El obispo auxiliar de Holguín, Marcos Pirán Gómez, impulsará el diálogo interno en la Iglesia Católica, apuesta que definió como un camino ya vivido como sacerdote y que intentará vivir como prelado, sirviendo al pueblo cubano; en medio de una gran tensión y bajo el azote de la pandemia de coronavirus.
Pirán Gómez (Buenos Aires, 1961) fue nombrado nuevo obispo auxiliar de la nororiental provincia cubana, el 19 de marzo, como reconocimiento a su trayectoria de "buen pastor", de más de dos décadas en Cuba, donde ha sido sacerdote de Maisí y la parroquia de San José, en la ciudad de Holguín.
"A veces pretendemos un diálogo con el gobierno, digamos que tan difícil o imposible prácticamente, y no nos planteamos que nos cuesta dialogar internamente y aprender a respetar formas de pensar, de percibir la realidad, de interpretarla y de responder", dijo Pirán Gómez a la Red Católica Juvenil de Cuba, en su primera entrevista como obispo.
Pirán Gómez expresó su compromiso como sacerdote y un gran amor por el pueblo cubano, que vive "sufriendo situaciones muy difíciles; en todos los cambios que va atravesando, unido a toda la situación de la pandemia, que se va haciendo cada vez más larga y tediosa para todos".
El recién nombrado obispo auxiliar de Holguín fue sorprendido por la noticia y detalles de su nombramiento durante una entrevista previa con el Nuncio Apostólico en Cuba, Monseñor Giampiero Gloder y, aunque confesó sentirse sobrepasado en sus capacidades por el nuevo cargo, se encomendó a Dios y a los feligreses para cumplir su labor pastoral.
Marcos Pirán Gómez, es el segundo obispo extranjero que nombra el Papa en Cuba, donde el español Domingo Oropesa Lorente, es la máxima autoridad eclesial en Cienfuegos, desde julio de 2007.
Este viernes la Iglesia Católica cubana obtuvo dos éxitos consecutivos con el levantamiento del cerco policial a José Daniel Ferrer García, visitado un día antes por el obispo santiaguero Dionisio García Ibáñez; y con la liberación de Bárbaro de Céspedes Hernández, tras la visita del prelado de Camagüey, Wilfredo Pino Estévez, a la madre del reo, ante quien se disculpó.
Católicos y defensores de derechos humanos descartaron que ambos gestos simbolicen un cambio de la jerarquía eclesial ante la crisis que vive la isla y discreparon sobre si se trató de sendas acciones individuales o coordinadas previamente con la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) y el Nuncio Apostólico en La Habana.
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