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En medio de una reconfiguración en la cúpula del poder en Cuba, Ricardo Rodríguez González, expresidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), renunció al Consejo de Estado, tras meses de críticas por su postura durante la polémica por el tarifazo de ETECSA.
Durante una sesión del Consejo de Estado, Miguel Díaz-Canel anunció cambios en la cúpula judicial y la recepción de varias renuncias dentro del aparato político, en un contexto marcado por crisis económica, apagones y creciente malestar social.
Entre los movimientos, el gobernante informó que el magistrado Rubén Remigio Ferro fue “liberado de su cargo” como presidente del Tribunal Supremo Popular, y que el puesto será asumido por Óscar Silvera Martínez, ministro de Justicia.
También se reportó la propuesta de Rosabel Gamón Verde para sustituir a Silvera al frente del Ministerio de Justicia.
En el Parlamento, el presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo Hernández, indicó que se recibieron renuncias de figuras relevantes del engranaje político: Ulises Guilarte de Nacimiento, exsecretario general de la CTC, y la de Rodríguez González, expresidente de la FEU.
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Además, trascendió una dimisión atribuida a Homero Acosta Ávila, cuya aceptación no habría sido confirmada.
La salida de Rodríguez se produce después de la oleada de rechazo que enfrentó en junio, cuando defendió públicamente al gobierno y a la empresa estatal ETECSA tras el aumento de tarifas de telefonía e internet.
En redes sociales se viralizó por parte de los estudiantes universitarios cubanos el lema “No nos representa”, en referencia a su pobre liderazgo y al alineamiento de la FEU con el discurso oficial.
En aquel momento, Rodríguez celebró la comparecencia televisiva de Díaz-Canel y sostuvo que “se habló claro” y que se explicó la “necesidad” de la medida, lo que numerosos universitarios interpretaron como una postura complaciente ante un golpe económico que afectó especialmente a jóvenes y familias dentro de la isla.
Mientras se conocía su renuncia, usuarios compartieron nuevamente publicaciones previas del exdirigente en las que felicitaba a cuadros juveniles oficialistas y a nuevos diputados.
Para sus críticos, ese tipo de mensajes reforzaba la percepción de un liderazgo estudiantil subordinado a las prioridades del Partido.
En el mismo paquete de movimientos, la renuncia de Ulises Guilarte de Nacimiento como diputado marca el cierre de su ciclo político tras años al frente de la CTC, una organización señalada por amplios sectores como subordinada al Partido Comunista y sin defensa real de los derechos laborales.
Aunque los cambios fueron presentados como parte de una “renovación”, en redes sociales predominó otra lectura: que el régimen intenta reajustar su estructura ante el desgaste interno y el deterioro de su legitimidad.
Para muchos, los reemplazos no significan reformas, sino un intento de contener el descontento con nuevos rostros.
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