Desde el 16 de diciembre el Rincón de San Lázaro en Hialeah comenzó a recibir a cientos de fieles cubanos que llegaron con promesas, peticiones y agradecimientos.
La celebración del Día de San Lázaro, una de las fechas más significativas para la comunidad cubana en el exilio, continúa desarrollándose este 17 de diciembre con una fuerte carga de fe, emoción y devoción popular.
Este rincón espiritual, ubicado en el 1190 E 4 Ave de Hialeah, junto con la iglesia homónima situada en el 17390 SW 200 St de Miami, se consolida cada diciembre como epicentro de peregrinación para quienes veneran al llamado patrón de los enfermos, los pobres y los animales.
Vigilia, oración y promesas cumplidas
La jornada comenzó desde la víspera.
Este martes, el templo abrió sus puertas para recibir a los primeros devotos que participaron en una misa a las 6:00 p.m. y otra a las 11:00 p.m., en una atmósfera de recogimiento y esperanza.
“Fue un momento profundo de recogimiento, donde elevamos nuestras súplicas y agradecimientos, confiando en la intercesión de San Lázaro, protector de los enfermos y los necesitados”, compartieron en la página de Facebook conocida como Rincón de Hialeah.
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La iglesia permaneció abierta toda la noche, permitiendo el acceso constante de creyentes que llegaron a cumplir promesas, encender velas y orar.
Algunos llegaron caminando desde largas distancias, descalzos o de rodillas, como parte de sacrificios personales ofrecidos al santo.
Testimonios de fe viva
José Alberto Leiva, uno de los devotos presentes, relató a Telemundo 51 su historia, con voz emocionada.
“San Lázaro me ha concedido muchas cosas. Poder llegar desde el noroeste hasta aquí y arrastrarme desde allá hasta acá, eso es algo que me demuestra que la fe es lo último que se pierde”, dijo.
Asegura que nunca se sintió solo en el trayecto, y que lo hace como una forma de agradecer un milagro recibido:
“Lo hago como un sacrificio, porque él ya me levantó mucho. En un momento en que lo necesité mucho, él me ayudó, y yo le hice esta promesa, por eso se la estoy cumpliendo”.
Otra creyente relató que, hace 61 años, sobrevivió a un accidente grave gracias -según su fe- a la intervención de San Lázaro:
“Me quemé total y estoy viva. Me quemé un 7 de diciembre y volví a la vida un 16 de diciembre (…) Siempre al pie de él, junto a mi madre, mi madre en Cuba y yo aquí”.
En cada rincón del templo se escucha una historia. Para muchos, esta celebración no es solo una tradición religiosa, sino una herencia espiritual que conecta a muchas generaciones dentro y fuera de Cuba.
“Lo quiero con la vida porque tiene a mi hija ahí, que yo casi la pierdo, pero hice la promesa: mientras yo viviera, iría al San Lázaro a pie”, dijo otra devota.
Actividades principales de este 17 de diciembre
Durante el transcurso del día, las actividades continúan con alta participación.
La iglesia ha permanecido abierta desde temprano y, para las 6:00 p.m., está prevista una Santa Misa especial, uno de los momentos más esperados por los fieles.
Posteriormente, a las 8:00 p.m., se realizará la tradicional procesión en honor al santo por los alrededores del santuario.
Ambas actividades son consideradas momentos cumbre de la jornada, cargados de simbolismo, emoción y unidad comunitaria.
Las autoridades del templo han confirmado que las puertas permanecerán abiertas hasta la medianoche, para facilitar la llegada de quienes asisten después del horario laboral o desde otras ciudades del sur de Florida.
El llamado Festival de San Lázaro concluirá mañana, jueves 18, con una última misa de cierre a las 5:00 p.m., dando fin a una serie de eventos que consolidan al Rincón de San Lázaro como un enclave espiritual imprescindible para el exilio cubano.
Más que religión: Identidad y resistencia
Aunque para muchos San Lázaro es una figura religiosa —ya sea como el santo católico o como Babalu-Ayé en la santería afrocubana—, para otros es también símbolo de resistencia, sanación y vínculo con las raíces.
Las redes sociales han servido nuevamente como espacio para compartir testimonios, fotos y plegarias. Desde Miami hasta La Habana, pasando por ciudades con fuerte presencia cubana, los mensajes reflejan una fe que no conoce fronteras.
“Esté enferma o no esté enferma, yo tengo que venir aquí, a cumplir mi promesa”, expresó una feligresa, con lágrimas en los ojos y la convicción de quien sabe que la tradición es también una forma de amor y de memoria.
En Hialeah, la celebración continúa. Las velas siguen encendidas, las oraciones se repiten, y el Rincón de San Lázaro se convierte, una vez más, en un altar donde la comunidad cubana reafirma su fe y su identidad, bajo la mirada compasiva del “Viejo” milagroso.
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