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Actor brasileño Rodrigo Santoro triunfa haciendo de cubano en “Un traductor”

La coproducción cubano-canadiense permanecerá durante el mes de agosto en varias salas de la capital cubana

Detalle de un fotograma de "Un traductor". © www.vistarmagazine.com
Detalle de un fotograma de "Un traductor". Foto © www.vistarmagazine.com

Este artículo es de hace 4 años

Entre las cartas de éxito de Un traductor, coproducción cubano-canadiense que acaba de estrenarse en la Isla, se cuentan la fotografía y la dirección de arte, que contribuyen a definir una atmósfera espiritual muy precisa, de los años noventa y el Periodo Especial.

Entre los factores para el triunfo internacional de Un traductor se cuenta el protagonismo del actor brasileño Rodrigo Santoro, quien fue retado a convertirse en un intelectual devenido traductor, que emplea parrafadas en ruso (idioma que el actor desconoce), además de que la descripción de aquellos difíciles años noventa se verifica mediante el punto de su personaje.

Pero lo más complicado provino de la necesidad de convertirse en un cubano, en un personaje inspirado en un ser real, de carne y hueso, nada menos que el padre de los directores del filme, los hermanos Rodrigo y Sebastián Barriuso, como se revela al final, en uno de los momentos más emotivos, pues se le confiere, con la sola aclaración, un toque de legitimidad que incentiva su conmovedor impacto.

Y aunque a Santoro le fue imposible apropiarse por completo del acento cubano, venció el desafío a partir de comprender la esencia del personaje, sus angustias, además de que intentó alejarse del estereotipo del cubano guarachero y efervescente, porque este es un hombre angustiado, aplastado por las circunstancias.

Con 43 años de vida, y 15 de carrera internacional, Rodrigo Santoro declaró en entrevista reciente con la revista GQ, que el concepto de fama es relativo y que nunca había buscado un reconocimiento demasiado amplio, porque “la base del trabajo del actor es lo que ha hecho, su trabajo, su obra, el resto es consecuencia”. Por ello, Santoro intenta conectarse con los personajes y las historias de las películas —como estamos viendo los cubanos en Un traductor—, en vez de aspirar a gustarles a todos los públicos en todos los países.

Originario de Petrópolis (Río de Janeiro), Santoro comenzó haciendo pequeños papeles en telenovelas de la Globo como Suave veneno y Mujeres apasionadas, y luego adquirió reconocimiento internacional en filmes de muy diversas nacionalidades como Los Ángeles de Charlie, Love Actually, 300, Heleno y Qué esperar cuando estás esperando, entre muchas otras.

Actualmente Santoro graba la serie Reprisal, para la plataforma de streaming Hulu; la tercera temporada de Westworld, para HBO; la teleserie portuguesa Solteira e Boa Rapariga, y está en cartelera, en Brasil, con Turma da Mônica - Laços. Según el actor, siempre está en busca de una experiencia memorable, de romper sus preconceptos y avanzar en una profesión difícil y riesgosa.

Rodrigo Santoro es una de las estrellas mundiales que últimamente han decidido hacer cine en Cuba. En este grupo destacan la española Penélope Cruz, el mexicano Gael García Bernal, los norteamericanos Ron Perlman y Vin Diesel y el italiano Franco Nero, entre otros.

Esta coproducción cubano-canadiense demuestra una vez más el poder de una parte del cine independiente, y de las coproducciones, cuando respiran autenticidad, exponen la responsabilidad social e intelectual de los autores, y contribuyen a releer e interpretar el pasado, presente y futuro de Cuba.

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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.


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