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El precio de los alimentos no deja de subir… y el salario es el mismo

“Si seguimos así, dentro de poco una pizza de vegetales será un lujo reservado a unos pocos, una historia que conocerán los niños de sus mayores, algo así como el famoso bacalao que nuestra generación desconoce su sabor"


Este artículo es de hace 5 años

Cuando Margarita tiene que comprar en los mercados particulares de la ciudad, o con los carretilleros que velozmente se mueven por toda la urbe, ella no sabe si cortarse las venas o morir dándose un atracón de huevo en polvo.

Ir a los mercados estatales, donde siempre la variedad y calidad es menor que la de los particulares, es la primera opción, pero siempre sale con el sabor amargo de la decepción y la frustración en su boca. Poca mercancía, vegetales mustios, aporreados, estantes vacíos, vegetales manchados, pequeños… esa no es precisamente la mejor imagen que invite a degustar.

Poca variedad y pésima calidad de los productos en los mercados estatales en Cuba / CiberCuba

Al final, siempre termina con los particulares. Casi como cerdo que se dirige al matadero, seducido por el sabroso aroma de un sancocho imaginario, camina hacia ellos sabiendo que saldrá con una puñalada mortal a su bolsillo.

Escasa oferta en los agromercados estatales cubanos / CiberCuba

No dejan de recibirle esos hermosos ajíes verdes de piel brillante, o los tomates rojos, hermosos, jugosos, la fruta bomba de color intenso o los pepinos firmes y las cebollas aún con la tierra encima, indicando que son frescos… “pero cuando ves los precios, casi que te desmayas ahí mismo”.

Veduras y hortalizas en mercados privados en Cuba / CiberCuba

En el último quinquenio, ha aumentado el precio de los alimentos que venden los particulares, de manera formal y hasta informal, incluso, muchos han hasta duplicado su valor, especialmente las frutas y los vegetales, y la cebolla y ajos.

Mercados privados en Santiago de Cuba / CiberCuba

“Hace menos de cinco años, un pepino costaba dos pesos la libra y tres cuando estaban caros, ahora de cinco pesos no baja, y cuesta hasta seis o siete, todo depende, la col costaba tres pesos la libra ahora es seis o siete, y mi salario es el mismo, no ha aumentado…, el tomate actualmente lo más barato es a seis o siete pesos, pero generalmente está a 10 pesos, y antes era solo cinco pesos, la zanahoria antes era a 10 pesos el paquete, ahora 12 pesos es lo más barato, la remolacha era a tres pesos la libra, hoy por hoy es a cinco, el ají antes era a siete pesos, pero hoy cuesta 10, 15 pesos y llega hasta costar 20”, asegura Margarita.

Lista de precios en un mercado privado en Santiago de Cuba/ CiberCuba

Los precios dependen mucho del momento del año y de cosecha, también hasta de donde esté ubicado el puesto o la carretilla de la persona que los venden. No se reconoce de manera oficial, pero hay «impuestos» que todos reconocen de manera informal.

Los precios en los agromercados en fin de año suben en Cuba / CiberCuba

“Por el centro de la ciudad las cosas cuestan más baratas, pero cuando digo más baratas es un peso menos, dos con suerte… le preguntas a ellos mismos y te dicen que cuando están en barrios donde hay casas de alquiler, paladares, o se ve más desenvolvimiento en las casas, pues le aplican un «precio especial»”, añade Margarita, vecina del reparto Sueño, uno de esos que tiene un «impuesto extra».

Altos precios de los alimentos en Cuba / CiberCuba

Una suerte similar de aumento de precios en el último quinquenio ha tenido las frutas. Las guayabas, de tres a cinco pesos la libra que costaba, hoy no baja de siete, la papaya de cinco antes ahora está a seis o siete con mucho optimismo, los zapotes de cinco ahora no bajan de ocho…

“Pero lo que más afecta hoy por hoy, en parte porque se usa a diario, es el precio de la cebolla y de las cabezas de ajo, ambos te podían costar dos pesos antes, ya está por cinco pesos en la actualidad, y cuando vienes a ver, entre cebolla y ajo, uno de cada uno, se va el salario tuyo de un día.

