Un trencito infantil, atracción entre las familias de Santa Clara, ha sido transformado en un medio de transporte público para la comunidad local, en medio de la grave crisis de movilidad, debido a la escasez de combustible y al deterioro del parque automotor, que enfrenta el país.
El pequeño tren, que anteriormente circulaba exclusivamente por el parque Vidal y sus zonas aledañas como una actividad recreativa, ahora conecta barrios periféricos con el centro de la ciudad.

Con capacidad para 40 pasajeros, el servicio se ha convertido en una alternativa accesible y sostenible para los santaclareños.
Mario Vallejo, periodista de Univisión 23 Miami, denunció la situación en su perfil público, lo que desató una oleada de comentarios que reflejan el sentimiento de los cubanos ante esta peculiar solución.
“En Santiago de Cuba hay tres tipos de trencitos, es que Santiago cada día está avanzando a la inversa”, comentó un usuario.
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Otros señalan que la situación no es nueva: “En Santiago de Cuba hace años se usa como transporte” o “En La Habana también hay uno que cubre la ruta Vedado-Habana Vieja. Pero no es nuevo ese tren”.
La crítica a las condiciones del sistema ferroviario fue recurrente: “Han destruido el ferrocarril y su estructura vial, y ahora como no hay líneas férreas andan por las carreteras. ¡Qué gobierno más destructor, increíble!”, expresó otro internauta.
Algunos comentarios apelaron al sarcasmo y la nostalgia: “Trencito que recorre los caminos... cuéntame las cosas que tú ves”.
Mientras tanto, otro usuario apuntó: “Hace años, confirmo, me monto en él cada rato”, sobre el tren de Santa Clara.
La conversación no solo giró en torno al trencito, sino también al contexto económico del país. “¿Recuerdas que el dólar estaba penalizado en Cuba? Ahora está de moda, pero no para el alcance de todo el público”, comentó un crítico.
La visualización de este trencito evidencia el deterioro de la infraestructura y los servicios en Cuba, un tema que sigue siendo fuente de discusión y controversia entre sus ciudadanos.
En La Habana, por ejemplo, de un parque de 878 guaguas, solo 435 se encontraron operativas a finales de 2021, representando apenas el 49% de la flota.
Esta situación se ha mantenido crítica, con informes posteriores que indican que menos de la mitad de los ómnibus urbanos están en funcionamiento, lo que genera largas esperas y aglomeraciones en las paradas.
A nivel nacional, la crisis se ha profundizado. En diciembre de 2024, se reportó el colapso de terminales de ómnibus, con largas filas y desesperación entre los pasajeros debido a la falta de vehículos disponibles.
La crisis de combustible ha paralizado más de la mitad de las rutas de transporte en el país, afectando trenes, ómnibus y otros servicios esenciales.
En Santa Clara, la situación no es diferente. La ciudad ha enfrentado serias dificultades en su sistema de transporte público, con una reducción notable en la disponibilidad de ómnibus y un aumento en los tiempos de espera para los usuarios.
Los ciudadanos enfrentan diariamente dificultades para trasladarse a sus lugares de trabajo, estudio y otras actividades esenciales, lo que impacta negativamente en la calidad de vida y en la economía local.
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