Quesada, en un artículo publicado en el prestigioso medio español el domingo 21 de septiembre, horas después del hundimiento de una embarcación proveniente de Venezuela ordenado por Trump.
El escenario, según Quesada, se vuelve más inestable con cada acción de la administración estadounidense, a lo que se suma la difusión de mensajes crípticos por parte de funcionarios estadounidenses, como el dirigido al piloto presidencial Bitner Javier Villegas, sugiriendo contactos secretos con Washington.
La respuesta de Maduro ha dejado más dudas que certezas entre sus partidarios. Si bien su discurso interno intenta transmitir seguridad y firmeza, la carta enviada al presidente Trump y las reacciones posteriores dejaron ver el pánico que cunde en Miraflores, con un relato genuflexo, plagado de denuncias de esas “fake news” que acuñó el discurso político del republicano.
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La petición de que sea Richard Grenell, exnegociador en intercambios anteriores, quien conduzca cualquier acercamiento entre Washington y Caracas también dejó al descubierto la neurasténica intención del régimen chavista de excluir al secretario de Estado, Marco Rubio, azote del Cartel de los Soles y aliado cercano de la líder opositora María Corina Machado, de cualquier diálogo sobre las relaciones bilaterales.
Además, la tensión crece dentro del chavismo ante rumores de deserciones en las filas militares y supuestas negociaciones clandestinas para una transición de poder. Acorde a Quesada, aunque muchas de estas versiones no han sido confirmadas, han alimentado un ambiente de paranoia dentro del régimen, que teme una operación sorpresa por parte de Estados Unidos.
“Hay desconcierto. Nunca habíamos vivido una situación así”, aseguró al diario El País una fuente cercana al entorno presidencial. En paralelo, las fuerzas armadas venezolanas han activado ejercicios de defensa en el Caribe, mostrado imágenes de entrenamiento en barrios populares y reforzado la narrativa de defensa nacional.
El despliegue militar estadounidense ha sido justificado por la Casa Blanca como parte de la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, analistas señalan que esta zona no representa el epicentro del tráfico global de drogas.
La operación apuntalaría, más bien, la tesis —aún no probada judicialmente— de que Maduro estaría implicado en redes criminales transnacionales.
El chavismo, debilitado electoralmente y con creciente pérdida de apoyo popular, enfrenta ahora no solo la presión externa, sino también la desconfianza interna. La posibilidad de una confrontación armada, que parecía lejana hace apenas unos meses, empieza a tomar cuerpo entre los principales operadores del régimen.
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