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Apenas un día después del apagón general que dejó sin servicio eléctrico al occidente de Cuba (desde Pinar del Río hasta Cienfuegos), el país volvió a amanecer entre cortes generalizados y un panorama cada vez más crítico.
La Unión Eléctrica (UNE) reveló que el país sufrió afectaciones durante las 24 horas del día anterior, con una máxima afectación de 2,152 MW registrada a las 7:10 pm, un dato que evidencia la magnitud de un colapso energético que el Gobierno no ha logrado controlar ni revertir.
La situación actual del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) revela la profundidad de la crisis: a las 6:00 am de este jueves la disponibilidad era de apenas 1,250 MW frente a una demanda de 2,400 MW, lo que dejó más de 1,100 MW en déficit desde las primeras horas del día.
Para el horario del mediodía ya se estimaba que la afectación aumentaría hasta 1,200 MW, un escenario que condena a la población a apagones prolongados incluso en los horarios tradicionalmente menos críticos.
Detrás de estas cifras hay un entramado de fallas acumuladas, mantenimientos que nunca llegan a tiempo, unidades que salen de servicio una y otra vez y un sistema incapaz de sostenerse.
Bloques de centrales termoeléctricas continúan apagándose por averías sucesivas: Mariel, Santa Cruz, Felton y Renté vuelven a tener plantas incapaces de mantenerse operativas.
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A esto se suman otras unidades en las CTE Mariel, Santa Cruz y Carlos Manuel de Céspedes que, según la UNE, están en mantenimiento, aunque el historial del sector deja claro que estos trabajos rara vez solucionan los problemas de fondo.
La generación térmica arrastra además 419 MW en limitaciones, y la generación distribuida, presentada durante años por el Gobierno como una "solución estratégica", hoy acumula 80 centrales paralizadas por falta de combustible, lo que significa 716 MW fuera de servicio por esa causa.
A eso se añaden 69 MW indisponibles por falta de lubricantes, evidencia directa de un Estado incapaz de garantizar ni siquiera los insumos básicos para mantener funcionando sus propios equipos.
En total, 785 MW se pierden únicamente por la falta de combustible y lubricantes, una señal inequívoca de la desorganización y la ineficiencia institucional que han llevado al país a depender del azar -y no de la planificación- para encender una bombilla.
A pesar de esta situación crítica, la UNE proyecta un panorama aún peor para el horario pico.
Incluso con la entrada prevista de la unidad 8 de Mariel con 65 MW y el regreso de la unidad 1 de Felton con 125 MW, la disponibilidad total apenas ascendería a 1,440 MW frente a una demanda estimada de 3,200 MW.
El resultado: un déficit de 1,760 MW y una afectación pronosticada de 1,830 MW, una cifra prácticamente idéntica al colapso total.
El Gobierno intenta mostrar avances señalando la producción de los 33 nuevos parques solares fotovoltaicos, que aportaron 1,502 MWh y alcanzaron 190 MW de potencia máxima al mediodía.
Pero estas cifras presentadas como un logro no logran maquillar la realidad: el aporte solar sigue siendo insuficiente frente a un SEN que pierde más capacidad de la que gana, y que continúa dependiendo de termoeléctricas obsoletas, desatendidas y sin combustible.
Situación en La Habana
La Empresa Eléctrica de La Habana informó que el miércoles se afectó el servicio durante 22 horas y 20 minutos.
La máxima afectación fue de 318 MW a las 7:10 pm. Fue restablecido a las 10:22 pm.
"A causa avería en la red de transmisión hubo desconexión del sistema occidental afectando a la ciudad en su totalidad", recordó.
Respuesta del Gobierno: justificaciones sin soluciones
Mientras la crisis se profundiza, las explicaciones oficiales repiten la misma narrativa sin asumir responsabilidades.
La falta de planificación real, la negligencia en el mantenimiento de las plantas, la dependencia de combustibles cada vez más escasos y la incapacidad para construir un sistema eléctrico estable han conducido a los cubanos a un escenario donde los apagones son constantes, interminables y cada vez más severos.
La población, que ya vive entre cortes de agua, transporte colapsado y una inflación desbordada, enfrenta otra jornada en la que la oscuridad no es una excepción, sino la norma.
Y el Gobierno, una vez más, solo ofrece cifras que confirman lo que ya es evidente en toda la Isla: la crisis energética cubana se ha convertido en un fracaso estructural que ni la propaganda ni los titulares triunfalistas pueden esconder.
Preguntas frecuentes sobre la crisis energética en Cuba
¿Cuál es la magnitud del déficit eléctrico en Cuba?
El déficit eléctrico en Cuba supera actualmente los 1,800 megavatios (MW). Esta situación ha llevado a apagones generalizados en todo el país, con afectaciones prolongadas en el suministro eléctrico que se extienden durante varias horas al día.
¿Cuáles son las principales causas de la crisis energética en Cuba?
La crisis energética en Cuba se debe principalmente a averías y mantenimientos postergados en las centrales termoeléctricas, la falta de combustible y lubricantes, y un sistema obsoleto y mal gestionado. La dependencia de plantas termoeléctricas envejecidas y la ineficiencia estatal han contribuido a este colapso energético.
¿Cómo ha respondido el gobierno cubano a la crisis energética?
El gobierno cubano ha intentado mostrar avances señalando la construcción de parques solares fotovoltaicos, pero estos esfuerzos son insuficientes frente a la magnitud del problema. Las explicaciones oficiales suelen justificar la crisis sin asumir responsabilidades ni ofrecer soluciones efectivas que puedan revertir la situación.
¿Cuál es la situación en La Habana respecto a los apagones?
En La Habana, el servicio eléctrico ha estado afectado durante largas horas, con interrupciones que pueden superar las 20 horas diarias. La capital, aunque priorizada, no escapa a la crisis, y la Empresa Eléctrica ha tenido que aplicar cortes adicionales de emergencia debido a la baja generación nacional.
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