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La crisis en la producción de carne de cerdo en Cuba es aguda, refleja la falta de transparencia en los datos estadísticos del estado y pone en evidencia la ineficacia del gobierno.
El alto precio de la carne continúa golpeando los bolsillos de los cubanos, especialmente es inalcanzable para los jubilados. Dulce Véliz Dagnery, una pensionada de Santiago de Cuba, expresó a Granma su frustración sobre este tema, al señalar que "los chicharrones son parte del pasado".
La santiaguera, como muchos en su comunidad, añora los días en los que podía "probar al menos un pedacito de macho", refiriéndose al cerdo, al que llaman así en Oriente.
La carne de puerco, un alimento básico en la dieta cubana, se ha convertido en un lujo inaccesible en la crisis económica que atraviesa el país.
Las autoridades insisten en que los precios se mantienen en "más de 600 pesos por libra de carne de puerco", pero la realidad demuestra lo contrario. Una libra de bistec de cerdo supera los 1,400 pesos en el mercado informal.
Hay una desconexión entre los datos oficiales y la dura cotidianidad que enfrenta el pueblo. Las autoridades prometen aumentar la producción de carne con iniciativas innovadoras, pero los niveles de productividad se desploman en todos los renglones de la ganadería.
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La creación de centros multiplicadores, el uso de piensos líquidos y la integración de productores son medidas prometedoras que no logran materializarse en resultados tangibles.
La producción mensual actual sigue muy por debajo de las 17,000 toneladas necesarias para satisfacer la demanda. El gobierno lo atribuye al déficit de insumos como maíz y soya, a la falta de medicamentos, aunque existen otros obstáculos que afectan a los ganaderos, como las barreras burocráticas.
Mientras tanto, los cubanos enfrentan precios exorbitantes y ven desaparecer una tradición culinaria esencial. Ya casi nadie puede comer el cerdo asado en fin de año.
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