Facultad de MATCOM de la UH desafía a ETECSA y al poder: “No vamos a clases hasta que haya respuesta”

Una grabación filtrada revela el tono desafiante y articulado de estudiantes de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana ante las tarifas de ETECSA. En una tensa reunión con autoridades universitarias y estatales, exigieron transparencia, participación y respeto a su derecho a la protesta.

Facultad de MATCOM de la UH Foto © Facebook / Facultad de Matemática y Computación - Universidad de La Habana

Una grabación clandestina de más de una hora, filtrada esta semana por el usuario de X (antigua Twitter) @SanMemero, mostró la dimensión real del desafío lanzado por estudiantes de la Facultad de Matemática y Computación (MATCOM) de la Universidad de La Habana, en el contexto del impopular reajuste tarifario de la empresa estatal ETECSA.

En el audio, se escucha cómo los jóvenes exigieron diálogo directo con los tomadores de decisiones, transparencia financiera de la empresa y una revisión profunda del modelo de conectividad en Cuba.

Las protestas comenzaron a raíz del llamado “tarifazo” anunciado el pasado 30 de mayo, cuando ETECSA impuso un límite máximo de 360 pesos cubanos (CUP) mensuales para recargas nacionales, equivalentes a apenas 6 GB de datos móviles.

Este cambio fue interpretado por los estudiantes como una política excluyente que afectaba directamente el acceso a la información y al aprendizaje en línea. A pesar de la posterior oferta de un segundo bono de datos por igual valor, la inconformidad no se diluyó.

“Si hay huelga, es contrarrevolución”

Durante la reunión con la rectora y el claustro –cuya fecha no se precisa- se dejó claro que el estudiantado no se conformaría con explicaciones técnicas. "No vamos a clases hasta que haya una respuesta", sentenció una representante estudiantil.

Por su parte, el audio también recogió las advertencias de la rectora: Si hay huelga es contrarrevolución. La Universidad es y seguirá siendo revolucionaria. No podemos hacerle el juego a quienes quieren vernos en las calles”.


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El aviso dejó en evidencia la creciente incomodidad del poder político con un sector de la juventud universitaria que no se expresa desde la confrontación tradicional, pero sí desde el razonamiento crítico.

Varios estudiantes rechazaron el chantaje ideológico que equipara el paro académico con una traición. “Estamos hablando desde dentro del proceso, desde la legalidad, desde el derecho a ser escuchados”, insistió uno de ellos.

Una generación que exige ser escuchada

Lo que comenzó como una protesta por el precio del acceso a internet se transformó rápidamente en una discusión mucho más amplia sobre la participación política, la falta de transparencia institucional y el modelo de empresa socialista en crisis.

Los jóvenes reclamaron cifras concretas sobre los ingresos de ETECSA, el destino de las recargas internacionales y la viabilidad real del actual esquema económico.

“Nos enseñaron a pensar y a usar datos, y ahora no quieren que los cuestionemos”, expresó un estudiante, al tiempo que otro subrayaba: “Una empresa socialista no puede trasladar el costo de su ineficiencia al pueblo y mucho menos a los estudiantes”.

Durante el encuentro, también se recordó la frase atribuida a Fidel Castro en una reunión con estudiantes a inicios de los 2000: “A los estudiantes hay que escucharlos, digan lo que digan. Cuando no se les escuche, se pierde la batalla”.

Esta alusión al fundador del régimen buscó precisamente apelar a la historia oficial como argumento de legitimidad para el disenso contra el régimen fundado por el propio dictador y del cual el gobierno de Miguel Díaz-Canel dice ser “continuidad”.

Propuestas y alternativas

Más allá de la crítica, los estudiantes presentaron alternativas concretas: tarifas escalonadas, paquetes diferenciados por sectores sociales, utilización de los Joven Club como nodos de acceso gratuito, creación de bonos académicos patrocinados por universidades y acuerdos con organismos internacionales para financiar la conectividad educativa.

Queremos soluciones que sean para todos, no solo para determinados sectores”, expresó un delegado de MATCOM. “Lo que pedimos es participación directa en la discusión de las medidas que nos afectan”.

Una tensión que trasciende las aulas

La reunión estuvo marcada por la presencia de agentes de la Seguridad del Estado, lo que fue percibido como un intento de disuasión. Sin embargo, lejos de amedrentarse, los estudiantes redoblaron su exigencia de respeto y seriedad institucional.

En varios momentos del intercambio, se les acusó de actuar como “eco” de los sectores “más reaccionarios del enemigo”. La respuesta fue tajante: “Nuestra postura no responde a ningún guion extranjero, responde a la necesidad real de millones de cubanos que no pueden pagar internet y quedan excluidos del presente”.

El hecho de que los líderes estudiantiles usaran expresiones como “acción pacífica”, “representatividad democrática” o “proceso socialista legítimo” demuestra que no se trató de un enfrentamiento abierto con el sistema, sino de un reclamo de diálogo que ya desborda los cauces de control tradicional.

La universidad como termómetro

Históricamente, la Universidad de La Habana ha sido un termómetro político. Lo que ocurre ahora en MATCOM parece tener un eco nacional.

Otras facultades, como Filosofía, Sociología, Comunicación e incluso Ciencias Médicas, han mostrado solidaridad con los manifestantes, aunque en formas más discretas.

En estos días, los estudiantes universitarios de toda Cuba hicieron circular cartas, pronunciamientos anónimos y convocatorias a “suspender actividades docentes” en señal de respaldo.

El miedo al precedente

Para las autoridades, el mayor temor no es la queja puntual, sino el precedente de autonomía estudiantil.

Que una facultad como Matemática y Computación —con estudiantes entrenados en lógica, análisis de datos y pensamiento crítico— plante cara con argumentos sólidos, genera una señal política que trasciende lo tecnológico.

Y aunque en la reunión se prometieron nuevas rondas de diálogo y se apeló a la paciencia, el estudiantado dejó claro que no regresará de buena gana a las aulas sin una respuesta clara que recoja al menos parte de sus demandas.

“Nos dijeron que Cuba es una revolución en marcha. Pues bien, nosotros estamos marchando”, dijo una estudiante al cerrar su intervención.

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