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Doctora cubana denuncia que vive rodeada de aguas albañales desde 2018

"¿Hasta cuándo tenemos que aguantar vivir en la inmundicia?", se preguntó la doctora Hernández Ruiz, de la Unidad de Cuidados Intensivos del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).

Aguas albañales en Marianao, en 2020 © CiberCuba
Aguas albañales en Marianao, en 2020 Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 2 años

La doctora Anabel Hernández Ruiz, especialista de Segundo Grado en Medicina Intensiva y Emergencias, denunció en la sección de cartas de los lectores del diario oficialista Juventud Rebelde que desde el 2018 vive en medio de aguas albañales.

Hernández Ruiz, que trabaja actualmente en la Unidad de Cuidados Intensivos del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), reside en Avenida 39 no. 8420, entre 84 y 86, en el municipio capitalino de Marianao.

Hace dos años, un intento de reparación del alcantarillado que pasa por detrás del patio de su casa, acabó en la ruptura de la tubería donde drenan las aguas negras de su cuadra, lo cual provocó el colapso de su fosa dentro del patio. Actualmente, tanto ella como su abuela de 98 años, tienen inundada todo el área y no puede usar el baño ni la cocina, además de tener contaminada la entrada de agua potable.

"El hedor es horrible en la zona, manifiesta, y abundan todo tipo de mosquitos, arañas, alacranes y ratas. Esto afecta no solo la vivienda de mi abuela, sino la mía, donde viven niños de tres a ocho años. Y la de los vecinos, porque el agua está filtrando los cimientos de las mismas, además de la exposición a enfermedades tales como la hepatitis, el dengue, el cólera, chikungunya, zika y otras relacionadas con pésimas condiciones higiénico-sanitarias", precisó la doctora al periódico.

La doctora explicó a Juventud Rebelde que han acudido a la Dirección Municipal de Vivienda de Marianao, al Partido Municipal, al delegado del Poder Popular. Incluso, los visitó una comisión de Saneamiento Básico, que prometió resolver el problema en una semana. Y ya han transcurrido cuatro meses sin solución.

También fue a verla el compañero Huberlandy, a nombre de Aguas de La Habana, y les planteó que ese trabajo no le correspondía a esa entidad, pero que iba a ver a los implicados (Vivienda y Saneamiento Básico), para la solución.

"En fin, señala la afectada, ya estamos en el mes de junio, la fosa ha incrementado el volumen de aguas albañales, al punto de llegar a casi todo el patio. Cuando llueve se inunda con el agua todo, incluyendo la vivienda ubicada en el lugar."

"¿Quién tiene que resolver el problema? ¿Hasta cuándo tenemos que aguantar vivir en la inmundicia? ¿Creen que una anciana frágil de 98 años y niños, deban estar expuestos a enfermedades tan peligrosas?

"Nos han planteado que no hay recursos, que no hay petróleo. Sin embargo, en ese tiempo, apenas a una cuadra, hubo un problema similar e inmediatamente se le dio solución con un cambio de línea, aunque nosotros estábamos en la misma situación. Y aunque igualmente llevamos un cambio de línea, no se nos dio la solución. Pasa el tiempo, el agua crece, la fosa empeora al igual que la higiene. Y no sucede nada. Seguimos esperando.

"Por mi parte, sigo confiada en que los implicados en la solución den el frente y resuelvan el problema, mientras yo continúo arriesgando y entregando mi vida por la salud de mi pueblo", concluye la doctora Anabel.

"Qué contraste: mientras unos lo dan todo y se arriesgan día a día por el prójimo, otros eluden su responsabilidad y se desentienden del drama ajeno", señala el periodista José Alejandro Rodríguez, a cargo de la sección.

Las cartas a Juventud Rebelde y las redes sociales se han convertido en una forma sistemática de queja de la población cubana contra la desidia de las autoridades, que apenas dan abasto para reparar la red de tuberías de drenaje de la capital, en pésimo estado de mantenimiento.

El año pasado otros vecinos de una barriada de Marianao, en La Habana, protestaron en las redes sociales por el total abandono de otra zona, en calle 108 entre 89 y 91, donde había numerosos niños expuestos a los contagios de otro escape de aguas albañales.

El 10 de julio, la cubana Miyenis Velázquez, del mismo municipio, denunció dos fosas reventadas, las cuales afectaban al vecindario. La historia fue publicada también por Juventud Rebelde.

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