Un proyecto, que ha sido bautizado con el nombre de Marmaray y que fuera ideado por sultanes otomanos, precisamente por la ruta conocida como "Ruta de la Seda", ya es una realidad.
Se trata de un túnel submarino que une a dos continentes: Europa y Asia.
El túnel, cuya parte más profunda llega a los 62 metros bajo el nivel del mar, tiene una extensión de 13,6 kilómetros y cruza el estrecho del Bósforo. Permitirá trasladar a 75.000 pasajeros cada hora por trayecto (ferroviario), y fue ejecutado bajo la supervisión estrecha del gobierno turco.
En él intervinieron empresas japonesas, turcas y la española OHL. El coste del mismo ascendió a unos 932,8 millones de euros.
Según cita el diario ABC, con este túnel el gobierno turco intenta cambiar la imagen de su país.
Pero no se trata del único que tiene en mente pues se proyecta construir, también, "un canal de 50 km para rivalizar con el de Suez, una isla, un aeropuerto, una mezquita gigante encima de una colina de Estambul y un tercer puente sobre el Bósforo, ya en marcha."
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