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Crimen de Calabazar, acto fallido de la revolución cubana

Una tragedia de dos hombres con iniciales Y, con vidas paralelas y unidos por una puñalada mortal.


Este artículo es de hace 3 años

Un hijo de la revolución cubana, Yusniel Tirado Aldama (27) acaba de matar a un hermano en la subestación de policía de Calabazar, donde también habría causado heridas graves a otros dos hermanos, poniendo en entredicho el caduco discurso de la fraternidad con que el tardocastrismo pretender barnizar a Cuba.

Sobre el agresor y sus acompañantes debe caer todo el peso de la ley, respetando los procedimientos legales -incluido un informe forense que avale o desmienta si actúo bajo los efectos de drogas- y evitando que la coyuntura de crisis económica crónica, agravada por el coronavirus, y la natural indignación de los cubanos, influyan en el ánimo de los miembros del tribunal.

Asesino y asesinado compartían la misma letra inicial en sus nombres: Y; tenían vidas paralelas y contradictorias, uno guardaba el orden y el otro es desordenado en su conducta; se llevaban siete años y un golpe terrible de azar los unió para siempre con una puñalada.

Sería deseable que la prensa anticubana al servicio de la dictadura se abstenga de avivar el fuego contra el supuesto asesino y cómplices; como viene haciendo con esos reportajes sensacionalistas sobre operativos relámpagos contra supuestos acaparadores y revendedores; en ese viejo truco de usar la técnica psicológica del Positivismo para amedrentar al paisanaje necesitado de agua potable, comida, jabón y detergente.

Del comunicado del MININT se desprende que hubo un descuido en el cumplimiento de las normas de seguridad por parte de los policías agredidos, que el supuesto asesino actúo en venganza, volviendo a la subestación policial armado con cuchillo. y que la casta verde oliva no pierde ocasión de arremeter contra la prensa que no controla.

Si un medio de comunicación interpreta que los hechos de Calabazar forman parte de un conflicto político o de desobediencia ciudadana, es su responsabilidad editorial, como ocurre con la prensa anticubana que paga el Partido Comunista de Cuba (PCC) cuando criminaliza a Estados Unidos y sus aliados.

El tardocastrismo también produce drogadictos, individuos violentos y transgresores de la ley, como ocurre en la mayoría de los países del mundo. En los últimos veinte años, han muerto diez policías cubanos en actos de servicio, a manos de igual cantidad de agresores, que han usado armas blancas en sus homicidios y/o asesinatos.

¿Qué falla en un sistema tan virtuoso para que un joven nacido dentro de la revolución se convierta en "un individuo con pésima conducta social y antecedentes penales" y mate a otro joven revolucionario?

¿Qué falla en un sistema tan virtuoso para que haya jóvenes drogadictos y violentos, con instintos asesinos?

¿Qué falla en un sistema tan virtuoso para que jóvenes habaneros rechacen ser policías y el gobierno se vea obligado a importar jóvenes de otras provincias, formarlos y ponerlos a cuidar el orden en la capital de Cuba?

Nadie por muy enfadado que esté, incluso aún cuando los policías se hayan excedido en su conducta represiva, que no parece sea el caso, tiene derecho a matar a otro ni a herir a nadie porque la vida y la integridad moral y física de las personas deberían ser una seña de identidad de Cuba.

Quizá el descuido policial que facilitó la agresión inesperada obedezca a la orden interna de hacer represión selectiva, evitando un exceso de celo que conduzca a un estallido Made in Primavera Árabe, que es la opción más temida por la casta verde oliva; pero si así fuera, el jefe de la subestación de policía de Calabazar debe ser sustituido porque las obligaciones de su cargo incluye velar por la adecuada protección de sus subordinados y exigirles el cumplimiento de los reglamentos.

El Ministerio del Interior debe articular la debida protección de la familia del Primer Teniente Yoannis Rodríguez Rivero, asesinado con 34 años, tras 16 de servicio en la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), junto a la asistencia médica y material de los Primeros Suboficiales Georvis Ley Cuenca y Ariel Rojas Tomás.

Numerosos testimonios recientes dan cuenta de la desprotección económica y afectiva que padecen ex combatientes y ex dirigentes cubanos debido a la combinación de la crisis económica y la poca sensibilidad de algunos de los encargados de la Atención al hombre.

Muchas de las fallas de la sociedad cubana, incluidos sus índices de criminalidad y violencia, son fruto de la cultura de la pobreza impuesta por el monólogo totalitario de 61 años que -entre otras calamidades- desterró de la vida cubana aquel principio de abuelos: Pobres, pero honrados.

El crimen y agresión de este viernes en Calabazar no son rezagos del pasado ni dificultades que aún subsisten, sino amargo retrato de una Cuba exterminadora que destrozó el orden republicano de convivencia, e impuso el delirio oportunista de ser como el Che, personaje violento y fracasado; como Yusniel, el supuesto asesino de Yoannis.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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