Las frutas son de los productos que más se han encarecido en Cuba / CiberCuba

“Yo era de las personas que disfrutaba un buen bistec con cebolla blanca por encima, o un revoltillo igual con bastante cebolla blanca, pero en mi casa somos cuatro personas, para hacer eso no me gasto menos de 10 o 15 pesos solo en cebolla en un día, y es eso, que por el precio la cebolla y el ajo casi se han convertido en un lujo en un hogar”, acota Margarita y sentencia “y no te voy a mencionar el tema de la carne, donde la de cerdo hoy cuesta casi lo mismo que la de res en la bolsa negra, pero algo que sí me preocupa, y mucho, es la malanga, pues si hay un alimento muy sensible para los niños cuando uno empieza a quitarles la leche materna es esa vianda, y en la actualidad está a diez pesos, y pensar que antes, cuando costaba siete, me parecía caro”. Sonríe.

Productos vendidos en agromercados particulares en Cuba / CiberCuba

“No te voy a decir que en los mercados estatales no hay, bueno hay pero no mucho, pero lo que sí no tienen es buena calidad. Por ejemplo, los ajos, los venden más baratos pero son tan pequeños que cuando termines de pelarlos es casi mejor echarlos con cáscara y todo.

Ajos en mercados estatales / CiberCuba

“Lo mismo las frutas, en tan malas condiciones y aporreadas en los mercados estatales, que es más económico comprar refresco instantáneo o de sirope, y yo me horrorizo al ver cómo al cubano le gustan todas esas cosas que son comida basura en vez de lo natural, pero cuando ves la calidad de lo que oferta un mercado estatal o el precio del producto en el mercado particular, es perfectamente entendible”, comenta Carmen, una santiaguera, jubilada ya, y de esas personas que emplea gran parte de las horas del día buscando qué cocinar o en esa actividad.

A esta santiaguera le sucede lo que a muchos, que poco a poco y con mucha angustia ha visto subir los precios de los alimentos de una manera vertiginosa, por eso una frase se hace común en sus labios y en la de no pocos: “la cosa 'ta dura con la comida”.

Si hay una eterna preocupación en la mente del cubano es, justamente, el precio de la comida, una ansiedad que se exacerba por estos días en que el calendario está a punto de dejar caer la última hoja del 2018 y todos quieren una cena especial.

Desabatecimiento crónico en los mercados estatales en Cuba / CiberCuba

Cumplir con ese ritual de reunir a la familia alrededor de la mesa, con una pierna de cerdo asado, con frituras de malanga, vianda hervida, una ensalada mixta, un postre… nunca antes fue tan difícil, y una comida nunca debería ser así de estresante, menos una familiar y para despedir el año” explica Carmen.

Pero el precio de las frutas y los vegetales no solo afecta la cotidianidad de las personas. Esa realidad también llega a los negocios privados o los emprendimientos, aunque ellos, al final, se la «desquitan» con los clientes.

Baja calidad de los productos en los agromercados estatales / CiberCuba

Un dueño de una de las paladares más importantes de la urbe asegura que cuando calculó el tiempo que empleaba en buscar los vegetales más baratos, o combustible en su motor, decidió aplicar la misma medida que todos antes hacían: subir precios o reducir gramaje.

“Cuando me llegan los grupos de turistas que mandan las agencias de viaje no tengo necesidad de hacerlo, pero a los clientes que llegan solos, por su cuenta, pues a ellos sí, no hay de otra, si suben los precios de las materias primas que uso, también lo hace lo que oferto, cuando se altera esa cadena de producción al final es el cliente el que se perjudica, supongo que de seguir la cosa así, menos nacionales accederán a negocios como el mío”, puntualizó.

A la subida de precios de los vegetales y frutas en el último quinquenio, sin sacar de este saco lo sucedido con las carnes, ahora se suma los huevos que cada día aparecen menos, y son tan vitales en cualquier negocio que incluya comida, y más reciente el desabastecimiento que ha provocado la harina de trigo.

“Si seguimos así, dentro de poco una pizza de vegetales será un lujo reservado a unos pocos, una historia que conocerán los niños de sus mayores, algo así como el famoso bacalao que nuestra generación desconoce su sabor”, comenta la joven dueña de una pizzería privada.

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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.


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