Desde Puerto Padre, un cubano alerta sobre las debilidades que Melissa vuelve a poner a prueba

Mientras el oriente cubano se prepara para el impacto del huracán Melissa, convertido ya en un poderoso categoría 5, una voz desde Puerto Padre, en la provincia de Las Tunas, resume en palabras sencillas y profundas la fragilidad con la que miles de cubanos enfrentan una nueva amenaza meteorológica.

El usuario José Luis Pérez Parra compartió en sus redes sociales un mensaje que ha resonado entre sus coterráneos, en el que aborda una reflexión sobre las viejas heridas del país que los ciclones, una y otra vez, dejan al descubierto.

“La amenaza de Melissa no se mide solo en la escala Saffir-Simpson. Se mide también en la vulnerabilidad que arrastramos”, escribió, tras recordar cómo la zona del malecón de Puerto Padre, con su drenaje deficiente, podría volver a inundarse como ocurrió durante el huracán Ike: “El agua descendiendo desde la parte alta de la ciudad sin salida suficiente hacia el mar. Cada calle convertida en un cauce temporal”.

En su texto, Pérez Parra también menciona la situación de otros poblados tuneros donde el peligro crece con cada aguacero. “En Vázquez, Delicias, San Manuel, los repartos de La Base, en Parada, el peligro no proviene solo del cielo, sino del suelo”, advirtió. Las lluvias intensas podrían elevar el nivel de las presas y provocar inundaciones en comunidades rurales con infraestructuras precarias.

Su publicación llega en un momento de máxima tensión. Según los reportes más recientes del Centro Nacional de Huracanes (NHC), Melissa registra vientos sostenidos de hasta 270 km/h, una presión central de 908 mb y un rumbo que amenaza directamente el oriente del país.

Las provincias de Guantánamo, Santiago de Cuba, Holguín, Granma, Las Tunas y Camagüey permanecen bajo alarma ciclónica, con previsión de lluvias torrenciales, marejadas de hasta tres metros y deslizamientos de tierra.

Desde su municipio costero, Pérez Parra advierte sobre los temores cotidianos que la inminencia del huracán revive: “Hoy más que nunca, la prevención no es una consigna: es una necesidad vital.Porque la naturaleza no espera. Y la resiliencia no se improvisa: se construye antes de la tormenta”.

Sus palabras revelan un sentimiento compartido por muchos cubanos que viven lejos de los centros urbanos o en zonas donde las infraestructuras están deterioradas. En Puerto Padre, como en gran parte del interior oriental, los problemas del suministro eléctrico, el acceso al agua potable y la escasez de alimentos convierten cada alerta meteorológica en una crisis mayor.

“Ya Melissa no es una amenaza, es una certeza que afectará al Oriente de nuestra Cuba con una fuerza irracional. A nuestra gente en la Isla pedirles que sean fuertes para soportar lo que se avecina no solo durante el paso del fenómeno, sino por el destrozo que dejará en una región tan empobrecida que los pondrá a prueba de límite”, escribió.

Mientras la Defensa Civil coordina evacuaciones y la población busca resguardo, las palabras de José Luis resuenan como un eco de resistencia y de conciencia cívica.

No son solo una crónica del miedo, sino también una advertencia sobre la urgencia de invertir en prevención, reconstrucción y planificación real frente al cambio climático y el deterioro estructural del país.

Melissa, que amenaza con ser uno de los huracanes más intensos en afectar el Caribe en los últimos años, no solo pondrá a prueba la fortaleza de los techos, sino también, como escribió Pérez Parra, “a los que estamos fuera, de momento, solo nos queda orar con el corazón roto”.